Iggy Pop es ese tipo. Esa persona que aparece en vídeos o anuncios y piensas » joder, este tío lo tiene». Rezas por llegar a los 69 años en su estado, aunque no apostarías ni un euro en lograrlo.
Porque aunque no lo parezca, Iggy Pop está a punto de cumplir los setenta. Y él lo sabe, y nosotros lo sabemos: no ha llevado lo que se suele denominar «una vida sana». Ha abusado de las drogas, de los excesos y en más de una ocasión ha hecho excentricidades que podrían haber acabado con sus huesos en el hospital (si no lo hicieron). “La primera vez que me lancé al público perdí todos mis dientes”.
Iggy Pop, ese tipo
Pero Iggy es un tipo duro. A sus 69 años, sigue manteniendo un físico a la altura y una energía que más quisiera algún adolescente cazapokémon que abundan en la actualidad. Aunque afirma que ya ha dejado las drogas, su espíritu joven se sigue manteniendo como a finales de los 60. Así lo pudimos comprobar hace unos días durante su concierto en el festival francés Rock en Seine. Tras casi hora y cuarto de directo, Iggy continuaba dando saltos y subiendo a grupis al escenario. Porque él lo lleva dentro, y jamás lo va a perder. Iggy es inmortal.
Para el recuerdo quedan frases en las que el descamisado punk recuerda su etapa más salvaje. “Cuando alguien se me acerca y me dice: ‘Te vi en aquel concierto en San Diego o en Detroit y estuviste genial…’ asiento y le doy las gracias, pero lo normal es que no me acuerde de nada de aquella época. Es cuando me arrepiento de haberme sobrepasado tanto con todo”.