Dicen que el director de cine francés Eric Besnard, en un almuerzo con su productor, hablando del cine de John Ford, de su trabajo en Hollywood y de la humanidad de sus personajes, se inspiró en el rodaje de Las Cosas Sencillas. Besnard también es guionista de la película, que tiene como protagonistas, casi absolutos, a los actores Gregory Gadebois (que trabajo a las órdenes de Besnard en la película «Delicioso») y Lambert Wilson, un grande del cine francés que muchos recordaran en su papel de padre prior en De Dioses y Hombres.
Las Cosas Sencillas cuenta la historia de Vincent (L. Wilson), un millonario, importante empresario, inversor y mecenas, una referencia importante de la industria tecnológica en Francia que lleva una vida de estrés continuo, sin parar un momento. Hoy en París, mañana en Singapur, Tel Aviv…
Al principio del film vemos al empresario en su coche de lujo, circulando por una carretera rural de los Alpes franceses, de pronto sufre una avería y el fantástico coche se queda tirado en una carretera por la que no circula nadie. De pronto pasa un motorista que le socorre, Pierre (Gregory Gadebois), que le lleva a su cabaña en lo alto de la montaña, donde vive como un ermitaño.
Dos hombres completamente diferentes entre los que, aparentemente, no hay ningún tipo de conexión, es el choque entre dos formas de vida muy distintas. Aunque todo parece resuelto a los 15′ de metraje, Besnard se guarda un as en la manga que nos dice que no todo es lo que parece mientras se nos plantean preguntas y reflexiones más complejas.
El film estudia la naturaleza de la felicidad, de la amistad y el amor y nos hace comprender que en la vida es necesaria valentía para dar ciertos pasos, reinventarnos y poder cambiar nuestras prioridades..
Gran duelo interpretativo de los actores protagonistas. Un precioso telón de fondo con el paisaje transalpino y una bonita banda sonora y pocos ,pero interesantes, los actores secundarios (Marie Gillain, Betty Pierucci…).
La película tiene una mezcla de humor y amor y es una reflexión sobre nuestra forma de vida deshumanizada. Nos hace pensar si cada uno de estos hombres está viviendo realmente la vida que quiere vivir.
Se ve con agrado y te llena de optimismo e inspiración.
