Por Isabel Turel

El primer día de mi vida, número 1 en Italia durante varias semanas, parte de la adaptación de la novela homónima de Paolo Genovese (Perfectos desconocidos), publicada en 2018. Con un reparto magnífico encabezado por Toni Servilo, la película comienza durante una noche lluviosa, cuando un misterioso personaje recoge en su coche a cuatro personas que, por circunstancias difíciles en sus vidas, han optado por el suicidio, para ofrecerles un trato que haga cambiar su decisión.

Su objetivo es conseguir que vuelvan a amar la vida y recuperar la felicidad. Deben permanecer junto a él durante una semana en una especie de limbo, viendo cómo transcurre la vida de sus seres más cercanos. Pasado este tiempo, volverían a los instantes previos a su suicidio, teniendo la oportunidad de cambiar de opinión.

El planteamiento hace algunos guiños a la obra maestra de Frank Capra, Qué bello es vivir. Una muy buena película, una oda a la vida, que emociona y hace reflexionar sobre por qué merece la pena seguir adelante. Nos expone que la felicidad absoluta no existe, sino que hay que tratar de buscarla, de disfrutarla mientras la posees y, también, sabiendo que en la vida no nos faltarán sinsabores y penas.

Detecta y expone con convicción el dolor humano de distintas personas y con diferentes circunstancias.
Genovese reflexiona en este film sobre la angustia contemporánea, con alguna pincelada de humor negro y notables diálogos. Mauricio Filardo pone la música.

El primer día de mi vida es una película intimista que centra al espectador en el interior y emociones de los personajes. Muy cuidada puesta en escena y momentos de gran impacto, como el que muestra ejercicios gimnásticos en la azotea de un altísimo edificio.

Una vez más se confirma que Genovese es especialista en elaborar historias introspectivas.

 

Tráiler de El Primer Día De Mi Vida