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Este pasado jueves, el leonés y único superviviente del grupo Pájaro Sunrise, nombre artístico que ya lo identifica, volvió a llenar la céntrica sala madrileña El intruso. Pese a que uno podía anticipar un directo de índole intimista, también por ese espacio de estructura recogida y un ambiente que lo acompañaba, el músico tomó las riendas de la noche con una energía renovada y se hizo cargo de ella de una forma divertida, amena y fluida.

Con casi una hora de retraso, llegó al escenario acompañado de un músico violinista – Javi -, que presentó como un aliado necesario para el concierto, y que así pudimos comprobar, de instrumento de cuerda pero también enchufado a una tabla de sonido que caracteriza una gran parte de su producción. Desde el primer momento pretendió la interacción con un público calmado pero receptivo, que le mostraba su feedback a partir de mini relatos que provocaban risas generalizadas y, ya más al final, algún coro espontáneo en alguna de las canciones más representativas. Entre canción y canción, Yuri Méndez habló de su viaje por China y en Latinoamérica, como también sobre anécdotas que introducían los temas que tocaban a continuación o hasta de su rotura de mano. Todo desde un tono sarcástico e irónico, incluso riéndose de sí mismo por ser charlatán y excederse en ello, que se hizo conocer desde otra faceta que nada tiene que ver con la imagen que tenemos de ese guitarra de folk acústico de aires melancólico que no puede dejar de producir, sino más bien como alguien cercano y con sentido del humor.

Musicalmente, también hubo una mezcla agridulce que no suele ser habitual teniendo en cuenta la línea a que nos tiene encaminados con su escucha. Aunque predominaron temas de Done/Undone (2009). Y es que se atrevió versionando temas suyos desde el reggae o desde un ritmo más rápido que en su grabado de estudio, jugando también con las expectativas de un público gratamente sorprendido, ya sea rompiendolas o pidiendo su colaboración. No obstante, no faltaron esas canciones que todos querían escuchar y como siempre, ya más cara a un final que no podía cerrarse de mejor modo. Temas como Song for Evangeline, Perfect, Kinda Fantastic, Long forgotten flowers, y un bis con Young & Free fueron los protagonistas de acabar con una velada de jueves apacible y que, progresivamente y entre trago y trago, fue dejándonos a todos con buen sabor de boca. Y no será un último regusto, pues como de un modo ilusionado dijo al despedirse la voz y alma de este proyecto, que esta vez no se presentaba en solitario arriba del escenario, hay más fechas de directo (además de un disco) programadas y, una de ellas, de vuelta en la capital. Así pues, de momento podemos decir que sí, es un hasta la vista siempre que nos deje ver.

By Andrea Genovart