Este año va de vuelta, de vuelta y vuelta para los quemasangre y vieja escuela, porque no solo aparecen Los Marea por un lado, La Polla Records por otro, también asoman su real colleja, después de siete largos años, los putos amos del patio andalú: Los Hora Zulú.
De su siesta/letargo despiertan con La Voz del Amo, su quinto trabajo de estudio. Diez canciones (incluyendo los dos singles «Y si Acaso» y «Beatus Ille», ya editados en Abril y Marzo de 2018) que, gracias a Dios, nos recuerdan que se puede estar cabreado en verso. El que conozca a la banda puede investigarlo, mirar el CD de arriba a abajo, percibir el ligero aire de algo nuevo en cada tema y comenzar a memorizar con facilidad, en delirio querulante, los estribillos. El que descubra a esta banda ahora que se limite, cariacontecido, a dar saltos por su cuarto, a practicar, porque Hora Zulú viene a la ciudad. Este sábado 23 de marzo nos los encontraremos en la Sala Mon de Madrid (Calle Hilarión Eslava, 36) a partir de las 20.30, hora de apertura de puertas.
Para ir haciendo boca, a mí que me gusta tener siempre el trabajo bien hecho y el recto expedito antes de irme de concierto, he pedido entrevistarme con estos duendes andaluces rapmetaleros:
Desde Wake And Listen hemos visto como las letras de Hora Zulú se han ido refinando e intrincándose, cada vez más, hasta conseguir un resultado puramente literario, ¿cómo vive Hora Zulú eso de ver a su público entonar estos estribillos tan elaborados de los últimos discos?
Es curioso, cuando después de los primeros discos noté que alguna gente memorizaba las canciones selectivamente, y le daba la misma importancia a frases que me parecían claves que a otras que me parecían un mero adorno. Dejé de adornar en demasía, y me centré en tratar de escribir solo aquello por lo que nunca pudiera sentir ningún tipo de pudor. Ahora es casi un placer ver mis palabras en boca de otros.
Hace unos años, si no recuerdo mal la canción, le «llovían flores» a Hora Zulú, ¿siguen lloviendo?
Esa es una de las frases a las que me refería antes de la primera etapa… ya no recuerdo bien que significaba para mí entonces esa metáfora. Ahora no sé si nos llueven de aquellas flores lejanas, aunque algún piropo aún leemos por ahí.
He de confesar que, en cierta ocasión, me compré un gorro pesquero para ir a uno de vuestros conciertos… quería parecer tan cool como el cantante. Aunque me lo calé hasta el fondo y practiqué todas las poses rapmetal posibles no me salió… ¿cuál es el secreto del flow?
Bueno, el gorro lo había hecho mi madre de unos vaqueros negros rotos. Nunca pensé que fuera cool, pero la verdad me quitaba bastante contacto visual con el público y protegió siempre mi timidez ocasional, igual eso influye en algo. Aunque flow, lo que se dice flow, estoy empezando a dudar que haya tenido alguna vez. Con el tiempo además me he ido encorsetando de algún modo, como te dije antes debido a los rigores del discurso. Igual el flow no existe y son los padres.
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Eso es todo, Wakeandlistenchesteros, nos vemos en el concierto (quien me encuentre tiene la caña pagada) y por redes, más tarde, con la crónica. No olvidéis pillar vuestra entrada en Wegow. Y compraos un gorro pesquero, joder, que son la leche para pasar como fumeta o verse guapo en un concierto de los Hora Zulú.
By Dimas Pardo