Después de varios años de disputas internas y negociaciones frustradas, la legendaria banda británica Pink Floyd ha vendido su catálogo musical a Sony Music por la impresionante suma de 400 millones de dólares, según informa el Financial Times. El acuerdo incluye los derechos sobre la música grabada del grupo, pero no sus derechos editoriales. Sin embargo, la banda ha cedido el uso de su nombre e imagen, lo que otorga a la discográfica los derechos sobre merchandising y posibles adaptaciones para cine y televisión.

Este acuerdo llega apenas semanas después de que David Gilmour confesara a Rolling Stone que vender el catálogo de Pink Floyd sería un «sueño» y que le permitiría salir de lo que él describió como un «lodazal«, en aparente referencia a su conflictiva relación con el exmiembro de la banda, Roger Waters. El mes pasado se informó que la banda estaba en «negociaciones avanzadas» con Sony para cerrar un trato valorado en 500 millones de dólares.

El primer intento de Pink Floyd por vender su catálogo se remonta a 2022, pero las conversaciones se detuvieron debido a las crecientes tensiones internas y los polémicos comentarios de Waters sobre Ucrania e Israel. En ese entonces, además de Sony, otras compañías interesadas eran Warner Music, BMG y Hipgnosis.

Esta adquisición representa otro de los grandes movimientos de Sony Music en su estrategia de comprar catálogos de artistas de renombre. A principios de este año, la compañía cerró un acuerdo histórico por los derechos de la música y la imagen de Queen, valorado en 1.270 millones de dólares.

Con este acuerdo, se cierra un capítulo más en la historia de una de las bandas más icónicas del rock, cuyo legado sigue siendo una fuente inagotable de interés y valor en la industria musical.

Mientras tanto Roger Waters seguirá girando por el mundo, como ya hizo el año, cuando su gira hizo parada en el WiZink Center.