Crónica y fotografías by Sara Cartas

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Abre Madrid ya lleva varios conciertos en este nuevo formato de ciclo de conciertos, que permite que la escena musical nacional empiece a tomar forma en una normalidad diferente. Para entrar al recinto tenemos que pasar por una cortina que en otras situaciones rociaría agua fresca, pero esta vez se trata de alcohol. Nos toman la temperatura. Una vez que pasamos por todas las medidas de seguridad, un miembro del staff dirige a cada pareja a la mesa que le corresponda en su sector. Cada una cuenta con un código QR desde el que se puede acceder a la carta, pero también hacer el pedido desde ahí. Que los conciertos de Abre Madrid sean al aire libre ofrece una gran ventaja frente a los conciertos en salas: la posibilidad de estar todo el concierto sin la mascarilla.

abre madrid

El cuarteto barcelonés, formado por Guillem, Martí, Roger y Arnau, ha vuelto a poner un pie en la capital, después de que tocaran en Madrid por última vez el 9 de febrero en una Riviera llena a rebosar. A pesar de ser un ambiente en el que ninguno de los integrantes del grupo —ni el público— se hubiera imaginado jamás, con un público que tiene prohibido estar de pie en el concierto, con dos personas por mesa y distancia de seguridad de por medio, y de que se tuvieron que conformar con 400 asistentes, el grupo estuvo a la altura de las circunstancias.

Comenzaron con varias canciones de su último trabajo, Per la bona gent (2019), que vio la luz el pasado otoño: “Formigues”, “Els entusiasmats” y “Aquí tens el meu braç”. Guillem tuvo que hacer un alegato a toda la gente que había venido a pesar de las circunstancias: “Hay cosas más importantes que cantar unas cancioncitas”. Tocaron temas de todos y cada uno de los discos que conforman su repertorio, haciendo un repaso por su trayectoria musical. No faltaron “La serotonina”, “La cançó del dubte”, “Jo competeixo” y “Les cosines” de Jo Competeixo (2016), aunque de Atletes, baixin de l’escenari (2013) de Teresa Rampell. Por último, antes de un esperado bis, también pudimos cantar a pleno pulmón desde nuestras sillas “La cançó del soldadet” de 10 milles per veure una bona armadura (2011) y de “Captatio benevolentiae” y “Ai, Dolors!” —pero no de la siempre esperada “Al mar!”— de Els Millors Professors Europeus (2008).

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El bis contó con algunas de las canciones más esperadas de la noche: “Les estrelles”, “Amb un ram de clamidies”, ambas de Per la bona gent, y algunas de las más conocidas de la formación barcelonesa, como son “Sabotatge”, “Boomerang” y “Benvolgut”. Estos tres temas cerraron un concierto impecable en el que el público volvió a saborear la delicia de un concierto en directo y, además, al aire libre, con el viento acompañando todos los acordes que nos regalaba Manel.

La escenografía, sencilla y magnífica, no necesitó más que una cortina de hilos que cambiaba de color con cada canción, incluso imitando las tonalidades de la portada de Per la bona gent en los casi 4 minutos que dura la canción homónima. Los cuatro miembros de la formación barcelonesa pusieron su grano de arena para hacer que la situación actual y venidera se nos haga un poco más amena al público en general, aunque como Gisbert admite “nunca en estos 12 años nos hemos dirigido a un público, en plural. La nuestra es una relación individual con el oyente, una comunicación de uno a otro. No le hablamos a la masa, sino a alguien”.

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Ahora la realidad musical es otra, pero un buen grupo de artistas —y de sus respectivos técnicos de sonido, de luces, backliners, etc.— hace que la pandemia duela un poco menos. Todos somos conscientes de que se viene una ola de canciones en las que será más difícil componer canciones de amor al uso y proliferarán temas sobre el coronavirus desde la huella emocional que, por suerte o por desgracia, ha dejado en nosotros toda esta situación. Pero si nos van a ayudar a seguir adelante, bienvenidas sean.

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