Ahí estaba Billy Corgan en el Big Thunder, una de las montañas rusas más famosas de Dinseyland. Ahí estaba la estrella del rock con su cara triste, como recién salido de un funeral. Ser el cantante de los Smashing Pumpkins conlleva una responsabilidad y una imagen de tipo duro, pero Billy no tenía esa cara por mantener su estatus.
Billy estaba triste porque todo el mundo se quería hacer fotos con él y se sorprendían al verle en un parque de atracciones. «No te pega nada, Billy«. «Eres gilipollas, Billy«. «Billy, dame un euro, Billy«. Y así, a Billy le empezaron a retumbar en la cabeza todas esas voces, frases que le llevaron a creer que estaba haciendo algo mal. Él solo quería pasar un buen rato pero ya no podía parar de pensar en la imagen que estaba transmitiendo a sus fans.
Billy se subió a la montaña rusa y nunca volvió a ser el mismo. Habían acabado con Billy.