Recientemente leímos un artículo de Vice que hablaba de una banda de Arizona que supuestamente la liaba pardísima sobre el escenario. Catamos un par de temas y la verdad es que su psicodelia contundente nos pareció capaz de tales hazañas, a la vez que nos gusto. Teniendo en cuenta que son del sello Sacred Bones y los recomendaba Holy Cuervo, y ambos han traído a gente cojonuda a Madrid, no nos lo pensamos mucho a la hora de ir a su concierto de ayer noche en la Wurlitzer Ballroom.
He de decir de antemano que toda esta información no fue capaz de hacernos imaginar lo que nos encontramos finalmente. Estamos más bien acostumbrados a grupos psicodélicos que vuelan estáticos en su propia inopia, como sus compis de sello Psychic Ills, cosa que no nos importa demasiado, mientras nos hagan volar en la nuestra. Pero Destruction Unit hicieron honor a su nombre, realmente parecían una cuadrilla especializada en estas voladuras de peluca y vorágines de caos, sumiendo la pequeña sala bajo su tormenta, de la cual todos salimos contentos, sin muchos recuerdos nítidos de lo que había pasado, y con un pitido permanente en los oídos. Ahora que me veo en el trance de describir el concierto, poco os puedo decir, así que me limitare a anotar algunas observaciones puntuales de ayer que todavía recuerdo y el resto os lo imaginas con las fotos.
El cantante me recordó a Johnny Knoxville y al traje que se hace el alíen cucaracha de Men in Black I con la piel de un granjero.
No reconocí en ningún momento ninguno de los temas suyos que había escuchado antes,ni recuerdo pausa alguna durante el concierto. Quizás en un momento dado me pareció oír aplausos bajo las guitarras distorsionadas. Yo también aplaudí.
Tienen mucho en común con Ferran Adriá, hicieron una deconstrucción del escenario mejor que la suya de tortilla de patata.
Crónica y Fotos by Fernando de Torres Valentí