Es tarde para presentaciones, así que vayamos directos al grano:
Acabo de terminar un libro por pura obstinación, sin gustarme, queriendo abofetear al protagonista y su creador en cada página. ¿Que por qué lo he hecho? Eso intento averiguar. Nadie me lo había impuesto, tampoco recomendado o regalado. Apareció a la vista en una gran estantería y me sedujo como puede hacerlo con un borrachín la chica menos agraciada del bar a las cinco de la mañana.
No seré ni el primero ni desgraciadamente el último que le ponga fe a un libro y se lo lea de cabo a rabo obteniendo poco más que hastío en el trayecto. El caso es que ahora, con sensación de vacío y el desencanto de las horas perdidas me pregunto: ¿Por qué?
Bastantes cosas impuestas tenemos en el día a día como para andar haciendo cosas que no nos convencen. La obstinación y una esperanza incansable en ser sorprendido temo han sido los grandes culpables de este caso en concreto. Pero ¿El resto?
¿Cuántas cosas que no nos gusta hacer acabamos haciendo pudiendo evitarlo? ¿Es tan palpable el creciente gusto por el sadomasoquismo como las listas de bestsellers parecen indicar?
Considero somos, seres tozudos, comprometidos y en ocasiones poco reflexivos.
– ¿Por qué sales? Acabas de decir que te encontrabas mal.
– Ya, me quedaría en casa a pizza y peli pero bah, saldré.
– No entiendo por qué sigues yendo si dices que es una mierda.
– Ya, no sé.
Y así en cientos de escenarios similares, repetimos día a día rutinas adquiridas de cosas que de poco o nada sirven si no las estás disfrutando.
Madrugar, trabajos grises de oficina… son cosas difícilmente evitables esto está claro.
Aquí hablo de algo diferente, hablo de sacarle el máximo rendimiento a nuestro tiempo. A las horas muertas en tu cuarto, a los planes a los que te apuntas y te dejas de apuntar, a quién te apetece aguantar y a quién mandar a contar árboles al bosque.
La pereza es una gran enemiga que debemos enfrentar a puños cerrados:
¿Cuántos bodrios de antena 3 os habéis tragado con tal de no encender el ordenador en búsqueda de algo mejor?
Cuántos revueltos has acabado haciendo por miedo a fracasar en la genuina creación de un fantástico huevo frito.
Podría seguir diluyendo este pensamiento un rato más pero creo que la idea ha quedado clara y que, como antes comentaba, vuestro tiempo es un bien preciado.
Así que poco más amigos, tened claro qué es lo que os gusta, y no dudéis en hacer lo que sea necesario para poder hacerlo. No hablo de ser un cabrón egoísta, pero sí de hacer que los días cuenten.
Hasta pronto.
By Juan Girón