Por Sara Cartas

El pasado domingo 16 de mayo, la Billy Boom Band, la banda para niños que muchos adultos disfrutan más que los propios niños, volvió a subirse a los escenarios madrileños, esta vez en el Teatro Nuevo Alcalá (concierto enmarcado en Inverfest 2021). La última vez que lo habían hecho fue poco antes de que esta tediosa pandemia comenzara, en el Teatro Circo Price, con cientos de niños y adultos saltando y bailando. Nos ahorraremos enseñaros ese disco a riesgo de sufráis un grave ataque de nostalgia y tristeza por otros tiempos musicales que esperemos que vuelvan pronto.

Billy Boom Band son un ejemplo para niños, adultos y mayores, un ejemplo del que deberíamos seguir todos sus consejos, sobre querernos, sobre lo especiales que somos, sobre la revolución que se esconde dentro de cada uno de nosotros. Y sobre todo las ganas de bailar y pasárnoslo bien que no tenemos que reprimir. Asistir a un concierto de la Billy es una experiencia renovadora.

No faltaron canciones de “La Mujer Bala”, cuya presentación se vio interrumpida por el inicio del confinamiento, como la canción que da título al disco, ‘Supercolisión’, ‘Revolución’, ‘Más Ritmo’ y ‘Megalodón’. En su trayectoria musical también cabe destacar “Lorca Pop”, un trabajo que a mí me parece importantísimo, ya no solo en la carrera de la Billy Boom Band, sino dentro del panorama nacional. Consiguieron reinterpretar poemas de Lorca en forma de canciones, para niños, adultos y mayores, de forma que todas las generaciones se pudieran reunir a disfrutar de uno de los clásicos de nuestra literatura sin tener que dejar de bailar y pasárselo bien. De este álbum, el público se lo pasó estupendamente con ‘El Lagarto y la Lagarta’, con la que los más peques imitaban el sonido de los lagartos en cada estribillo que cantaba Marcos, ‘Ciudad de los Gitanos’ y, la canción estrella, ‘Arroyo Claro Fuente Serena’, con la que terminó un concierto espectacular que nos devolvió a bailar como antes, gritar como antes y disfrutar como antes en los conciertos.

También hubo un gran repertorio de “Pasarlo Bien”, su álbum de 2015, como ‘Claudia’, ‘Puron’, ‘Pasarlo Bien’ y ‘Bambino’. No pudo faltar algo icónico a estas alturas. ¡Cuántos niños cumplían años ese día o esa semana o ese mes! Marcos fue preguntando a los niños que alzaban la mano, que cumplían 6, 8 u 11 años y a los no tan niños, con 45 años en el carnet pero muchos menos en espíritu. Así, tocaron ‘Cumpleaños Feliz’ para un público que, a pesar de las dificultades para resistirse, se comportó perfectamente y movía los brazos y botaban en el asiento todo lo que podían, a falta de tener permitido levantarse y bailar.

 

No faltó el agradecimiento a toda la gente que hace posibles los conciertos, técnicos, management, backliners, etc., y a un público que, siendo tan peque, se había portado tan bien y demostrado que la cultura puede ser segura sin ningún obstáculo. Marcos habló de cómo muchas veces hemos sido los adultos los que más nos hemos quejado de las mascarillas, de la nueva vida que estamos llevando, dejándonos llevar por la nostalgia de otra época. Sin embargo, los niños se habían portado superbién, cumpliendo en todo momento con lo que se esperaba de ellos, siendo el ejemplo a seguir de los adultos.

Muchos padres quizá han olvidado el placer de bailar con sus hijos, sea en un concierto o en el salón de casa con la radio a tope. Y para los que (todavía) no tenemos hijos, deberíamos recordar lo que es disfrutar de la compañía, del mero placer de rodearte de gente que te quiere, sea amigos, familia o un grupo que te hace feliz. Quizá tendríamos que parecernos un poco más a la Billy Boom Band y ponernos un tutú, coger una fregona (a falta de micrófono profesional) y ponernos a bailar en medio del salón. Quizá así esperar a que vuelva la normalidad en conciertos nos duela un poco menos. Y, luego, seguir haciéndolo.