Por Irene Naranjo

—–

Yo ya he estado aquí antes. Bajo esta frase,extraída del poema “Sudden Light” de Dante Gabriel Rossetti, William Nicholson (el que fuera guionista de Gladiator) nos sumerge en un mundo de emociones. Nada relevante transcurre y a la vez todo sucede en Regreso a Hope Gap. Como a la pareja de protagonistas interpretados por dos maravillosas bestias actorales: Annette Bening y Bill Nighy

Estancados en un matrimonio ficticio, en dos versiones distintas del amor y de la vida. Edward (Nighy) se da cuenta de que ha vivido 29 años perdido, dejándose llevar por un torrente de versos que no estaban siendo escritos por él, sino recitados por una mujer a la que en el fondo no escuchaba ni sentía. Y como nunca es tarde para intentar ser uno mismo, éste decide abandonar a Grace (Bening), muy a pesar de sus sentimientos y de los del hijo en común (Josh O’Connor).

Volviendo al poema de Rossetti, es probable que el espectador nunca haya estado allí, en el pequeño pueblo británico costero en el que se desenvuelven los personajes, ni en la situación de los mismos. Sin embargo, sí que es posible que el mismo espectador haya acudido, en varias y diferentes ocasiones, a los sentimientos que manifiestan: impotencia, abandono, tristeza, pérdida, inconformismo, frustración, valor…

 

El hecho de que 100 minutos de película parezcan la vida misma (no por longitud sino por empatía), no es solo trabajo de Nicholson. Los actores brillan desde su primera aparición en pantalla, con una presentación sublime de la situación y del papel que juega cada uno. Hay que señalar, lo bien que la actriz estadounidense se mete en el papel de inglesa profunda. No solo por el acento sino por la estética y la presencia. O’Connor, aunque en desventaja frente a la experiencia de sus dos compañeros, también refleja a la perfección el momento en el que una persona mira más allá de sus propios problemas para convertir los de los seres queridos en suyos. Dando lugar a una reflexión sobre las relaciones y el verdadero significado del amor y el sacrificio. ¿Cuánto estamos dispuestos a dar y a perder por amor? ¿Y cuando se trata del amor propio?

Una película sobre la comunicación y la gestión. La comunicación de lo que queremos y la gestión de lo que no queremos de la mejor manera posible.

regreso hope gap