Crónica y fotografías by María Delso

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El pasado viernes 8 de noviembre, de forma totalmente improvisada, acabamos en la sala Shoko viendo al vocalista ghanés Pat Thomas y su Kwashibu Area Band, concierto organizado por la plataforma madrileña Estrecho Cultural.

Lo único que sabíamos era que estas estrellas nos iban a presentar su nuevo álbum, Obiaa! (2019), y que Pat Thomas es mundialmente conocido como «La voz de oro de África» siendo una de las leyendas del Highlife -una de las derivaciones del Afrobeat. Su música proviene de ritmos indígenas de la música Akan a los que ha ido incorporando instrumentación occidental, como guitarras eléctricas e instrumentos de viento.

Sin duda, Pat Thomas es uno de los máximos exponentes vivos de música africana. El líder de la banda, Kwame Yeboah, mantiene la sección rítmica con sus melódicos patrones clave y Kweku Mensah y Kwesi Yeboah proporcionan el brillante toque de guitarra eléctrica.

La banda está formada por siete músicos y Pat Thomas, así que os podéis imaginar qué onda de concierto, una locura.

Comienzan con «Onfa Nkosi Hwee», «Yamona» y «Bubu», primeras canciones de Obiaa!, caracterizadas por una sección de trompeta y saxofón que proporcionan efusivas explosiones de contrapunto armónico, mientras que Obinim y Odo Ankasa permiten que la voz de Thomas reine en la sala.

Mientras tocan, no paran de sonreír, no paran de bailar. En medio de nuestra afición por las compilaciones de géneros remotos, aquí está el testimonio real de una música que todavía está viva y que es defendida por aquellos que se han pasado la vida perfeccionando su oficio. Esto es pureza.

Toda la sala inconscientemente sigue sus suaves bailes al ritmo de la percusión y conforme voy acercándome a primera fila la histeria se va apoderando del público.

En primera fila estamos un puñado de gente bailando al ritmo del tambor con los ojos cerrados y sonriendo. Me metí en la mente de algunas de estas personas y estaban en otro lugar, muy lejos de Shoko. Pat Thomas, un hombre de 73 años que lleva encima del escenario, nada más y nada menos, 50 años, es una maravilla de la música, es un artista de verdad.

Solo con mirarlos en el escenario estoy segura de que son capaces de hacerte sonreír en un día de mierda. Desprenden una alegría contagiosa.

Y para terminar, os quiero confesar dos cosas. La primera es que, nada más entrar el ambiente de la sala me pareció un poco extraño y ruidoso hasta el punto que Kwame Yeboah tuvo que decir “si queréis escuchar a la banda y hablar, tenéis que elegir entre una de las dos”. La segunda es que no tengo ni p*** idea de lo que decían en sus canciones (puesto que cantan en ghanés en el 99% de ellas). Podría haberme echo la guay con el Google Translator pero creo que no hace falta para poder halagarles.

Os dejamos una cuantas fotos, sólo con verlas os podéis hacer una idea de la energía que estos artistas desprenden con su música.