Pasadas las nueve de la noche aparecía Jason Pierce, con sus míticas gafas de sol y su estética noventera, acompañado de cuatro músicos y tres voces femeninas. Sin teloneros (cosa que algunos agradecimos) para que todo el protagonismo se lo llevase Spiritualized.
La primera canción, directa al corazón: “Come Together” despertó a toda la sala, junto con “Soul On Fire”, mientras que otros éxitos como “Broken Heart” o “Stay With Me” bajaron las pulsaciones del público.
Tras estos, se interpretaron todas y cada una de las canciones del nuevo disco, sin perder detalle. Canciones que en directo se multiplican sin perder su esencia mínima.
And Nothing Hurt es un disco que puede parecer una repetición de melodías pero los oídos más atentos apreciarán su carga intimista y la precisión con la que ha sido creado.
Tras dos horas de concierto, Pierce se despedía dándolo todo con cuatro bises, entre los que se pudo escuchar “So Long You Pretty Thing” y su propia versión de “Oh Happy Day”.
En definitiva, un concierto del que lo que se diga será poco.
By Julia Viñas