Los hermanos Brian y Michael D’Addario volvieron a Madrid con The Lemon Twigs 7 meses después de su última visita, volviendo a hacer sold out el pasado 6 de diciembre en la Sala BUT de la capital.
Acompañados por el bajista y teclista Danny Ayala y el batería Reza Matin, la formación de rock clásico se encuentra de gira mundial actualmente, haciendo un hueco en nuestro país para actuar este mes de diciembre en Barcelona el día 3 en la Sala Apolo, en Valencia el día 4 en la Sala Moon y en León el día 5 en el festival Purple Weekend.
Las entradas para Madrid se agotaron pocos días después de su venta, al igual que hicieron en su fecha anterior, el 28 de mayo, donde la Sala Copérnico tuvo lleno absoluto a pesar de la poca publicidad del evento.
En esta ocasión, The Lemon Twigs fueron teloneados por Music City, cuarteto de rock que amenizó la espera a partir de las 20:00, hora prevista para el comienzo de su actuación, después de que se empezase a llenar la sala desde la apertura de puertas a las 19:20 horas, minutos antes de la hora acordada.
Music City salió al escenario con un sonido power pop y rock bastante disfrutable, con algunos de los asistentes de las primeras filas coreando versos de temas como I Do, It’s Alright, Common Sence o Pretty Feelings, teniendo tiempo también para interpretar un villancico de su repertorio, X Mas. Con un setlist de 9 temas en total, los miembros de la formación terminaron su actuación media hora después de su inicio.
Para amenizar la espera, de fondo se escucharon canciones de los años 60 de diferentes artistas, sobre todo de The Beach Boys y, cuando Strawberry Fields Forever de Los Beatles sonó por los altavoces, el público coreó la canción como si fuera parte de la actuación principal, animando a que The Lemon Twigs salieran 10 minutos antes de lo previsto, a las 20:50 horas.
Con un setlist prácticamente igual al del concierto en Copérnico, empezaron con My Golden Years, single principal de su último trabajo, A Dream Is All I Know, al que le siguió The One, con la que el público empezó a enloquecer. Después, con un bloque inicial con las mismas canciones que en el anterior concierto en Madrid, pero en distinto orden, interpretaron In My Head y What You Were Doing, esta última de su cuarto disco, Everything Harmony.
La primera diferencia con respecto al otro evento fue la versión del tema Transparent Day de The West Coast Pop Art Experimental Band, con Brian tocando una Gibson Les Paul de 12 cuerdas de color rojo con brillos, Michael una Rickenbaker y Danny su bajo Hoffner, a los que les acompañó Reza a la batería para dar paso a otro de los temas ya emblemas del grupo: Church Bells, una canción con la que hicieron que el público volviera a corear los versos de las canciones.
Antes de cambiarse de instrumentos, entonaron If You And I Are Not Wise, de nuevo, de su último disco, para Michael irse a la batería, Danny al teclado, Brian al bajo y Reza a la guitarra e interpretar Any Time Of Day, con la que rebajaron el tono del concierto a uno más melódico con el que el publicó se relajó tanto que, las filas de atrás y los asistentes cercanos a la barra empezaron a subir el tono de sus conversaciones.
Para contrarrestar esa falta de respeto (que también se vivió durante la actuación de los teloneros), los chicos de The Lemon Twigs sacaron parte de su artillería pesada para devolver la atención al concierto con uno de sus primeros éxitos, I Wanna Prove To You, recibiendo el efecto deseado, pues las conversaciones se apagaron para dejar paso a los coros y las réplicas de las letras de la canción.
Mientras Brian y Danny seguían al bajo y al teclado respectivamente, Michael y Reza intercambiaron de nuevo instrumentos, volviendo el pequeño de los D’Addario a la guitarra eléctrica y el batería de la formación a su silla e interpretando otro bombazo para animar aún más al público con Foolin’ Around. Si todavía quedaba alguna conversación por ahí sin concluir, con los primeros acordes de la guitarra se dio por finalizada sin duda alguna.
Sin cambiar de nuevo el orden de las canciones con respecto al anterior concierto, sonaron otra vez en la capital Peppermint Roses, ahora con Michael al bajo y Brian a su guitarra de 12 cuerdas, e interpretaron a continuación They Don’t Know How to Fall In Place y A Dream Is All I Know, relajando algo más el ambiente eufórico de los asistentes con esa armoniosa y ensoñadora canción del disco homónimo.
En este último bloque, ya pasada la hora del concierto, se empezaron a ver algunos cambios con respecto al anterior setlist, incluyendo una versión de I Only Did It ‘Cause I Felt So Lonely de The Choir, con Brian tocando unas notas en la armónica, Michael de nuevo a su guitarra eléctrica y Danny al bajo. Aunque Ghost Run Free volvió a sonar en la capital, lo hizo con el público coreando todos sus versos, con un Michael saltando a lo Pete Townshend durante todo el tema y presentando, después de finalizarla, una nueva canción compuesta por Brian, bajo el título de I’ve Got a Broken Heart, primer adelanto de lo que podría ser su próximo trabajo discográfico.
Además, incluyeron otro título no publicado previamente, la canción You’re Still My Girl, siendo las dos únicas canciones del espectáculo que los asistentes no supieron seguir cantando. El toque más Beatle del ’66 lo dieron gracias a su How Can I Love Her More?, en el que Brian se colgó el bajo para interpretarlo y, en la siguiente canción, devolvérselo a Michael y recuperar su Gibson de 12 cuerdas para versionar Runaway de Del Shannon que, como no podía ser de otra manera, los fans más veteranos del concierto corearon al unísono con la banda.
La primera parte del concierto llegó a su fin y el grupo salió del escenario. El espectáculo ya estaba casi en su cenit y regresó Brian en solitario con una guitarra electroacústica, dando comienzo a una interpretación única, solemne y preciosa de Corner Of My Eye, con la que los asistentes no pudieron contener las ganas de acompañar al mayor de los D’Addario. Con un único foco azul enfocándole, siguió por cuenta propia en acústico para empezar a cantar otra emotiva canción de su disco A Dream Is All I Know, la casi devocional When Winter Comes Around. El evento ya estaba a punto de terminar, no sin los asistentes pidiendo unas canciones más, deseo que concedió toda la banda al subir al completo de nuevo al escenario.
Para concluir, Brian sustituyó esa electroacústica por una eléctrica, esta vez de 6 cuerdas y, junto a su hermano Michael y sus compañeros Reza y Danny, realizaron otra versión, la tercera y última de la noche, esta vez de The Move y el tema I Can Hear The Grass Now, devolviendo algo de emoción rockera y de locura a la audiencia con su puro desenfreno.
Y, ahora sí, para dar por terminado el concierto, entonaron la canción perfecta para redondear la noche y dar un poco de sonido setentero al ambiente con Rock On (Over And Over), una pista con la que han tenido increíble respuesta del público para culminar en los recientes directos. Un final redondo para una noche musicalmente perfecta.
Sorprende que, de nuevo, un grupo tan grande como The Lemon Twigs sigan tocando en salas menores y de aforo más pequeño, con una promoción muy limitada por la que muchos fans se han quedado sin verles por desconocer sus actuaciones en nuestro país. Para muchos, es un hecho perfecto para deleitarse con una de las mejores bandas de rock clásico de la actualidad de forma más íntima, como mejor se les disfruta, aunque otros muchos opinan que, por su calidad musical y su emocionante espectáculo, se merecen tocar en recinto más grandes y relevantes.
Al igual que pasó en el anterior concierto en la capital, la promoción fue ínfima, sin muchas noticias refiriéndose a este evento, aunque muchos de los que se perdieron a esta banda en mayo lograron conseguir entradas para este, logrando que se agotasen pocos días después del inicio de su venta.
Con un setlist prácticamente idéntico, se sigue echando en falta temas de sus primeros trabajos, interpretando sólo uno del disco Do Hollywood, ese increíble I Wanna Prove To You, y dejando de lado otros éxitos como As Long As Were Together o, de su segundo disco, Go to School, las divertidas Never In My Arms, Always In My Heart, Small Victories o la preciosa If You Give Enough.
Tampoco han regresado a España para presentar nuevo trabajo (la banda mencionó a algunos fans que los vieron a las puertas del recinto que todavía no tenían material para un disco y que estaban muy ocupados con su gira mundial), por lo que sus últimos conciertos en nuestro país se han podido llevar a cabo por la alta demanda de fans y público.
Si bien fue un concierto sobresaliente, emocionante y espectacular, no estuvo a la altura del anterior, en especial para los que les llegaron a ver en ambas fechas, primero por la sensación de “deja vu” a causa del prácticamente calcado setlist, pero también porque lo que se vivió en Copérnico fue un evento magnífico y apoteósico, gracias a la sorpresa de la banda por la emoción del público madrileño, por un espacio tan íntimo en el que tocar y por las ganas de darlo todo que tuvo el público entonces, que veía por primera vez a la banda. Para este concierto en la Sala BUT, los chicos de la formación ya venían con una imagen de los asistentes y no necesitaban sorprender ni ser sorprendidos, más bien a dar un buen espectáculo.
The Lemon Twigs tiene al público español comiendo de su mano, pero también ellos están rendidos ante nuestra actitud y devoción por la buena música y el espectáculo de guitarras, brincos y perfectas ejecuciones musicales. La siguiente parada de su gira para el 2025 en nuestro país es en el Vida Festival de Barcelona, por lo que puede que los veamos próximamente en otros festivales nacionales. Quién sabe si la banda sonora del verano español sea el rock clásico con deslumbrantes armonías y sublimes guitarras de The Lemon Twigs.