Crónica y fotografías por Sara Cartas
La sala Repvblicca de Valencia se llenaba por segunda noche consecutiva esperando a los burgaleses La Maravillosa Orquesta del Alcohol. El sold out, ya tan característico en los conciertos de La M.O.D.A., se palpaba en una sala repleta de gente que emanaba calor, en comparación con el frío que congelaba fuera de una sala en medio de un polígono industrial. Con ‘Sargento de Hierro’ de Morgan daba comienzo una noche que sería, sin duda, inolvidable. Sálvalos a ellos, que dice la voz de Carolina de Juan. Un poco como la relación entre banda y público o entre nietos y abuelos. Relaciones recíprocas de salvamento.
La intro de ‘Un lunes’ nos avisa de que en los próximos segundos los sietes integrantes de la banda pondrán un pie en el escenario, y ahí se quedarán durante las próximas casi dos horas. Una hora y tres cuartos en la que pudieron repasar su discografía, desde aquel «¿Quién nos va a salvar?» (2013) hasta sus últimos álbumes, pasando por joyas como ‘El Camino’, de aquel EP de 2018 «7:47 (Ni un Minuto Más)».
Aunque eché en falta algunas canciones como ‘La vuelta’ de «Ninguna Ola», es entendible el hueco que han hecho para añadir siete de las ocho canciones que componen su último disco, «Nuevo Cancionero Burgalés», y para mí la joya de la corona. Siendo un disco redondo como es, ellos mismos admiten lo importante que es para la banda traer esas canciones que cantaban sus abuelas en Burgos a tantísima gente que las desconocía hasta entonces. Las canciones de NCB ya no se quedarán en el pasado, sino que forman parte de un presente que debe tener en cuenta la historia, las raíces, los antepasados, el campo y todo aquello que nos quieren arrebatar.
Además, se encargaron de agradecer el estar ahí a la sala, a su incansable equipo (técnicos, backliners, tour managers, etc.) y a todas aquellas personas que habían acudido esa noche, tanto si era su primera vez como si, después de 11 años como grupo, ya les habían visto en directo en otras ocasiones. Porque la música en directo, como apuntó David Ruiz, no existe solo los tres meses de verano con los festivales, sino que es el circuito de salas españolas quienes sustenta el panorama musical nacional, de la mejor forma que puede.
Llegando ya al final del concierto, la sala se llenó de linternas con ‘Colectivo Nostalgia’, una canción tan emotiva como acompañante. Ahí recordé que fue en este mismo medio cuando, hace ya cuatro años, participé con fotos (por ese entonces nada profesionales) del concierto que hicieron en el WiZink Center de Madrid en 2018. Unos meses después, les entrevistaba por primera vez, porque Ray Vegas, que me acogió con los brazos abiertos en un mundo de medios musicales que me era completamente ajeno. Esta semana repetirán en el WiZink Center de Madrid el sábado, aunque las entradas de pista llevan meses agotadas. Con un grupo que no cobra gastos de gestión y que pone el mismo precio para pista y grada, no es difícil que la gente no dude ni un momento en hacerse con las entradas cuanto antes.
Llegó el momento del bis en la Sala Repvblicca. Solo cuatro canciones nos separaban del final del concierto. ‘Nómadas’, ‘1932’, ‘Héroes del Sábado’ y ‘Mañana voy a Burgos’ despidieron una noche tan especial como la primera vez que les vi en las fiestas de un pueblo de Madrid hace siete años. La vida pasa. A velocidades que no nos esperamos. Pero hay grupos como La M.O.D.A. que se mantienen a lo largo del tiempo, a lo largo de los baches y las caídas. Aún así, su música ha escrito una frase: no estás solo en este mundo.