Por Dimas P.L.

Yo estuve ahí para gritar “Noooooooo” arrodillado bajo la tormenta del anuncio de su separación, yo estuve ahí para creer que hablaban de mí las letras de sus últimas canciones, yo estuve ahí para esperar, más que a Fito a ellos, cuando salieron de gira despedida como sus teloneros.

Esto último a medias, porque por causas mayores* llegué tarde a su actuación. Cosa que nunca me perdonaría y de la que por fin he podido redimirme, 12 años después, gracias a esta vuelta inesperada que ha hecho La (mítica) Cabra Mecánica, para celebrar el 25 aniversario de Cuando me suenan las tripas, su primer disco.

*Atasco camino de Alicante

Como os podéis imaginar no soy un agente subjetivo. Mi hermano me amamantó con las letras de Lichis, el front man, desde que era un pipiolo incapaz de salir de la estela de Héroes del Silencio. Me dejó todos sus CDs y marchó a Madrid. Desde entonces era fiel a cada movimiento de la agrupación, siendo Hotel Lichis la banda sonora de mi rebelde adolescencia y la antigua sección del cantante en La Rolling Stone mi libro de oraciones.

La influencia de su música en mi literatura* es tal que, al igual que Bob Dylan o Robe Iniesta**, sus letras han moldeado las mías***.

 

*Porque, como muchos saben por aquí, soy escritor.

**Por poner un par de ejemplos de cantantes letrosos que me han inspirado.

***Hasta tal punto de sentir la necesidad de clamar a Lichis para que me hiciera un prólogo chulo para mi libro. No me juzguéis, era el paso lógico para mi corazón groupie.

 

¿Qué decir entonces del concierto de La Cabra Mecánica en La Mar de Músicas 2022, Cartagena? La vuelta que esperaba desde hace tantos años…

Bueno, pues que cambié los días de vacaciones, convencí a un par de colegas reacios* y volví al alcohol solo para sentirme más cómodo cuando salieran al escenario. Ni que decir tiene que me lo pasé de pie** recitando, a tiempo, cada una de sus grandes canciones.

 

*Que al final se lo pasaron como enanos con la actuación.

**En un auditorio al aire libre que invitaba a estar sentado.

 

¡Qué bien que me lo pasé dando codazos a mi compañero El Cole, que viene del metal*, y señalando que cada canción que sonaba tenía el mejor de los estribillos creados por el ser humano! Ya fuera con “El Día de tu boda” o con “El mundo ya no necesita otra canción de amor”.

 

*No de la siderurgia, del género musical.

¡Y qué bien me lo pasé azuzando a Robe El Monigongo, mi otro compañero, para que grabara e hiciera fotos porque mi móvil es una puta mierda sin Internet! Ya fuera con  “Felicidad” o “La Lista de la Compra”*

 

*Canciones fetiche del público que abrieron y casi que cerraron el evento.

 

Lloré con el estribillo de “Carne de Canción”* y recé porque volvieran grandes temas como “Que te follen”, “Agua” o “Reina de la Mantequilla”. Hits que es verdad que ya no parecen pegar, por alguna razón que se me escapa, con el nuevo pulso que tiene la banda.

 

*Como no, otra vez el mejor estribillo creado por el ser humano.

 

En un creíble bis/no bis* La Cabra Mecánica acabó con un popurrí de canciones del mejor de los discos imaginables, Hotel Lichis, momento en el que casi me subo al escenario, le quito el micro al cantante y le doy la oportunidad a mi yo adolescente de entonarlas con la precisión y la pasión del seguidor acérrimo.

 

*Quién estuvo ayer en Cartagena y en su festival de música sabe de lo que hablo.

 

¿Objetiva y formalmente pudo ser un concierto más espectacular y con fuegos artificiales anunciando la vuelta de los más grandes?

Bueno, en el último que estuve tocó Muse.

¿Subjetiva e irracionalmente pudo ser un concierto más espectacular y con fuegos artificiales anunciando la vuelta de los más grandes?

No, fue puto inmejorable y me hubiera quedado a esperar “La Canción de las plantas” o “Son las 13:14” para siempre.

¿Volverán y se quedarán ya aquí con nosotros La Cabra Mecánica?

Bueno, las cosas bonitas, como los amores adolescentes, se acaban, pero siempre es mágico revivirlos en un encuentro, de noche y a la orilla del mar, como fue el caso.

Aunque, joder, ojalá.

Después de todo, puede que el mundo ya no necesite otra canción de La Cabra Mecánica… pero yo… sí.