blackbird blackbird madrid

El sábado pasado Ground Control e Incalling nos traían por primera vez el concierto de Blackbird Blackbird a la capital, concretamente a la sala Charada. Antes, tuvimos la oportunidad de disfrutar del magnífico directo de Cross Echeyde, grupo liderado por el tinerfeño Jaisiel Ramos. Con un potente sonido indie lo-fi condimentado con un preciso componente electrónico, supieron conectar desde un primer momento con el público que rápidamente se adhirió al impulso que desde el escenario les llegaba.

Es necesario destacar el trabajo tanto en conjunto como individual de cada uno de los integrantes de la banda, que supieron ejecutar a la perfección el sonido que se les requería. Sin restar protagonismo al magnánimo trabajo realizado por cada uno de los componentes, debemos hacer mención especial al bajista, totalmente entregado a la faena y que dejó con la boca abierta a más de uno de los presentes.

A pesar de la celeridad que el guion les marcaba ya que “teloneaban” al americano Blackbird Blackbird, demostraron una gran profesionalidad y tablas en el escenario, deleitándonos con temas como “En la finca del Señor”. Después de un final apoteósico solo nos quedaron ganas de más y de poder volver a verles pronto por la escena musical de la noche madrileña.

DSC_2238

En cuanto a Blackbird Blackbird, no vamos a mentir, esperábamos otra cosa. Quizás fue nuestra culpa. Cuando se anunció el nombre de Blackbird Blackbird, esperábamos que Mikey Maramag acudiera a Madrid acompañado de su banda al completo, pero finalmente vino en solitario acompañado de su Mac y su mesa de mezclas. Algo que hace muy a menudo (para eso es su propio proyecto), pero que no nos habíamos hecho a la idea. Aún así, el público confiaba en poder disfrutar de los temas más recurrentes del artista, aunque fueran en formato enlatado.

El inicio de la sesión fue muy relajado, tanto que algunas personas de las primeras filas se fueron retrasando hasta el final de la sala o simplemente se evaporaron. Costó bastante entrar en calor y acostumbrarse al relajado chillwave de los primeros minutos. Pero, alrededor de la mitad del directo, la cosa se fue calentando y Maramag comenzó a meterle más caña al asunto, llegando incluso a introducir toques dubstep en su sonido. En ese momento fue cuando la sala comenzó a disfrutar de verdad y a vivir el concierto como se había previsto.

Uno de los pocos temas propios que apareció en el setlist de Maramag fue «All«, dejando de lado otros ensoñadores pildorazos como «It’s A War«. El resto de las pistas incluyeron bases hipnóticas producidas sensacionalmente bien, voces fantasmagóricas y alguna conjunción de canciones del estilo Kendrick Lamar. Un  concierto que dejó sensaciones encontradas, pero en el que se pudo comprobar la calidad como productor del californiano.

Mikey, la próxima vez te esperamos con banda.

Crónica by César García y @RayVegas. Fotos by Fernando de Torres Valentí.