By Ángel Palacio

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Corría el año 2011 cuando The Axis of Awesome se convirtieron en uno de los primeros virales de la década tras publicar en Youtube su medley de 36 canciones pop, canciones que presuntamente sonaban calcadas porque compartían una base armónica: los 4 acordes del pop.

A los ignorantes este medley nos pretendía dar a entender que lo único importante a la hora de calificar la calidad de un tema es la armonía, ni los ritmos, ni las melodías, ni la producción, ni nada. Habían creado un monstruo imparable, a partir de ese momento los modernos haters de lo mainstream tenían un argumento imbatible para convencerte de que el pop era música barata.

Y es que con más frecuencia de la deseable, nos posee el snob que llevamos dentro, perdemos la perspectiva y menospreciamos a ciertos artistas por no complicarse la vida, como si acudir a la famosa progresión I V vi IV fuera pactar con el diablo; pero realmente elegir esta base no es más que buscar una garantía de contar con cimientos sólidos sobre los que construir un tema de cualquier nivel de complejidad o estilo. Existen temas de uno y dos acordes de artistas de la talla de los Rolling o los Beatles y jamás osaríamos darles el mismo trato que a estos himnos supuestamente pop.

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Con esta lista reivindicamos los benditos 4 acordes, evitando los temas que ya aparecen en el famoso medley, e intentando quitarles el estigma de música simple y monótona que parece que alguno les quiere imponer. El objetivo es simplemente recordar la importancia y la variedad de elementos creativos que contribuyen a que un tema adquiera la categoría de himno, y analizar lo que une y lo que separa a temas como “Let it Be”, “With or without you” y el “Waka Waka”.

Sin ningún orden particular, a continuación los 10 ejemplos elegidos.

 

Los Punsetes – Mabuse

Es uno de los hits de Los Punsetes y no por casualidad. Como es habitual en ellos, la voz de Ariadna funciona como un elemento rítmico más y es el bajo el que resta monotonía a una fórmula infalible: los 4 acordes en estrofa y cambiarlos de orden para el estribillo.

 

Nena Daconte – En qué estrella estará

Un lobo con piel de cordero que te mete en un ambiente pop melancólico, arpegiando los 4 acordes en acústico para romper con un estribillo que repite la armonía pero con la energía del rock setentero. Un placer culpable de más gente de la que crees.

 

Together Pangea – River

Adorados en su California natal, estos maestros del garage eligen en River una forma menos habitual de ordenar Los 4 acordes (I iv VI V) durante la estrofa. Para el estribillo se quedan con tres de ellos para cerrarlo con un riff que se queda en tu cabeza porque se sale de la escala con astucia, captando tu atención sin que te des cuenta. Un gran ejemplo de receta fresca con los ingredientes de siempre.

 

Los Fresones Rebeldes – Al amanecer

No podían faltar en la lista unos One Hit Wonders cuyo One Hit fuera una apuesta a caballo ganador. Progresión canónica a mil por hora en estrofa y estribillo con guitarras casi ramonianas, intercalando parones estratégicamente ubicados para que el pogo descanse y vuelva con más fuerza. Como guinda, construyen la canción sobre el equivalente rítmico de los 4 acordes: la batería surf que nunca falla y a la que tanto partido sacan bandas como Hombres G o Mujeres. No podía fallar ni con otra letra menos convencional.

 

Blink-182 – Dammit

Si la regla de oro para crear un riff con gancho es que navegue las notas de los acordes que le dan ritmo, más aún si los acordes son la fórmula mágica. Partiendo de esa premisa y utilizando Los 4 acordes sin disimulo en estrofa y estribillo Blink-182 crearon uno de los primeros himnos de punk pop, que se mantiene como su mejor tema a pesar de haber repetido fórmula en no pocas ocasiones. Contribuyen a que salga un tema redondo también la letra de desamor adolescente, contrastando con una batería de puro punk y los cambios de ritmo con ese puente arpegiado para volver con energía al estribillo final.

 

Weezer – My Name is Jonas

En 1994, junto con tantos otros discos de culto de Oasis, Blur, Green Day o Blink-182, los de Rivers Cuomo publicaron su Azul, incluyendo el tema de 4 acordes de rigor. En este caso vemos utilizar la progresión en su orden canónico y sin disimulo alguno como riff protagonista, una vez mas entre estrofas acústicas. La ejecución de dicho riff a tresillos (3 rasgueos por compás), es donde yace la garra y la personalidad del tema. Te puede recordar a “What’s my age again” de los propios Blink.

 

The Police – So Lonely

Otro hit pop con muchísima personalidad, que parte de una estrofa reggae para llegar al estribillo con el máximo contraste, subiendo la energía hasta y el ritmo hasta el nivel de puro rock con actitud casi punk. Como en la canción de Nena Daconte, se repite otra de las fórmulas magistrales: estrofa suave con los 4 acordes y en el estribillo más de lo mismo pero metiendo mayor ritmo y distorsión a la guitarra.

 

Scorpions – Still loving you

Entre los pioneros en la moda ochentera de las baladas heavys destacaron los Scorpions con este tema que rompió fronteras estilísticas y que, de nuevo no por casualidad, sigue gustando a gente muy alejada de sonidos heavy o metal. El tema transita varias progresiones similares a la que nos ocupa, utilizando arpegios con efecto chorus y reverb esenciales para conseguir la atmósfera envolvente que caracteriza el tema, para después romper con un estribillo en el que nos encontramos a nuestros cuatro viejos amigos en su orden más reconocible, tocados a un solo rasgueo por acorde sin que haga falta nada más.

 

Loquillo – Cadillac solitario

Loquillo hizo de la sencillez un aliado en este tema en el que ni música ni la melodía de la voz cambian a lo largo de sus 3 minutos y medio, y sólo la intensidad de dicha voz nos hace intuir la transición de estrofa a estribillo y viceversa. Se podría pensar que no necesitas más que una buena historia que contar y una guitarra rítmica típica de canción de campamento para escribir un himno, pero probablemente el tema no funcionaría igual si se cimentase sobre otra progresión menos digerible. Millones de no-fans de Loquillo no pueden estar equivocados.

 

Red Hot Chilli Peppers – Under the Bridge

John Frusciante demuestra ser el auténtico heredero de Jimi Hendrix calcando sus técnicas a la hora de componer guitarra rítmica. Ligados, arpegios y florituras varias, combinando rasgueos y punteos, brillan gracias a un tempo lento, aportando una complejidad apta para todos los públicos, y dejando que se intuya la progresión mágica durante la estrofa desde la elegancia absoluta.