By María Delso
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Es viernes. 22:10 horas. El Sol. Toca Mohama Saz teloneados por Oskar Benas Instro Combo. Mohama Saz se despide hasta mediados de 2020.
En esta época en la que todo el mundo necesita poner nombre a las cosas, es bonito encontrarse con algo inclasificable que nos haga salir de esa cuadriculación a la que estamos acostumbrados.
Oskar Benas Instro Combo, a los que todavía no habíamos tenido la ocasión de ver en directo, fueron calentando el ambiente de la sala con su música instrumental. Los chicos de Barakaldo nos prepararon con melodías de rock en su sentido más amplio, envueltas de misticismo y experimentación inclasificable y natural.
Mohama Saz, el quinteto madrileño (formado por Adrián Ceballos, Javier Alonso, Arturo Pueyo, Sergio Ceballos y Rubén Mingo) es una banda capaz de transportarnos a otra época y lugar que nunca ha existido. Imposibles de encasillar en un género determinado, Mohama Saz, se mueve en ámbitos como free jazz, folk y rock, músicas del mundo -una pasión turca- y psicodelia.
Utilizando instrumentos como baglama saz, Mohama Saz, con cada una de sus canciones fueron capaces de transportarnos a distintas partes del mundo consiguiendo que la sala estuviera atónita ante el planteamiento de este nuevo jazz psicodélico traído de Oriente.
Comenzaron el viaje con una de las canciones de su último disco, Viva el Rey (de noviembre 2018 -un álbum producido por Miguel Lorenzo, encargado de la mezcla, y la propia banda en Influx Estudios-), desplegando una sábana oscura pero transparente en El Sol, mientras la gente empezaba a balancearse como si de un ritual se tratara.
«Negro es el Poder» fue su segunda canción, de un álbum repleto de ornamentos árabes, con ligeros matices desérticos y con algo de tropicalismo, pero son tantos los detalles que uno puede volverse prácticamente chalado.
Tras «Avisenawino«, canción instrumental a la que se suman voces ambientales, y riffs de baglama saz que lo convierten en hipnótico, nos deleitaron con algunas canciones como “More Irán” y “Oro Cíngaro” de su primer disco.
El “ya no hay vuelta atrás” de «Esplendor de Cristal» parecía que empezaba a ser cierto, sin poder evitarlo, íbamos ascendiendo junto a esas voces que se te meten en la cabeza.
Tras el agradecimiento de Sergio hablando un excelente turco -o al menos, eso supuse-, «King’s Safari» y «Altiplano» fueron las siguientes canciones que nos hicieron bailar mientras nos retorcíamos por dentro. «Altiplano» es uno de esos temas que sin darte cuenta te ves bailando sin parar de sonreír. Se te mete dentro de las venas y se hace dueño de ti.
Y sí, terminaron con la genialidad «Condomina«.
El universo de Mohama Saz va en su propia dirección, canciones hiladas únicamente por el atrevimiento y el sonido único de la banda. Oscuro, lúcido, maldito y bendecido a la vez, son términos con los que describir el espíritu musical que rodea a esta formación.
Este concierto se ha quedado grabado en mi retina. Libertad.