mejores-discos-2016

 

 

Primero de todo, hay que definir a qué nos referimos con «Mejor». Ese adjetivo se debe entender como un conglomerado de cualidades:

  • Bueno, en cuanto a calidad musical se refiere.
  • Influyente, como ejemplos a seguir por las bandas del futuro.
  • Original, que no abuse del pop manido de siempre.
  • Duradero en el tiempo, refiriéndose a la posibilidad de que se hable de él dentro de muchos años después.

Siguiendo esas premisas, como cada año, hemos elaborado una lista con los 21 mejores álbumes del año. Una cifra no redonda, capaz de dominar el mundo.

Comenzamos.

Los 21 mejores discos internacionales de 2016

21. Jamie T – Trick

Volvió de su retiro espiritual hace un par de años con un disco aceptable, pero que no llegaba a la altura de sus dos primeros trabajos. Pero en 2016 recuperó el toque con el que nos había conquistado. Siempre a caballo entre el rock y el rap, el británico vuelve a combinar a la perfección ambos géneros en su cuarto álbum: Trick. «Joan Of Arc» es la canción con la que querrías casarte, «Tescoland» la que te prepara para un viernes de desenfreno, «Police Tapes» estaría presente en cualquier pelea de bar y «Self Esteem» cerraría cualquier tarde/noche de domingo. Recursos inagotables para un Jamie t radiante.

*By Ray Vegas

20. Parquet Courts – Human Performance

Bajo el prisma del art punk, Parquet Courts se encuentran cómodos. Son técnicos y elegantes. Casi parece que pueden cogerte de la mano, y llevarte a un mundo lleno de parkas multicolor. Sin embargo, no les importa meterse en su garaje, y llenarse las botas de barro con tal de hacerte bailar. Tampoco rechazan alargar sus guitarras hacia el infinito, si la situación lo requiere.

“One Man, No City”, es una bala que apunta directamente hacia “Sister Ray” de The Velvet Underground, el sabor a  final de los años 60 casi puede tocarse.

No es el único disparo que hay en el disco, “Berlin Got Blurry” tiene pólvora sacada del lejano oeste, y “Dust” es perfecta para el calentamiento previo de cualquier fiesta. En total, 13 piezas que pasan de los 40 minutos, en los que no podrás dejar de mover el esqueleto.

El disco punk que Wes Anderson escucharía en su casa mientras busca el ángulo de cámara perfecto.

*By Daniel Santamaría

19. Nicolas Jaar – Sirens

Cristales rompiéndose suavemente bajo una leve y lenta lluvia. Nicolas Jaar deja claro desde el principio, que su disco no puede ser escuchado “de pasada”. Estás sólo ante la oscuridad, y aparentemente nada puede sacarte de allí. “Killing Time” dura más de 11 minutos , pero si tienes paciencia, y eres valiente; verás cómo el tema se va construyendo a tu alrededor, y por arte de magia, aportando más y más matices.

Con “Wildflowers” el ambient de Fout Tet se vuelve más tormentoso, pero flota más, y vuela más alto.

Los parajes descritos por “Leaves” llevan directamente a “No”  epicentro y punto clave de Sirens una locura que podríamos intentar definir como neo cumbia espacial. Valiente, rompedora, y con un cuerpo muy elegante. Casi invita hasta a bailarla.

Three Sides Of Nazaret” viene a poner el ritmo violento. Beats agresivos que se amontonan a lo largo de 10 minutos con una sexy voz como faro. Un viaje inolvidable en el que “History Lesson” pone el punto y final.

Aquí no busques las marchas más directas y guitarras con efectos de Darkside (el súper grupo con formó junto a Dave Harrinton). Esto es Nicolas Jaar. Un ambiente hostil y oscuro, pero en el que si entras, y te dejas envolver, no querrás salir nunca.

*By Daniel Santamaría

18. Twin Peaks – Down In Heaven

Cuando escuchas Down In Heaven, el tercer disco de Twin Peaks, sabes que la madurez está llamando a las puertas de los cinco miembros de la banda. Una vez escuchado, compruebas que le han dejado entrar y les ha sentado de maravilla. Sus influencias han crecido, y entre las treces canciones que lo forman se muestran más sólidos que nunca. Y todo a pesar de su preocupante juventud. Si a estas alturas son capaces de crear baladas como «Stain» podemos estar seguros de que en 10 años serán unos maestros.

Pero tampoco pierden su lado gamberro. En «Butterfly«, «Holding Roses» o «Have You Ever?» suben el tempo, pero mantienen esos arreglos de teclados que consiguen canciones mucho más cercanas al sobresaliente.

*By Ray Vegas

17. Thee Oh Sees – A Weird Exists

Parece que la energía que derrochan los de San Francisco no es solo palpable a la hora de tocar, sino que también les sobra en cuanto a desarrollo creativo. Y es que Thee Oh Sees se han marcado un año bien inspirado, sacando a principios de agosto A Weird Exists para rematarlo en noviembre con su continuación, un segundo trabajo llamado “An Odd Entrances”.

Un doble LP en el que impera la fuerza de los dos bateristas, Yan Moutinho y Dan Rincon, con el bajista Tim Hellman, quienes sientan los cimientos del garaje-punk característico del grupo, a pesar de que en este disco se alejan de la oscuridad noise para adentrarse en ambientes más cósmicos.

Abriendo la lata, aparece “Dead Man’s Gun”, guiada con la locura vocal de John Dwyer y muy bien arropada con guitarreos potentes como de costumbre.

Plastic plant” cuenta con todos los ingredientes del clásico rock de Oh Sees, pero con una pizca de frescura que la suaviza al final. «Jammed Entrance» sin embargo dista bastante de lo habitual en los californianos. Similar a un mensaje de código morse, es precisamente a lo que nos referíamos con ambientes cósmicos, con toques de electrónica futurista que parecen transportar a otra dimensión, al igual que en “Axis”.

Un nuevo registro, inesperado tal vez, pero en el que la banda para desenvolverse estupendamente, incluso cuando su péndulo oscila hacia un ritmo más estable. Basta con que Dwyer desencadene un solo de guitarra chirriante y distorsionado. Vuelven a hipnotizarnos.

*By Pilar Cachón

16. The Growlers – City Club

Una puesta de sol en la Costa Oeste americana y un coche viejo con remolque cargado de country, surf, pop, rock y destellos del movimiento beat. Escuchar lo último de los Growlers significa viajar a California con lo puesto sin otra preocupación que la de dejarse mecer por el “Beach Goth”.

Quizá sea la voz rota de Brooks Nielsen, su inconfundible sonido retro envuelto de sintetizadores o el puntito del lo-fi en su justa medida, el caso es que los chicos destilan un encanto al que pocos pueden resistirse una vez sumergidos en su música.

Una de tantas virtudes dignas de mención de la banda podría ser su osadía a la hora zambullirse en nuevas sonoridades y cambios de registro, sin embargo, con City Club la cosa ha ido más allá.

Aquí es donde entra en juego el papel de Julian Casablancas, quien se ha encargado no solo de la producción sino de inyectar algo de la esencia de los Strokes, especialmente en la canción que da nombre al disco.

Juntos han creado una amalgama polifónica que rompe con el estilo garajero al que nos tenían acostumbrados, tirando de ritmos de los 80, un groove más suave y trazos de jangle pop que de nuevo hacen recordar sus orígenes yanquis.

A partir “I’ll be around” la influencia de Casablancas se torna menos evidente, siendo este un tema elaborado y sexy, pero superado por “Dope on a rope”, que deja un sabor a psicodelia a cuenta de guitarreos enérgicos y mostrando la naturaleza canalla de la casa.

Sin embargo, con “Night Ride” el ambiente es distinto: apunta hacia una languidez acusada y melancólica, y es en “When you were made” donde se intensifica más si cabe, haciendo alarde del timbre de Brooks en una balada profunda y letras llenas de sentimientos.

Pese a la tónica general de voces distorsionadas y el protagonismo de los teclados, como en “The Daisy Chain”, los Growlers nos han dejado un LP heterogéneo y colmado de matices, pero en el que todas las pistas siguen un hilo de nostalgia que no se pierde en ningún momento. Consiguen lo que cualquier artista anhela: evocar reminiscencias y provocar sensaciones que emocionan a uno.

*By Pilar Cachón

15. Suede – Night Thoughts

A lo largo de la historia, muchísimos grupos se han separado, unos cuantos han vuelto, pero sólo unos pocos se reunieron para reinventarse, y vivir una segunda juventud.

Suede han sido uno de los gigantes del britpop, y llevan una bonita historia de superación a sus espaldas. Bernard Butler, su guitarrista estrella, abandonó la formación cuando  “Coming Up” su aclamado tercer disco, aún se estaba gestando. Un joven y talentoso fan de apenas 17 años fue su recambio. Los de Oxford conseguían superar todos los obstáculos y barreras posibles para sumar una obra maestra más a su colección que hoy en día seguimos recordando.

Pero en 2002 surgió un nuevo punto de inflexión. Por motivos personales la banda se veía obligada a disolverse. Muchos creíamos que no volveríamos a ver a Suede sobre los escenarios, y mucho menos sacando nuevo material, pero en 2013 volvieron para poner las cosas en su sitio, construyendo un disco, que dejaría unos cimientos bien sólidos de cara a futuros trabajos: Brett y compañía volvían, y estaban en forma.

Sorprende que en este 2016, hayan decidido sacar un álbum conceptual, que cuenta una bonita historia de (des)amor. Las intenciones de hacer algo grande se palpan desde el principio, una orquestal “When  You Are Young” que escribe el inicio de la aventura.

Outsiders” va de sentirse joven, y gritar amor desde lo más profundo del alma, uno de los temas que más me han tocado en todo el año.

No Tomorrow” y “Like Kids” suenan a los Suede noventeros de siempre, mientras que “I Don’t Know How To Reach You” y “What I’m Trying To Tell You” nos traen guitarras incendiarias.

El final de la historia nos lo cuenta “The Fur & The Feathers” una emotiva despedida.

Los británicos demuestran su gran estado de forma, probando cosas nuevas y defendiéndolas en festivales como el BIME con una puesta en escena muy atrevida. Un esfuerzo que se merece  ser aplaudido, y del que estamos muy agradecidos.

*By Daniel Santamaría

14. The Last Shadow Puppets – Everything You’ve Come to Expect

Subestimado por algunos medios «especializados», la vuelta de The Last Shadow Puppets (Alex Turner + Miles Kane) dejó con un muy buen sabor de boca a sus seguidores. Todo ello a pesar de comenzar con un primer single algo flojo, «Bad Habits», algo que se subsanó a medida que se fueron conociendo el resto de canciones del álbum: «Aviation«, «Miracle Aligner»… 12 canciones que se coronan con una exquisita «The Dream Synopsis», una de esas canciones que invitan a comprar el disco sin importar cómo suene el resto.

Composición muy cuidada, segundas voces auténticas y el Alex Turner más «crooner» que se recuerda.

*By Ray Vegas

13. Kevin Morby – Singing Saw

El trovador del siglo XXI tiene un nombre: Kevin Morby. En su último trabajo se muestra preparado para ponerle banda sonora a cualquier película de Paolo Sorrentino. Con Singing Saw, por tercera vez en su carrera en solitario, nos lleva a un estado mental parecido a un viaje astral. Una sensación que aumenta en el corte de título homónimo, un folk algo psicodélico que influye en cada acorde.

https://www.youtube.com/watch?v=55y3-zXu3Wg

Morby es un maestro de la elegancia y así lo demuestra en cada uno de sus temas. Cierra su obra con un tridente celestial compuesto por «Destroyer», «Black Flowers» y «Water». Antes también hubo momentos para despeinarse junto a «Dorothy» y «I Have Been To The Mountain», canciones en las que saca su lado más rockero.

*By Ray Vegas

12. Kanye West – The Life Of Pablo

Es el artista más problemático del siglo XXI, y (posiblemente) el más creativo junto a Bon Iver. Todo lo que hace, cualquier paso o decisión que tome, será analizado y mirado con lupa hasta el más mínimo detalle. En The Life Of Pablo nos regaló 20 cortes en los que combinaba canciones protagonizadas por el rap más clásico («Real Friends», «No More Parties In L.A») junto a temas que podrían sonar en la ceremonia de cualquier pastor estadounidense («Ultralight Beam», «Low Light»). También encontramos trap («Father Stretch My Hands Pt. 1») y canciones con letras polémicas que fueron la comidilla durante semanas («Famous»).

*By Ray Vegas

11. Anhoni – Hopelessness

Desde luego este ha sido el año del renacimiento de Antony Hegarty, quien en sus inicios sufrió menosprecios por parte de la industria musical debido a su ambigüedad sexual.

La artista ha vuelto a la carga con un disco muy comprometido, conformado a partir de temas que abordan problemas sociales desde una perspectiva caótica y al mismo tiempo delicada.

Líder de Antony and the Johnsons, ahora convertida en ANHONI, presenta un cóctel arriesgado y rebosante de creatividad bautizado como “Hopelessness” (“Desesperanza”).

https://www.youtube.com/watch?v=aUEoic7ro_o

Al iniciar sesión con ella, es como si se creara una atmósfera envolvente que recogiera el sonido, gracias a la ligereza y fragilidad que desprenden sus canciones. Una burbuja electrónica engendrada con la ayuda de Ross Birchard, es decir Hudson Mohawke; y Daniel Lopatin, más conocido como Oneohtrix Point Never, dos de los artistas más destacables de este género.

El mismo título ya trae consigo un mensaje potente nada exagerado en comparación a la carga de significado de las letras del álbum. “4 Degrees” fue la carta de presentación y su naturaleza desgarradora cautiva a todo aquel que se precie. Una dura crítica a la pasividad de la sociedad frente a los problemas ecológicos, especialmente en cuanto al calentamiento global.

Tiempo después continuó con “Drone bomb me”, donde de nuevo arremete contra Estados Unidos por los ataques realizados con drones, desde la visión de una niña que ha perdido a su familia como consecuencia de éstos.

Pese a que los dos primeros adelantos dan soporte al LP, cabe destacar “Execution” o “Watch me”, otras dos buenas dosis de lírica y sonidos digitales equilibrados que también hacen flotar al oyente.

Con esta introducción aquí servida, merece la pena adentrarse a explorar un poco más la prosa empleada en “Hopelessness”, sin duda una composición musical diferente pero totalmente necesaria en los tiempos que corren. Quizá ANOHNI sea la ejemplificación de canción protesta más notable en los años venideros.

*By Pilar Cachón

10. A Tribe Called Quest – We Got It from Here… Thank You 4 Your Service

Con ellos volvió el rap como debería de sonar el rap. A doble cara y con unas bases de órdago. A Tribe Called Quest regresaron en 2016 tras un parón de casi veinte años. Lo hicieron con un disco que sirvió para homenajear a Phife Dawg, uno de sus miembros fallecido este mismo año. Pero antes de morir, a Dawg le dio tiempo a contribuir en We Got It from Here… Thank You 4 Your Service.

Un trabajo formado por 16 canciones con el que se ganaron tanto a crítica como a público, agrandando así la historia de una de las bandas más relevantes del rap.

*By Ray Vegas

9. Bon Iver – 22, A Million

Los discos de Bon Iver siempre nos cuentan historias. En sus dos primeras creaciones, Justin Vernon nos habló de la ruptura con su pareja, su enfermedad, y el tiempo que pasó encerrado al norte de Wisconsin. Con For Emma, Forever Ago tuvimos un folk muy íntimo: Pocos instrumentos, y una voz ligeramente modificada mediante vocoder (una de sus principales señas de identidad). Para su segundo LP, la fórmula se expandió, añadiendo más elementos a la ecuación: Trompetas, saxofón… Bon Iver ya era todo un fenómeno internacional y sus interpretaciones en vivo resultaban memorables.

El éxito, muchas veces difícil de llevar, entró de manera violenta en la vida de Justin, provocándole ansiedad y depresión. Tras una huida sin éxito a las islas griegas, con el objetivo de desconectar y encontrarse a sí mismo, volvió a recurrir a la música para salir del acantilado.

Pero este disco es muy diferente a los anteriores. Mientras antes se esforzaba en sanar un vacío producido por una ruptura sentimental, en este trabajo hace un ejercicio de catarsis, y de redención.

-“Creo que quería dejar atrás y romper con algunas cosas, mis anteriores trabajos son muy tristes, literalmente me estaba curando a través de ellos. Estar triste sobre algo está bien, pero dar vueltas a lo mismo acaba resultando aburrido. Este disco sigue siendo oscuro, pero quiero probar cosas nuevas, experimentar y explotar nuevos sonidos, gritar más”- comenta él mismo sobre el proceso de creación.

Su música ya no suena igual, Bon Iver abraza la folktrónica. Los beats y samples ganan mucho protagonismo. A veces se deja llevar por vientos más épicos y tradicionales, pero su corazón late electrónica.

La búsqueda se inicia con “22 (OVER S∞∞N)” samples, tímidas guitarras y falsettos (sin sonar recargado) marcarán el ritmo del disco bajo una frase que se repite varias veces: “It may be over soon”.

Hay momentos realmente brillantes  en este nuevo trabajo, y generalmente coinciden con las canciones más “tradicionales” y organizadas: ‘33 “GOD”’ o “666 ʇ” con sus estructuras in crescendo logran emocionar igual que sus anteriores trabajos, y el final con “00000 Million” es para enmarcar.

Los momentos rompedores dentro de “10 d E A T h b R E a s T ” tratando de imitar la ansiedad siguen siendo bastante buenos y añaden variedad a su música, pero este afán por buscar lo nuevo acaba convirtiéndose en excesos y en transiciones algo insulsas llenas de vocoder que hacen tambalear la estructura del disco.

22, A Million es un disco muy controvertido, o lo amas o lo odias, pero es imposible que te produzca indiferencia. Atreverse a dar este paso en una carrera ya asentada, sin duda es algo muy digno de admirar.

*By Daniel Santamaría

8. Car Seat Headrest – Teens Of Denial

Quizás la música se reduzca a algo tan simple como cuatro chavales tocando de forma despreocupada, tratando de buscar su lugar en el mundo.  Bajo esta premisa comienza “Fill In The Blank”. Indie Rock juvenil que desprende vitalidad, ganas de ver nuevos lugares y descubrir nuevas sensaciones.

Teens Of Denial es el debut del proyecto liderado por Will Toledo, que tras subir nada más y nada menos 12 discos a soundcloud con un marcado estilo lo-fi, despertó la curiosidad de Matador Records  en 2015, dándole rienda suelta para crear esta gran y larga locura (70 minutos de duración).

A partir de aquí, la cosa se retuerce, se estira, y  hay lugar para mil giros y sorpresas inesperadas. Piezas muy largas y enérgicas  como “Vincent” simplemente te invitan a dejarte llevar y disfrutar del momento.

Pero Will Toledo también cuenta con una máquina del tiempo, con la que ha ido rescatando influencias fácilmente identificables, sabiendo jugar muy bien con ellas para llevarlas a su terreno y darles un nuevo enfoque. En el disco encontramos la genial “Drunk Drivers / Killer Whales” que suena muy parecida al lo-fi desenfadado de Pavement, pero con trompetas y nuevos instrumentos que le hacen ganar una riqueza diferente, o “1937 State Park” con unos guitarrazos que bien podría firmar Dinosaur Jr.

Un disco con letras de salvación y vitalidad, para la generación que no necesita ser salvada.

*By Daniel Santamaría

7. King Gizzard & The Lizard Wizard – Nonagon Infinity

Llevan más discos que años juntos. ¿Qué quiere decir? Que son una de las bandas más prolíficas que existen. En Nonagon Infinity te ofrecen un billete completo: alojamiento y transporte a un viaje hiperactivo a través de su adictiva psicodelia. No hay tiempo para el descanso en su parque de atracciones particular: subidas y bajadas a todo tren que llevan a tu mente a sentirte en una película de Tarantino. Solo en «Mr Beat» podrás dejar de ladear la cabeza de un lado a otro y relajar ese cuello a punto de partirse. Porque «Robot Stop», «Gamma Knife» y «Evil Death Roll», por nombrar solo tres ejemplos, podrían generar un tsunami con sus ondas.

Todo termina con un «Road Train» que, si no tuviera ese inherente reverb, podría firmar cualquier banda de heavy metal.

*By Ray Vegas

6. Leonard Cohen – You Want It Darker

Nos dejó no sin antes regalarnos un disco oscuro y premonitorio, al igual que David Bowie. Cohen ya había afirmado que estaba preparado para la muerte y en You Want It Darker su voz parece hablarnos desde ultratumba. La gravedad que le imprime a cada nota hace que sus canciones alcancen un nuevo nivel de intensidad, un sentimiento que se mantiene a lo largo de las nueve canciones que lo forman.

Ya hay quienes afirman que Bowie, allá donde esté, está creando su cielo privado y que en él están invitados muchos de los mejor artistas de nuestro tiempo. Eso explicaría muchas de las muertes sucedidas en este 2016 que (por fin) nos deja. Sea como sea, Leonard Cohen supo sacar y sacarnos el lado oscuro en los últimos días de su vida.

*By Ray Vegas

5. Mitski – Puberty 2

A pesar de contar con 3 discos, el único “acercamiento” de Mitski al gran público se había producido a través de una forma muy curiosa: Un capítulo de la serie “Hora de Aventuras”.  La vampiresa Marceline interpretaba con su bajo una versión de “Francis Forever”. La gran potencia y descaro del tema, hacían pensar que Mitski podía entregarnos un disco capaz de colocarse en el olimpo de lo alternativo en un futuro no muy lejano. Ese momento ha llegado con Puberty 2.

Mitski nació en Japón, y tras dar varios saltos por el mundo, se ha establecido definitivamente en Estados Unidos. Este cruce de culturas ha influido más en sus letras que en su sonido. Si me preguntáis a qué suena su último disco os diría que está bastante influido por la escena alternativa americana de los 90: noise rock, power pop… Lo divertido de “Puberty 2” es que encaja muchos estilos diferentes, y lo hace de una manera muy fresca. Así, puedes estar escuchando  “Happy” (el tema que abre el disco, y que habla de la lucha interior por lograr la felicidad) y que aparezca de repente una sección de saxofón. Sin darte cuenta, empieza “Dan The Dancer” y tienes la sensación de escuchar el principio de un tema firmado por Sonic Youth. Pero no os preocupéis, todo está realizado con muy buen gusto, y las transiciones se hacen bastante dulces.

Fireworks” te puede tocar más el alma, y en “Your Best American Girl” le pisa fuerte y apunta directamente al racismo y diferencias culturales, con un hitazo incontestable, en el que recuerda a los primeros Weezer.

Pero es que Mitski no solo vive de guitarrazos, también se saca una semi-balada nada convencional como “I Bet On Losing Dogs” en la que hace un trabajo vocal brutal, y un cierre  únicamente acompañada de su guitarra y un par de coros para “A Burning Hill”.

Aunque parezca muy tímida sobre los escenarios, y prefiera permanecer alejada de los grandes focos, la joven artista ha demostrado una gran personalidad y saber hacer, al fijarse en varios sonidos diferentes, y juntarlos en un mismo disco, consiguiendo un sonido fácilmente identificable, y que esperamos escuchar muchas más veces en un futuro.

*By Daniel Santamaría

4. Angel Olsen – My Woman

Años asociando el folk femenino a voces angelicales acompañadas por una sobrecogedora guitarra… hasta que llega el nuevo disco de Angel Olsen, que además de incluir todo lo anterior, le suma una fuerza y actitud increíble, aparte de abrir su folk a una gran cantidad de géneros enorme. No es que la americana sea una artista camaleónica; es que aquí todo lo que hace, suena genial.

Intern” sirve para introducir el disco. Una pieza sadcore superior a cualquier cosa que haya hecho hasta ahora Lana del Rey.  Breve, y con un teclado dreamy al final, perfecto para una inmersión total.

En “Never Be Mine” mira hacia abajo, adoptando parte de estilo country y con “Shut Up Kiss Me” llega la verdadera fuerza e intención del disco. Temazo rockero que sin duda se cuela entre lo mejor del año.

My Woman es un disco plagado de pequeños placeres: El bajo de “Give It Up”, la guitarra final de “Sister”…. Toda una bofetada a aquellos que la querían encasillar creativamente dentro de un único género, y que le confirma como una de las grandes voces de nuestra generación.

*By Daniel Santamaría

3. Radiohead – A Moon Shaped Pool

The King Of Limbs era lanzado allá por 2011, y su mera presencia dividió a los fans de la banda de Oxford a más no poder. El grupo intentaba refugiarse en sonidos electrónicos cercanos al underground, un movimiento bastante rompedor, pero que no reinventó nada. El disco se dejaba escuchar y estaba bien sí, pero Radiohead acostumbran a hacer tambalear a la industria musical con cada nuevo lanzamiento.

Thom Yorke y los suyos miraban hacia atrás, recuperando canciones que dejaron sin acabar, o que sólo podían haber sido escuchadas en vivo.  Con una orquesta acompañando muchos temas, los engrandecieron, y se sacaron “A Moon Shaped Pool” de debajo del brazo.

Sólo ellos pueden hacer un disco con canciones sueltas del año 1995, 2003, 2008… ordenarlas por orden alfabético, y que te hagan creer que tienen coherencia. Parece mentira pero su último trabajo gana credibilidad y la experiencia resulta mucho más inmersiva si se escucha de golpe.

Burn The Witch” es una canción de Radiohead que no habías escuchado nunca antes. Su coqueteo con el pop barroco,  con bajos electrónicos, ya indican vientos de cambio.

El lado tierno y emocional lo pone “Daydreaming”, y si tienen que ponerse directos, aquí también saben hacerlo, apuntado y disparando con “Ful Stop” e “Identikit”.

La orquesta elegante vuelve en “The Numbers” y se despide que una versión reinventada de “True Love Waits” una de las canciones de amor más desgarradoras de todos los tiempos, y que sirve para poner un broche de oro y cerrar “A Moon Shaped Pool” por todo lo alto.

Si queréis conocer más del disco podéis leer nuestra reseña completa aquí.

*By Daniel Santamaría

2. David Bowie – Blackstar

Desde que su disco se publicara a principios de año, el 8 de enero, no había que ser un adivino para saber que aparecería en todos los TOP del año. Cuando dos días después, la noticia de su muerte sorprendía al mundo, ese último disco de su carrera titulado Blackstar comenzó a despertar aún más curiosidad que al comienzo. Se convirtió en un símbolo, en el disco póstumo que merece una leyenda de la música. David Bowie nos dejaba con un álbum repleto de misterios y la sensación en cada uno de sus temas de saber que pasa algo, que él tenía más información que el resto respecto a su futuro venidero.

Con solo 7 canciones fue capaz de removernos las tripas, de emocionarnos con ritmos tenebrosos. Y también le dio tiempo a grabar dos vídeos para sus singles «Lazarus» y «Blackstar«. Imágenes premonitorias que quedaron grabadas a fuego en nuestra mente.

Uno de los artistas más importantes de la historia se fue con las botas puestas, dejando para nuestro disfrute un trabajo exquisito.

*By Ray Vegas

1. Whitney – Light Upon The Lake

Todos tenemos un amor de verano. Un verdadero flechazo que te llega directo al corazón, y recuerdas durante el resto del año. Es el caso del debut de Whitney. Un disco que respira mañanas en la piscina, y atardeceres mirando el sol. Todo está hecho con amor y mimo, y es imposible que un par de escuchas no alegren tu día.

Una vez me describieron su sonido como una mezcla entre Bon Iver y Mac DeMarco, y creo que es un símil bastante acertado. Los de Chicago tienen recursos suficientes para sacarse de la manga momentos más barrocos trompeta en mano. Aunque el alma del disco son sus guitarras, limpias y perfectamente trabajadas, dejando escalas memorables.

Whitney nace con “No Woman”, perfecta para cualquier momento contemplativo o melancólico, y sin casi respiro se planta en “The Falls”,  un tema mucho más alegre y que invita a levantarse.  Es entonces cuando te das cuenta de lo bien que juegan con los contrastes y que el disco nunca decae.

Hay mucha nostalgia, y añoro por grandes tiempos pasados, como es el caso de “Golden Days”, aquí llegamos al punto clave del disco, en donde se atreven hasta con algo de coros pop.

En “Dave´s Song” miran de reojo a  Girls, otra bandaza que les ha influenciado levemente.  La sincronía de guitarra-bajo fluyendo en perfecta armonía de “No Matter Where We Go” entrega los mejores momentos instrumentales, poniendo  fin a una primera parte para enmarcar.

A partir de aquí las trompetas ganan algo más de protagonismo, hablando con voz propia, como se puede ver en “Red Moon”, hasta que toca despedirse y decir adiós con “Follow”.

Whitney demuestran que cualquier tiempo pasado fue mejor para sacar los mejor de nosotros y seguir hacia delante.

*By Daniel Santamaría