Emoción, tristeza, alegría… esos pueden ser algunos de los sentimientos que tengas al escuchar lo nuevo de Radiohead. O puede que aún su reciente disco, A Moon Shapped Pool, no haya crecido en ti. Que te produzca indiferencia, aburrimiento o te haga añorar tiempos mejores. Precisamente aquí es donde se encuentra una de las grandezas del grupo: descubrir con paciencia y mimo sus creaciones.
Thom Yorke y compañía siempre acaban llevándonos a su pequeño mundo. Aunque tus primeras impresiones sean que te encuentras ante algo insustancial, aburrido, sin alma, y tu mente empiece a llenar esos vacíos mirando hacia el final de los años 90, poco a poco lo nuevo empieza a abrirse paso.
Los momentos sosos empiezan a tomar otra forma y sentido, descubres nuevos beats que inicialmente pasaste por alto y acabas quemando tu botón de reproducción.
The King Of Limbs, su anterior obra, fue un disco polémico, y que en cierto modo dividió a los fans. Los de Oxford optaban por buscar sonidos más electrónicos, presentes en la escena underground, dejando fuera del tracklist final algunos de los mejores temas, que más tarde aparecieron como caras b.
A Moon Shapped Pool tiene la misión de unir a todos los fans y saciar la sed de nuevo material que persiste desde hace unos años. ¿Cumple con los objetivos deseados? El esfuerzo ha sido grande y empieza aquí.
Burn The Witch inicia un nuevo camino. Durante esta reseña leerás comparaciones o similitudes con anteriores temas, pero aquí se escuchan vientos de cambio. Cercanos al pop barroco en algunos instantes, una mini orquesta encabezada por violines asoma la cabeza entre unos bajos electrónicos. Bastante elegante y con un estribillo que puede ser hasta pegadizo. Durante las primeras escuchas pensaba que faltaba que la canción “rompiese al final”, bien con una guitarra irrumpiendo violentamente o algún momentazo experimental, pero he conseguido disfrutar de su final en seco.
Daydreaming fue el segundo adelanto. Su creación parece que ha sido concebida a partir de How To Disappear Completely y Last Flowers To The Hospital. Si a esto le sumamos los suaves vientos que mecen la melodía, nos encontramos ante los primeros indicios de que Radiohead han optado por hacer un álbum de art pop, aunque su música siempre resulta difícil de clasificar. La canción se permite tomarse su tiempo para florecer hacia un final sobrecogedor. Como curiosidad cinéfila, el video está dirigido por Paul Thomas Anderson, padre de There Will Be Blood o Magnolia.
Decks Dark vuelve a traernos a la voz de Yorke, unida a un piano que irá apareciendo poco a poco a lo largo de un tema muy bien ejecutado, con un bajo que se escucha perfecto (la mano de Nigel Godrich, su productor, sigue siendo exquisita). La guitarra de Greenwood hace sus primeros amagos de aparición, y recordando a muchos momentos del gran disco que fue In Raibows, pero con una densidad mayor y más difícil de apreciar a simple vista.
Desert Island Desk pone más calma con una preciosa guitarra acústica marcando el ritmo. Puede que escuchada por separado su nivel sea bueno, pero tras la calma y el ambient que aportaban los anteriores sencillos, su inclusión en este momento del tracklist puede tornarla algo aburrida. Algún amigo me ha comentado que este sitio debería de estar reservado para Spectre, (tema descarte para el soundtrack de 007:Spectre) orquestal y con unas revoluciones más altas, y la verdad, no puedo estar más de acuerdo.
Ful Stop ha sido una de las más aclamadas por los fans desde su lanzamiento. Prácticamente es la hermana de Sit Down, Stand Up, que sonaba allá por el 2003 en el disco Hail To The Thief. Sus cuerpos son similares, y parece que se entrelazan para romper de manera algo diferente. Su inclusión supone un cambio de ritmo en el disco y sin duda es uno de sus grandes momentos.
Glass Eyes es una bonita balada a piano que, por desgracia, corta un poco el ritmo iniciado anteriormente. Aunque su letra y vientos hacen que sea disfrutable por separado. Evade un poco la sensación de poder ser una cara b aún sin resultar una mala canción.
Identikit requiere especial atención, pues podemos estar ante la pieza clave del disco. Innovadora, potente, y segura de sí misma. Escucharla con unos buenos cascos es toda una experiencia. Mención especial para el momento guitarrero que se marca el señor Jonny Greenwood al final.
The Numbers seguramente sea una de las tapadas de A Moon Shapped Pool. Puede que pase inadvertida durante las primeras escuchas, pero según avanza el tiempo, te das cuenta que es uno de los temas más completos de todo el conjunto. Gran contraste de géneros e instrumentación que concluye con unos violines a todo volumen. Su forma recuerda bastante a Paper Tiger, de Beck, ubicada dentro de Sea Change, otro gran disco que escuchar para relajarse.
Present Tense y Tinker Tailor Soldier Salior Rich Man… funcionan como otro bloque semi ambient de 10 minutos. La primera comparte algunos rasgos con el cuarto corte, (Desert Island Deck) y resultados parecidos. La segunda es algo más atmosférica y cuenta con un cierre de cuerdas bastante bueno.
True Love Waits es un final que nadie se esperaba. Desde 2002 viene siendo interpretada por Thom Yorke y su guitarra. Se ha ganado el derecho de ser una de las canciones más desgarradoras de la historia y poner los sentimientos a flor de piel. En esta ocasión es interpretada a piano, y aunque de primeras resulta raro escuchar esta reinterpretación, se acaba destapando como una versión muy emotiva y perfecta para poner cierre al disco.
—–By Daniel Santamaría—–
Puntuación : 87
Lo Mejor
+Radiohead siguen innovando y en esta ocasión se pasan a un gran artpop electrónico.
+Hay grandes temas que serán muy demandados para sus próximos conciertos.
+El nivel de producción sigue siendo absolutamente brutal.
+Con muchas escuchas, el disco gana un nivel de forma y trasfondo muy buenos.
Lo Peor
-Hay un par de temas algo inferiores en comparación al conjunto.
–Spectre se queda fuera y su presencia haría subir la nota un par de puntos.