Crónica y fotografías by María Delso
—–
Después del concierto de julio en El Sol pensábamos que tendríamos que esperar al menos un par de años para volver a ver al esperado Curtis Harding. No queríamos exagerar, pero hasta la fecha era lo mejor que habíamos visto en 2019, y efectivamente, tras el concierto del 24 de noviembre en la Joy Eslava, lo corroboramos.
Pues sí, Ground Control lo volvió a traer con su maravillosa banda. Curtis Harding nos presentó su segundo álbum, Face Your Fear, un seguimiento introspectivo y oscuro del álbum anterior lanzado en 2015, Soul Power. Aunque Face Your Fear no se aleja demasiado del sonido soul contemporáneo, hay momentos intrigantes de experimentación de rock psicodélico, como «Dream Girl» y la producción de Danger Mouse -The Black Keys- «Wednesday Morning Atonement«. Con Face Your Fear, Harding nos ha dado un proyecto conciso y cautivador lleno de reflexiones conmovedoras en las que nos muestra su nivel de vulnerabilidad, recordándonos a artistas como Bill Whiters, Dony Hathaway o Marvin Gaye.
La realidad es que desde que se anunció el concierto, ha sido una fecha marcada en mi calendario (hasta adelanté el AVE del Monkey Week para poder asistir bien fresca). Podría dedicar toda la crónica a Harding y explicaros cómo nos volvió a conquistar, pero estoy demasiado tentada a hablar de su guitarrista al que al menos quiero mencionar (estoy segura de que este hombre no ha pasado desapercibido por el público del concierto). Una genialidad. Curtis Harding es un hacha en el escenario, no hay duda, pero el desparpajo con el que baila su guitarra está, al menos, a su mismo nivel. En El Sol ya marcaba tendencia, pero entiendo que el espacio no le dejó desplegar sus técnicas y por eso, en la Joy no dejó paso al descanso y nos deleitó durante todo el concierto con unos pases de baile demasiado ingeniosos.
Pues bien, Curtis comenzó con «The Drive«, canción de su primer álbum para calentar el ambiente y entrar con «Go as you are«, donde tacha la palabra Come y la sustituye por Go, un pequeño guiño a Nirvana con el que Harding nos deja un pequeño pétalo en el camino que marca el sentido de su nuevo disco.
Con «Next Time«, primera canción de su primer álbum, Curtis coge la guitarra acústica, tiene un sonido tan divertido que no te das cuenta de que es una canción sobre un amor perdido. Esto se atribuye claramente al manejo innato de Curtis de la música soul y su perspectiva divina del romance. «Drive My Car«, una canción con mucho más Rock and Roll, rompe la hipnosis en la que nos había metido.
La siguiente canción es «On And On«, un auténtico himno de rhythm and blues, con su acelerado ritmo y bajo funky, así como un estribillo en el cual las trompetas, las voces de coro y la batería de jazz acompañan al falsete de Harding.
«Till The End» -mi canción preferida-, responde a la pregunta de si el alma es capaz de ser nueva e interesante y Curtis mantiene una conversación consigo mismo: «I’ll be on my way, Wait a minute what the fuck you’re goin, But I’ll be back some day«.
Harding iba tocando la guitarra en algunos temas y la pandereta en otros demostrando que no solo es buen compositor sino que tiene una voz envidiable, especialmente cuando canta en falsete.
No paran, siguen con «Ghost Of You«, «Freedom«, «Face your Fear«, «Cast Away«, «Need My Baby» y «Havens» sin dejarnos respirar. Hay que imaginarse todo esto en un teatro limpiamente iluminado y un público silencioso que disfruta el espectáculo en un estado de éxtasis.
«Keep On Shining«, un riff simple y soleado con cuernos que lo atraviesan, un ritmo duro que mantiene la canción en alerta. Al igual que el blues de la nueva era de Gary Clark Jr. o Leon Bridges, es una música que parece cautiva hasta cierto momento, en este caso, los años 70.
Su «bis» lo dedicó a «Wednesday Morning Atonement«, «Need Your Love» y «As I am«.
Curtis Harding y su banda son demasiado potentes, y deberían venir cada año. Curtis ofreció exactamente lo que sus discos reflejan ni más ni menos, sonando con esa elegancia y clarividencia que le caracteriza. Tiene muy claro que cuenta con el talento necesario para crear grandes canciones centrándose en unas influencias clásicas. De las mejores cosas del 2019.