Donosti ha afrontado en 2017 una nueva edición del Kutxa Kultur repleta de cambios. Después de conseguir una identidad y encanto propios, la organización del festival se vio forzada a un cambio de aires debido a las obras que acontecen en el bonito monte Igeldo. Pero ya lo decía el bueno de Noel Gallagher: “Don`t Look Back In Anger”. Los cambios requieren cierto periodo de adaptación para poder evolucionar y crecer, aunque haya que pisar algo de barro por el camino. ¿Ha merecido la pena? La respuesta está en el largo plazo. ¿El proyecto ilusiona? Por espacio, capacidad e intenciones sí, y eso es lo más importante.
Hablemos del recinto: Ahora la acción toma lugar en el hipódromo de San Sebastián, un precioso entorno rodeado de montañas y cargado de historia, la cual se puede respirar en su decoración (cargada de elementos tradicionales de la hípica como tablas de tiempos) o sus gradas (quizás demasiado alejadas del escenario principal). Las barras funcionaron con bastante rapidez, y el número de baños quizás se quedó algo escaso, pero estuvieron muy limpios en todo momento.
5 escenarios se repartían por el emplazamiento del Kutxa Kutur. El principal, muy bien montado con un tamaño perfecto. La carpa de circo, cuya idea es buena pero cuenta con puntos de baja visibilidad y un sonido con excesivo “retorno”. El paddock, enfocado a la electrónica de altas horas y dos restantes que cumplían con la función de estar algo “escondidos” y fueron poco transitados.
Uno de los grandes puntos en contra a los que se enfrentaba el nuevo recinto era la posibilidad de que el mal tiempo lo golpease, y nuestra querida ley de Murphy atacó de nuevo. Nuestra crónica narra lo sucedido el sábado, en donde la lluvia ofreció tregua pero dejó su sello en el suelo, transformado la tierra y hierba en barro. Nada que no se pueda solucionar con unas (muy buenas) botas de montaña y ganas de pasarlo bien, sin embargo, conviene que estos aspectos sean revisados y tratados de cara a las próximas ediciones.
La segunda jornada albergó a unos 4.500 espectadores, que pudieron disfrutar de una gran variedad de conciertos:
Iniciamos nuestra andadura con Skaitetan que ofrecieron un divertido concierto de ska acompañados de trompetas, perfecto para subir las pulsaciones y dar unos buenos saltos. Tras la descarga de energía, la acción se congregaba en el escenario principal, para disfrutar de los últimos tramos de luz de la forma más elegante posible.
The Divine Comedy
Los irlandeses se han convertido en todo un valor seguro sea cual sea la circunstancia. Ya puede ser auditorio, escenario principal, día noche o mal tiempo, siempre rinden. La tónica general fue bastante reposada, a fuego lento y sin grandes sobresaltos. Su último LP “Foreverland” acaparó parte de los compases iniciales, para luego ceder paso a sus canciones más recordadas. “A lady of a certain age” siempre resuena sobrecogedora, mientras que otros temas como “The complete banker” aportan una visión más pop. Neil Hannon se mostró menos colaborativo con el público que otras veces, aunque se le perdona por el momentazo vivido en “At the indie disco” hilando su “She makes my heart beat in the same way, as at the start of Blue Mond…” con un cambio de luces e inicio de una frenética cover de Blue Monday, de New Order.
La despedida, como siempre, corrió a cargo de la emotiva “Tonight we fly” llena de aplausos. Este fue su setlist:
- Absent Friends
- How Can You Leave Me on My Own
- Bad Ambassador
- Catherine the Great
- To the Rescue
- Sweden
- Generation Sex
- The Complete Banker
- Bang Goes the Knighthood
- A Lady of a Certain Age
- Songs of Love
- Something for the Weekend
- Becoming More Like Alfie
- At the Indie Disco (Con Blue Monday)
- I Like
- National Express
- Assume The Perpendicular
- Tonight We Fly
La fiesta se trasladaba de nuevo a la carpa, en donde Lookers dieron una agradable sorpresa, garage punk aderezado con buenos riffs de guitarra que brillaron con luz propia. Perfectos para animar cualquier ambiente.
The Drums
Parece que Jonathan Pierce ha conseguido reencontrarse con viejas sensaciones y un sonido muy surfero unido a una base que se inspira en The Smiths. “Abysmal Thoughts”, su nuevo LP tiene muchos de estos momentos, y había ganas de plasmarlos sobre el escenario. Los neoyorkinos arrancaron descargando toda su artillería pesada, lanzando hit tras hit sin apenas descanso bajo un sonido perfecto (pese a algún fallo inicial): voz clara, guitarras finas y bajo contundente. Tanta espectacularidad inicial tenía un coste, que se pagó en forma de cierta desconexión público-grupo en los tramos finales del concierto. Una impecable “Down by the water” declaró el punto final del concierto, pese a que gran parte de las primeras filas se quedó con ganas de más. The Drums han vuelto para quedarse. Aquí su setlist:
- Best Friend
- Book of Stories
- Heart Basel
- Let’s Go Surfing
- Money
- I Need A Doctor
- How It Ended
- Blood Under My Belt
- Days
- Rich Kid$
- Head of the Horse
- Mirror
- Down By The Water
De nuevo los focos apuntaban hacia la carpa en donde Vulk hacían aparición. Se ganaron todos los halagos recientemente recibidos con creces. Los de Bilbao ofrecieron un recital post punk en el que solo importó su música y la trascendencia que esta puede lograr en un futuro. Para seguirles de cerca.
The Hives
Llegaba el turno del plato fuerte y cabeza de cartel de la noche. No se hicieron de rogar y salieron a escena tan revolucionados como siempre y acompañados de “Come On!”. Pelle Almqvist es un verdadero showman e intenta de todo durante su concierto: Salta, baila, grita, corre… y sí, habla mucho (en un español latino bastante gracioso), quizás en ocasiones lo hace demasiado, pero cuando se centran en tocar su maquinaria funciona como la de un reloj sueco (nunca mejor dicho). La sincronía y ganas de pasarlo bien es todo lo que su concierto necesita, además de contar con un ya contrastado catálogo de hits. Son una verdadera apisonadora. Este fue su setlist:
- Come On!
- Hey Little World
- Hate to Say I Told You So
- Wait a Minute
- You Got It All… Wrong
- Main Offender
- Take Back the Toys
- Die, All Right!
- My Time Is Coming
- Won’t Be Long
- Walk Idiot Walk
- Try It Again
- Tick Tick Boom
- Bigger Hole to Fill
- Patrolling Days
Kokoshca emergieron como una propuesta ya consolidada y que para colmo se desenvuelve a las mil maravillas bajo los grandes focos. Un concierto realmente variado, en el que a pesar de acusar en ciertas ocasiones el efecto “rebote” por la acústica de la carpa, se compensó con creces en la llegada de “El escultor” o “Mi consentido”, temas que ya cuentan con identidad propia.
El final de la jornada recayó en las manos de Hercules & Love Affair, en formato live y con dos cantantes. A pesar de la originalidad de su propuesta, y de canciones que nunca fallan para cerrar como “Blind” el escaso aforo que permanecía en el recinto hizo que la experiencia se tornara algo sosa. Erol Alkan finiquitó la edición desde el escenario paddock con una sesión marca de la casa.
El tiempo ha golpeado con dureza en ciertos momentos, pero eso no ha empañado los buenos momentos vividos en un entorno que tiene potencial para crecer en los próximos años. La paciencia y el buen hacer son las claves del éxito.
¡Viva el Kutxa Kultur!
Crónica by Daniel Santamaría.
Fotografías by Jon Rodríguez.