¿Estos `Cristales Pendencieros´ son tan gayers como `Mumford e hijos´ o los `Dragones Imaginativos´?”. Sí, eso fue lo que le pregunté a mi círculo de amigos melomaníacos antes de ir a ver Crystal Fighters al WiZink Center de Madrid este finde pasado.

No los conocía de nada, y para que alguien me acompañara en esta ignorancia supina elegí a un fotógrafo aleatorio entre mi círculo de amigos fotomaníacos. Yo tengo de un círculo de amigos para todo. El mejor es el de erotómanos adictos al M.

Y hablando de consumir cristal, ¿qué creéis que piensa alguien cuando ve por primera vez al fumado de Sebastian Pringle salir ataviado con un poncho, una bandana, gafas de sol y una palma seca con la que hisopa de amor a la gente del público? Pues sí, piensas: ¿Quién coño es este gurú del buen rollo y por qué quiere transmitirme la felicidad pachamama que lo inunda?

Mira, es como si Rafiki, el ñu nudista de Zootrópolis y un oso amoroso se hubieran juntado para formar una banda indielectrónica de voladores yóguicosle dije a mi fotógrafa.

Tenía mucho miedo de que el concierto fuera una tortura en la que el grupo quisiera captarme para su secta con ese idiolecto arcoíris del que presumían. A día de hoy no sé si lo hicieron, porque puede ser que haya sido uno de los conciertos donde más he bailado en mi vida, y con una sonrisa, no como aquella vez que estuve horas practicando la jota aragonesa con mis primos de Teruel.

I Love London”. Eh, ¿te acuerdas que decía que no conocía ni una canción de la banda? Pues empezaron con una que resultó que sí conocía. De algo, no sé qué, pero la conocía. No me gusta, pero desde luego sirve para abrir un concierto. La canción perdió su cualidad de fondo de anuncio, a mi ver, y los puso a todos a votar como inconscientes pintarrajeados (de una movida fosforita que se iban pasando).

Follow”. Eh, ¿te acuerdas que decía que no conocía ni una canción de la banda? Mierda. Pues esta resulta que también la conocía, y, joder, como para tocarme las pelotas la tocaron seguida. Me gustaba mucho más que la anterior. El público asumió que no descansarían ni un rato, que como mucho se mantendrían siempre en un trote ligero, preparados para los estribillos metilendioximetanfetaminicos que les esperaban.

Yellow Sun”. A todas luces esta canción me hubiera parecido de un mariconismo optimista insoportable fuera de este concierto. Pero tarde, el chamán ya había elevado su batuta mesiánica y me había enganchado con su magia icástica para bailarlo todo como las gotas cursis de una fuente colmada de deseos y monedas. Me preocupaba más la fotógrafa. Con el ritmo le saldrían todas las fotos movidas.

Love Is All I Got”. Después vino esta. Y vino con un mensaje mental a través de las ondas sinestésicas, espesas como la pintura. El cantante principal, disfrazado de iratxo bayonés, me dijo: “¿Ves, Dim, como sí que nos conocías? ¡Qué falta de fe!”. Era verdad, me volvía a sonar la canción, y esta vez, antes de que se me escapara, la elegí como mi favorita. Luego intenté devolver el mensaje mental. Me probé con las coristas que me gustaban mucho más que el cantante, pero era imposible, se movían demasiado. En todo caso el mensaje era algo así como “Ey, me caéis bien, ¿hacéis algo luego? Yo beberé un rato en la puerta con mi fotógrafa. ¿Tenéis donde dormir?, yo vivo por aquí cerca y… Espera… ¿Hablo con la corista número 1 o la número 2? ¿Hola? No sé, os quiero. Y a la banda. Cambio y corto.”

Boomin’ in Your Jeep” y “Runnin’”. En una de estas dos moviditas canciones pasó algo verdaderamente mágico. La liturgia iridiscente y freérica que estaba oficiando la banda era tan hipnótica que cuando, entre los saltos de alegría, me cayó un litro de ron con cola, en vaso de mini, en la cabeza… increíblemente no dije nada, no me giré para matar a nadie. Simplemente seguí bailando, en mi trance onírico, como si disfrutara de una lluvia azucarada. “No es momento de enfadarse, Dimas, es momento de ¡CELEBRARLO! ¡¡¡VIVA EL RON SOBRE MI CABEZA!!! ¡¡¡No estoy pegajoso estoy melífero!!! ¡¡¡Irresistible para las abejas!!!”

Con “Xtatic Truth” vi que esta gente no solo era capaz de poner bolas de helado cremoso en tus oídos, también existía un sentimiento chunda chunda en ellos, negro como el parking de una discoteca. “Ojalá hubiéramos traído drogas”, pensé, “cómo todo el mundo sonríe no sé quien de todos ellos es el camello. Preguntaré a organización”. Ensimismado en lo hipnopómpico de los flecos de luz sobre la melena del ukelelista, me di cuenta, coño, que entre los instrumentos también tenían una txalaparta… “¡¿Me cago en la puta… pero de dónde salen estos tipos?!”.

Bridge of Bones”. Momento de luces de móvil danzando como ápices sobres sus íes. “La lenta por fin”, me dije. Yo saqué el mechero, en memoria de la old school. E igual que pensé en que deberíamos haber traído drogas, también pensé en que deberíamos habernos traído a nuestros amores platónicos de toda la vida para esta canción. Lo hablaré con la organización.

At Home”. No solo conocía la canción final, también el confeti que soltaron en aquella gran eyaculación carioca. Los papelitos venían a mis manos. Se pegaban por todo mi cuerpo bañado en ron y me hacían parecer una estrella colapsando que lucha porque su mensaje mental llega a la corista número 2. Gente en éxtasis, psicoarcoíris y mi fotógrafa haciendo extraños glifos chilenos con las manos mientras recogía su bolso lleno del tizne húmedo del suelo. “Dios mío, now love is all I’ve got”.

Nos vemos en Instagram, por ejemplo: @dimbuller

Crónica by Dimas Pardo

Fotos de Nuria López Silverio

Setlist de Crystal Fighters en Madrid

I Love London

Follow

LA Calling

Yellow Sun

The Get Down

Love Is All I Got

Boomin’ in Your Jeep

Runnin’

All My Love

Wild Ones

All Night

Champion Sound

Xtatic Truth

Love Natural

Bridge of Bones

Plage

At Home

You & I