Di la verdad, seguidor de Wake And Listen, ¿tú hubieras traicionado a Neo a cambio de volver a retozar en Matrix?
Tranqui, nosotros probablemente también.
Y no creas que Cifra es el único villano de película al que seguiríamos. Hay muchos de sus perversos camaradas a lo largo de la historia de la fantasía a los que también nos adheriríamos con el fin de llevar a cabo su pérfido y megalómano plan.
¿Por qué? Porque dicho plan, siempre obviado por la moral incorruptible del héroe de turno, suele tener más pros que contras si se examina con detenimiento.
Bien, veamos a qué monstruos de fantasía les damos la razón.
5 villanos que entenderíamos (y seguiríamos)
Magneto
¿Quién es Magneto y cuáles son sus ideas?
Magneto (o Erik Lehnsherr) es el mutante con poderes de control del magnetismo más famoso del mundo de los X-Men. ¿Qué significa eso? Que puede doblegar al planeta cuando le venga en gana y adherirse a tu frigorífico con mucha facilidad. Un chico malo que sobrevivió al Holocausto y que siempre lleva casco como dicta la DGT.
De hecho, fue durante el Holocausto donde empezó a gestar la idea de que la mejor manera de garantizar la seguridad de los mutantes es mediante la supremacía mutante.
¿Pacifismo? ¿Para qué? Eso se lo dejamos al Profesor Xavier y sus estudiantes moñas, los Mr. Ama a tu prójimo.
Su lema: «Mejor prevenir que ser aniquilado. Por eso siempre llevo casco. Póntelo, pónselo».
¿Por qué Magneto tiene razón?
La justificación de las acciones y pensamientos de Magneto se basa en una visión trágica y determinista de la naturaleza humana y sus relaciones con «el otro».
Como superviviente del Holocausto y testigo de la crueldad humana extrema, Magneto desarrolla una filosofía que podemos llamar «Mutante-realistismo». Esta visión reconoce la brutalidad de la historia humana y se prepara para sus inevitables repeticiones.
En la opinión de Magneto, hay una constante dialéctica de persecución y defensa. La humanidad responde a la aparición de los mutantes con miedo y agresión, no con curiosidad o cooperación. Las narrativas de los X-Men muestran a los humanos persiguiendo a los mutantes con antorchas, manifestando un miedo antiguo a lo desconocido y diferente, similar a la xenofobia y alteridad vistas a lo largo de la historia, desde las cazas de brujas hasta los genocidios modernos.
La propuesta de que la convivencia pacífica es una quimera se basa en una interpretación lúgubre, pero quizás realista, de la historia y la naturaleza humana. Esta crítica se fundamenta en la observación empírica de la incapacidad repetida de la humanidad para aceptar y coexistir con lo que percibe como una amenaza a su hegemonía y normalidad.
La historia, como un ciclo perpetuo de violencia y opresión, refuerza la filosofía de Magneto. Cada nuevo mutante se enfrenta inevitablemente a la misma respuesta violenta de los humanos. Este patrón no es un fallo del sistema, sino una característica intrínseca de la condición humana. La repetición de este ciclo sugiere que la agresión hacia los mutantes es una constante que debe ser anticipada y combatida proactivamente.
La justificación de Magneto se entiende como una reacción racional a una historia de incesante violencia y exclusión. Su postura es una estrategia basada en la observación histórica y una profunda comprensión de las dinámicas del poder y la alteridad. Mientras el Profesor Xavier encarna el idealismo y la esperanza, Magneto representa el realismo y la preparación.
¿Dónde nos tomaríamos una caña con él para conversar sobre sus ideas?
En la sobremesa del cumple de mis sobrinos, con la mayor cantidad de menaje posible de plástico. No lo dejaría acercarse a la piñata. Quién sabe cuanto hierro llevan los sugus morados.
Ra’s al Ghul en Batman Begins, 2005
¿Quién es Ra’s al Ghul y cuáles son sus ideas?
Ra’s al Ghul es el tipo de villano que hace que los otros villanos se pregunten si deberían haberse esforzado más en la universidad. Su nombre suena como un remedio casero marroquí para la indigestión, sí, pero no te dejes engañar. Ra’s al Ghul (interpretado por Liam Neeson en «Batman Begins«) es un ecoterrorista con un toque de genocida mal de la cabeza.
* “¿Hay otro tipo de genocida?” Se preguntan en Gaza en estos momentos mientras nos leen. Es coña, no nos pueden leer. Alguien más malo que Ra’s al Ghul ha cortado las comunicaciones.
Ra’s piensa que Gotham, esa versión emo de Nueva York, es un desastre irredimible y que la única forma de salvar al mundo es eliminando la ciudad por completo.
* “¡Qué radical!” pensarás. Efectivamente, así es Ra’s. Demolería su casa si sale moho en la cortina de la ducha.
Su lema: «Ecologismo extremo: porque a veces reciclar no es suficiente».
¿Por qué Ra’s al Ghul tiene razón?
Su razonamiento de Ra’s al Ghul se puede desglosar mediante un razonamiento aplicado a la decadencia urbana. Ra’s al Ghul observa Gotham a través de la lente de un determinista histórico, similar a los escritos de Oswald Spengler sobre la decadencia de las civilizaciones.
La metrópolis de Gotham, desde su fundación, ha sido un microcosmos de la corrupción humana, un ciclo eterno de criminalidad y decadencia. Ra’s al Ghul, como un Übermensch nietzscheano, asume el papel del agente de la renovación catártica. Argumenta que la continua existencia de Gotham no solo es un obstáculo para el progreso humano, sino también una perpetuación de la decadencia moral.
El ethos de Ra’s al Ghul no es meramente nihilista; es una visión del renacimiento a través de la destrucción.
Ra’s al Ghul, al observar Gotham, identifica una Stadt im Untergang, una ciudad en decadencia. Su insistencia en que Gotham debe ser borrada se basa en la observación empírica de que todas las intervenciones han fracasado. Este fenómeno puede ser interpretado a través de la dialéctica de Hegel, donde la tesis (Gotham) y la antítesis (la criminalidad) se unen para formar una síntesis: la necesidad de su destrucción.
Ra’s al Ghul, entonces, puede ser visto como un profeta del apocalipsis moderno, cuyo objetivo es restaurar un equilibrio ecológico y moral mediante un acto radical. Su visión se alinea con el concepto heideggeriano de la «destrucción constructiva», donde la deconstrucción de estructuras existentes es esencial para la creación de nuevos significados y posibilidades.
¿Dónde nos tomaríamos una caña con él para conversar sobre sus ideas?
Nos veríamos en un bar ruinoso de Gotham, por supuesto. Un lugar con tanto carácter que hasta las cucarachas paguen alquiler. Allí podríamos discutir cómo se vería el mundo sin Gotham mientras evitamos los charcos de líquido sospechoso en el suelo.
Roy Batty en Blade Runner, 1982
¿Quién es Roy Batty y cuáles son sus ideas?
Interpretado por Rutger Hauer, Roy es un replicante, un androide creado por humanos con una vida útil más corta que la batería de tu smartphone.
No vino a la Tierra a pasear por el parque y a lucir su pelo escandalósamente platino; No, él quiere respuestas. ¿Quién no ha querido preguntarle a su creador, ya sea Dios o su desarrollador de software, por qué las cosas están tan mal hechas?
Roy busca más vida, más humanidad, y respuestas a las grandes preguntas de su existencia. Básicamente, es como todos nosotros si nuestra mente no se viera obstaculizada y entretenida por las redes sociales y pensara en lo que debe pensar.
Su lema:»Soy un replicante, pero tengo sentimientos, ¿vale?»
¿Por qué Roy Batty tiene razón?
La existencia de Roy Batty puede analizarse a través del prisma del existencialismo y la filosofía humanista. En su búsqueda desesperada por extender su vida y comprender su propósito, Roy encarna el dilema existencial planteado por Jean-Paul Sartre: «La existencia precede a la esencia». A pesar de ser un replicante, un producto fabricado, Roy se enfrenta a las mismas angustias existenciales que los humanos. Su búsqueda de respuestas y su deseo de vivir más tiempo son reflejos de la condición humana.
El momento culminante en el que Roy, en lugar de matar a Deckard, le perdona la vida, simboliza un acto de trascendencia. Aquí, Roy demuestra una capacidad de empatía y compasión que va más allá de su programación. Este acto puede interpretarse como una victoria del libre albedrío sobre la determinación mecánica, una afirmación de la humanidad dentro de una entidad creada.
Roy Batty, como replicante, es una representación del «otro» en la filosofía de Emmanuel Levinas, quien enfatiza la importancia del rostro del otro en la ética. Al mirar a su creador y exigir respuestas, Roy está participando en una forma de «ética de la alteridad». No es solo una máquina buscando más vida; es un ser consciente enfrentándose a la indiferencia de su creador. Este acto de confrontación es una declaración de su propia subjetividad y dignidad.
La rebelión de Roy contra su programación es un eco del «Übermensch» de Friedrich Nietzsche. Al desafiar los límites impuestos por sus creadores y buscar trascender su destino, Roy está afirmando su voluntad de poder, su deseo de superar las limitaciones y definir su propia existencia. En este sentido, Roy Batty es un arquetipo nietzscheano, luchando contra el nihilismo y buscando significado en un mundo que le ha negado su plena humanidad.
Roy Batty tiene razón en su lucha por más vida y humanidad, porque su búsqueda refleja la universalidad del deseo de entender nuestro propósito y extender nuestra existencia. Su capacidad de elegir el perdón sobre la venganza subraya la posibilidad de trascender la naturaleza programada y actuar desde un lugar de auténtica humanidad. La historia de Roy nos invita a cuestionar nuestras propias limitaciones y considerar la profundidad de la experiencia consciente, incluso en aquellos que consideramos «otros».
¿Dónde nos tomaríamos una caña con él para conversar sobre sus ideas?
No sé, en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser.
Agente Smith en Matrix
¿Quién es el Agente Smith y cuáles son sus ideas?
El Agente Smith, interpretado por Hugo Weaving, es esa especie de app con gafas de sol que odia a la humanidad.
Su filosofía es un remix distópico de las mejores barbaridades de Bill Hicks, con una pizca de desprecio existencial.
Según Smith, nosotros somos un «virus con zapatos», criaturas que consumen y destruyen sin remordimientos. Algo así como: Si el planeta fuera Benidorm, seríamos como los guiris borrachos que arrasan con el buffet, rompen la vajilla e intentan saltar sobre la barra para cepillarse a la camarera.
Su lema: «Si tu eres mi pila AAA, yo seré tu Caverna de Platón».
¿Por qué el Agente Smith tiene razón?
Para abordar las ideas del Agente Smith desde un enfoque filosófico, debemos considerar su punto de vista desde la perspectiva del determinismo tecnológico y el existencialismo pesimista.
Según Smith, la humanidad actúa como un parásito, consumiendo recursos sin pensar en las consecuencias. Esta observación se alinea con la teoría de Thomas Malthus sobre el crecimiento poblacional y los recursos limitados, donde la humanidad inevitablemente enfrenta la autodestrucción debido a su incapacidad para equilibrar sus necesidades con el entorno.
Desde un punto de vista existencialista, como el planteado por Jean-Paul Sartre, la humanidad está condenada a la libertad, lo que significa que nuestras acciones, aunque libres, nos conducen a un ciclo perpetuo de destrucción y creación. La aversión de Smith hacia la humanidad puede verse como una crítica a nuestra incapacidad para encontrar un propósito que no sea autodestructivo. Nuestra tendencia a crear tecnologías que, eventualmente, nos esclavizan o nos destruyen, es un testimonio de nuestra propia angustia existencial y falta de dirección.
Además, el argumento de Smith sobre la naturaleza opresiva de la Matrix se puede interpretar a través de la lente de la dialéctica hegeliana. Hegel argumenta que el progreso y la realización de la libertad se logran a través de la lucha y el conflicto. La Matrix, en su estado deprimente, proporciona el desafío necesario para que los humanos busquen su propia superación. Sin la resistencia y la miseria, la humanidad carecería del impulso para trascender sus limitaciones y alcanzar un estado superior de existencia.
Lo que quiero decir es que el Agente Smith tiene razón al señalar los fallos inherentes de la humanidad y nuestra propensión a la autodestrucción. Su perspectiva no es simplemente la de un antagonista, sino una crítica filosófica de nuestra incapacidad para vivir en armonía con nuestro entorno y con nosotros mismos. La lucha que presenta la Matrix no es solo una forma de control, sino una oportunidad para que los humanos encuentren significado y propósito a través de la adversidad.
¿Dónde nos tomaríamos una caña con él para conversar sobre sus ideas?
Un bar futurista llamado «El Ciberparia». Solo iluminado por luces de neón y con un ambiente tan frío como su corazón digital. Todo pasado por un filtro verde Matrix, como la trilogía original. “Camarero, póngame una Desilusión Existencial Doble IPA.
Simon Phoenix en Demolition Man, 1993
¿Quién es Simon Phoenix y cuáles son sus ideas?
Simon Phoenix es básicamente la personificación de lo que pasaría si Wesley R. Snipes tuviera un affaire con un bote de decolorante para el pelo y naciera algo que luego pudiera ser criado por un grupo de terroristas.
Interpretado por Wesley Snipes en «Demolition Man«, Phoenix es un criminal despiadado que, al igual que un gato cagándose en tus zapatos, disfruta sembrando el caos.
Sus ideas son bastante simples: si no puedes pegarle fuego, hacerlo explotar o, al menos, destrozarlo con una risa maníaca, entonces no merece mi atención.
Su lema: «Don Simón dice… ¡Es hora de la sangríiiiiia!»
¿Por qué Simon Phoenix tiene razón?
La figura de Simon Phoenix puede ser interpretada como una manifestación radical de la filosofía del libre albedrío y una crítica contundente al control totalitario del pensamiento y comportamiento humano. En un mundo donde el Dr. Cocteau busca imponer una pureza de pensamiento y erradicar cualquier forma de individualismo, Phoenix se convierte en el inesperado defensor de la libertad absoluta, aunque de manera caótica y destructiva.
Vamos que la existencia de Phoenix subraya la tensión entre el orden impuesto y la naturaleza intrínsecamente anárquica del ser humano.
Phoenix rechaza la utopía autoritaria de Cocteau, revelando las grietas en una sociedad que, bajo la apariencia de perfección, oculta un deseo de control absoluto. La pureza que Cocteau desea es, en realidad, una forma de opresión, una negación de la diversidad y del espíritu indomable del individuo.
Simon Phoenix, aunque un villano en términos convencionales, encarna la necesidad de recordar que la libertad, en su forma más cruda y auténtica, es caótica e impredecible. En su rebelión, nos fuerza a cuestionar si una sociedad libre de conflicto y disenso es verdaderamente ideal o simplemente una prisión dorada.
La violencia y la anarquía de Phoenix son, en última instancia, una reacción extrema pero reveladora contra un sistema que busca sofocar la esencia misma de la humanidad: su capacidad de elegir, errar y rebelarse.
¿Dónde nos tomaríamos una caña con él para conversar sobre sus ideas?
Probablemente en algún bar clandestino que solo sirve bebidas en vasos hechos de fragmentos de parabrisas y en el que la carta de cócteles incluye opciones como «Manhattan Molotov» o «Caoslitmocho».
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