Hoy en Wake vamos charlar un rato con Mateo Falgas, ya sabéis, el talentoso músico y compositor nacido en Londres y radicado en Madrid. ¿Por qué? Porque somos adictos a la envidia que nos producen sus capacidades musicales y queremos estar cerquita de él. Además, este señor se embarca en una trepidante gira europea, ‘El ‘Niño Tour‘, que llegará a cinco ciudades de España este noviembre y eso nos interesa.

Conquistó al público con su primer EP, El Bosque Finlandés (2023) y ahora Falgas regresa con Niño (2024), una obra en la que explora la nostalgia y el anhelo con un estilo bastante particular en el que combina el folk con sonidos envolventes y líricas bastante conmovedoras.

El Niño Tour pasará por Granada, Madrid, Valencia, Barcelona y A Coruña, además de Lisboa y Londres (Entradas en See Tickets). La gira es la antesala de lo que será su esperado primer álbum de estudio, previsto para principios de 2025 y que ojalá se llame “A este niño le ha cambiado ya la voz, estamos ante un adolescente”.

Sin más zarandeos os dejamos con Falgas.

 

Entrevista a Mateo Falgas

 

Muy buenas, Mateo. Qué tarde se nos ha quedado. Así es Madrid de cielo terso y límpido cuando no la cubre una campana de contaminación. Pero vayamos al turrón. Tu nuevo EP, ‘Niño‘, es toda una oda a aquella época de rayuelas y dibujos animados las mañanas de los sábados. Pero si pudieras retroceder a tu infancia e intentar impresionar a tu yo más joven con una de tus canciones ¿cuál sería y por qué?

«Despegar» es una canción que me encantaría cantarle a mi yo del pasado, a mi niño interior, porque habla de ser feliz solo con las melodías, de agarrarte a esas melodías y sentirte satisfecho con la vida. Muchas veces los artistas llenamos nuestras expectativas con cosas que no son música, todas esas cosas que rodean la carrera exitosa de un artista y no son música. Pero si les preguntas a los que tienen éxito y a los que no, tienen algo en común: cuando se conectan a su música es cuando son verdaderamente felices. El resto son cosas extra.

 

Eres un músico con una formación impresionante en Brighton y Berklee. ¿Qué era lo que peor se te daba durante tus años de formación?

Despertarme pronto. (Risas) Es lo que más me ha costado siempre, porque soy un búho.

 

Tu música es una mezcla única. Si tuvieras que subir un vídeo de Tiktok, ya sabes, rollo tiktoquer de cocina, pero hablando de tu estilo musical como si fuera una receta, ¿qué ingredientes llevaría y cómo se cocinaría?

Qué buena. Pues le metería ingredientes de todas las épocas. Ingredientes de música clásica. Metería a Bach. Tal vez ese sería el tomate del asunto. La base sería Bach. Y luego metería el rock que yo viví de pequeño: Elton John, Queen, Bruce Springsteen, Estopa… Aunque parezca que mi música no suene precisamente a eso, está dentro, vibrando. Y luego, bueno, también tengo un lado muy africano. Me encantan los ritmos africanos y los coros africanos, y obviamente toda esa influencia que ha tenido en Estados Unidos y que ha creado toda la música moderna: el gospel, el hip hop… Puede que sea hacer trampa, pero metería todos los estilos de música del mundo.

 

Te enfrentas a toda una gira que se llama ‘Niño Tour‘. ¿Alguna vez has tenido que lidiar con algún niño desquiciante y travieso entre el público? ¿Son peores ellos o la gente que no para de grabar el espectáculo para luego no volver a ver esos vídeos tras subirlos a sus redes?

(Risas) Pues una vez di un concierto donde había como siete niños en el público y hubo un momento en el que se tumbaron todos en primera fila, como en un espacio abierto, como hipnotizados. Después del concierto, los padres se acercaron y me dijeron: “Nunca hemos visto a nuestros hijos tan calmados”. Entonces, lo de los niños desquiciantes, que los traigan a todos, porque algo ocurre con mi música que les hipnotiza y se quedan calmados. En cuanto a lo de las cámaras y grabar… Me pone muy nervioso, no cuando estoy tocando porque incluso engrandece un poco el ego, sino cuando soy público. Si el de al lado saca el móvil, me distrae muchísimo.

 

Hemos oído que eres multiinstrumentista. Si tuvieras que elegir un solo instrumento para llevarte a una isla desierta para deleitar a los cocoteros, ¿cuál sería y por qué?

(Risas) El piano, cien por cien, y como solo es uno, un pedazo de piano, de cola, Yamaha C3.

 

Has vivido en Londres y Madrid. ¿Dónde dirías que has encontrado más inspiración para tus letras: en los oscuros pubs londinenses o en los tertulianos cafés madrileños?

En los cafés tertulianos madrileños y en los cafés de Brighton. En la noche he disfrutado mucho de la música electrónica, pero la poesía se bebía más en las cafeterías.

 

¿Tienes algún truco para una mayor conexión con tu audiencia en los directos? ¿Algo que te granjee sus suspiros y sus aplausos?

Les pido que canten, y si ya vienen con las canciones aprendidas de casa, eso ya me llena el alma.

 

‘El Bosque Finlandés’ y ‘Niño’ exploran temas profundos y personales. ¿Qué crees que diría Freud sobre tu música si te recostaras en uno de sus divanes a tocar?

Me diría que le metiera banjo a algo (risas) y que dejara de deprimirme. Creo que se reiría un poco de mí y de mi energía melancólica.

 

Para conmemorar la salida de Niño vayamos al lado negativo de la infancia: ¿Qué es lo que no soportabas de aquella etapa de tu vida? ¿Los caramelos de anís? ¿Que tus padres te peinaran para salir a la calle? ¿Que nunca llegara por Navidad el Barco de Playmobil?

(Risas) He tenido una infancia bastante ideal, pero, si he de decir algo, no me gustaba nada que me cortaran el pelo. Era como si me quitaran parte de mí. Me ponía súper triste. Lloraba de tristeza cuando veía mi pelo por el suelo.

 

Durante tu próxima gira vas a tocar por toda Europa y aquí en España en al menos cinco ciudades: Granada, Madrid, Valencia, Barcelona y A Coruña. Vas a tener que mojarte y elegir. ¿Qué prefieres?

A) Granada y sus tapas gigantes con cada cerveza.
B) Madrid y su cocidito hipercalórico.
C) Valencia y su paella con garrofó a pie de playa.
D) Barcelona y su mix de desayuno: Cacaolat + Pan tumaca.
E) A Coruña con su blanco fresquito y su marisco.

Estoy entre Valencia y A Coruña porque me encanta ver la playa. Me gusta mucho el marisco, pero una buena paella no tiene comparación. Venga, me quedo con Valencia, sobre todo por mi abuela.