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Haz click en la pestaña del viernes o la del sábado para leer la crónica de cada jornada del BIME Live 2016.

Una, dos, tres, y cuatro, esas son las ediciones con las que ya cuenta el festival bilbaíno a sus espaldas. En una fecha en la que no estamos muy acostumbrados a los “conciertos masivos” (en España solemos asociar el término festival a sol, playa o calor) el BIME LIVE ha conseguido hacerse un hueco, y no se ha conformado con llegar al público patrio, sino que además se ha convertido en un referente de la escena europea.

De cara a este año, hemos contado con algunas novedades en cuanto al recinto: Los dos escenarios principales se encuentran en un pabellón situados de forma diagonal, por lo que ambos son del mismo tamaño y son capaces de congregar grandes masas sin problemas. La zona de restauración ahora ocupa un lugar al aire libre, y el escenario teatro ha ganado algún punto más de acceso y mayor facilidad para entrar y salir.

El montaje es bastante espectacular, y recuerda en cierto modo a lo visto en su hermano, el BBK LIVE. Proyecciones en grandes pantallas que sirven para informar de los horarios de cada actuación y un uso muy original de la oscuridad del BEC. Todos los grupos eran capaces de desplegar una gran puesta en escena a pesar de encontrarse en un recinto cerrado.

En cuanto al sonido, sin llegar a ser nunca excesivamente potente, sí que ha mejorado con el paso de los años, ganando en claridad. El teatro sigue siendo el lugar con mejor acústica.

A pesar de todas las mejoras, hubo un par de cosas que no molaron tanto (como en todos los festivales) y que tienen nombre propio: Las colas que se formaron el primer día minutos antes de PJ Harvey, y el exceso de fumadores en los conciertos.  El primer problema se entiende que tendrá fácil solución el próximo año (habilitando más puntos de entrada en un entorno tan gigante como es el BEC) pero el segundo, puede que dependa más del propio público que de la actuación de la organización y seguridad. Ya que es debatible hasta qué punto pueden llegar los cacheos, y el tiempo que se perdería en ellos.  Sin duda faltas puntuales, de un público agradable que acudió al BEC con ganas de pasárselo bien.

Todo esto dieron de sí las dos jornadas musicales:

Viernes

Los minutos transcurrían, parado en una cola, mientras Toundra sonaban en el escenario Heineken. El sonido de los madrileños era capaz de traspasar paredes, para que uno pudiera cerrar los ojos, e imaginarse lo que se estaba viviendo dentro. A los madrileños les tengo un cariño especial. Con su música puedes olvidarte de todo y viajar a otros lugares, y no tienen nada que envidiar a otros grandes de la escena post rock. Por fin consigo entrar al pabellón dos donde nos aguarda toda una leyenda como Polly Jean.

PJ Harvey

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Creo que es muy difícil tratar de explicar a alguien que un artista consiguió meterse a todo el público en el bolsillo sin apenas mediar palabra, y sin moverse con demasiada efusividad, pero Polly Jean Harvey lo logró. Su mera presencia en el escenario se antojaba muy imponente, y sus movimientos eran muy suaves y calculados, deslizándose por él como una sirena.

Se presentó con una enorme orquesta de guitarras, saxofón, tambores… en la que siempre destacó su voz, ejerciendo como guía. “Chain Of Keys”, “The Ministry Of Defense” y  “The Community Of Hope” (todas de su nuevo disco) iniciaron el espectáculo.

Estaba claro que su nuevo trabajo iba a llevar gran parte del peso de la actuación, (“The Wheel” sonó fantástica) aunque también hubo alguna sorpresa, como “Let England Shake” casi a mitad del show y dos de sus temas más clásicos “Down By The Water” y “To Bring You My Love” al final.

El resto de músicos también tuvieron sus momentos de lucidez personal. Creo que sin duda se puede afirmar que a nivel estrictamente musical, fue la mejor actuación de todo el fin de semana. Gran variedad de estilos y profesionalidad sobre el escenario.

Para el aclamado BIS, eligieron una cover del nuevo Nobel de Literatura Bob Dylan: “Highway 61, Revisted”


Tocaba relajarse y disfrutar del sonido envolvente del escenario teatro.  Richmond Fontaine se encontraban allí. A pesar de ser catalogados como un grupo country supieron sonar ruidosos cuando el concierto lo pedía, transcurriendo de manera fluida hacia una actuación en la que el público se mostró bastante entregado.

 

Suede

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Los Londinenses buscaron hacer algo especial. Sorprender y reinventarse. Algo que a estas alturas de su carrera resulta realmente admirable.

La primera parte de su actuación consistió en la interpretación al completo de “Night Thoughts”, su último disco, detrás de una lona en la que se proyectaba una película que servía como ilustración del contexto musical. La banda aparecía brevemente a modo de fantasma y se lograba un contraste brutal.

Parte del público no disfrutó de toda la propuesta, que tenía una duración bastante larga, y el concierto acabó rodeado de cierta polémica.

En la segunda mitad sonaron todos sus  hits como “Animal Nitrate”, “So Young” o “Beautiful Ones” con un Brett Anderson totalmente entregado y saltando por todo el escenario. La conexión aquí fue total y el final hizo saltar a todos los presentes.

Si queréis saber más detalles del concierto aquí podéis leer una crónica completa del mismo, desde un punto de vista más personal.

 

Belako

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La noche iba llegando a su fin, pero aún había tiempo para disfrutar del joven grupo, que ya se ha convertido en toda una realidad dentro de la escena española.

Con una puesta de escena mejorada, cada vez cuentan con más carisma y tablas sobre el escenario. El setlist jugó algo en su contra, quedándose fuera algunas de las canciones más “fiesteras” que era lo que la noche pedía en ese momento. “Monster” abrió el repertorio, seguida de “Haunted House” y “Eat Me!” en donde destacó “Sea Of Confusion” que ya empieza a ser coreada en todos los festivales.

Casi hora y media de potencia que sirvió para cerrar una jornada en la que el DJ Axel Boman cerró a base de electrónica.

Tras una primera jornada llena de emociones, el BEC esperaba impaciente el segundo asalto. Un día que se antojaba bastante electrónico y que registró una entrada bastante mayor a la del viernes. De los más de 23.000 asistentes de este año, algo más de 13.000 se congregaron al inicio del fin de semana.

Esta vez no había colas y se podía acceder a los conciertos con mucha facilidad. Muchos teníamos una cita con el escenario teatro.

 

James Vincent McMorrow

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Primer concierto realmente “masivo” dentro del teatro. A pesar del difícil solape con Toy, el irlandés consiguió arrastrar una gran cantidad de gente. La decisión era algo complicada, pero el marco íntimo y especial que consiguen las actuaciones vistas desde la grada, me hicieron declinarme a favor de James Vincent.

Antes de entrar se escuchaban comentarios algo temerosos de que el concierto acabase siendo algo plano, pero los presentes nos encontramos con un concierto bastante variado y con muchas tablas.

A destacar el brillante juego de luces que acompañaron al precioso concierto, a ratos liderado por falsettos al más puro estilo Bon Iver y en ocasiones mecido por guitarras y teclados más animados. “If I Had A Boat” y “Cavalier” cerró un Setlist que a alguno se le hizo algo corto, dada la buena armonía presente entre artista – público.

 

Lamchop

Seguíamos en el escenario teatro, y en esta ocasión un bajo, guitarra y piano nos esperaban. Así dicho puede sonar una propuesta tradicional… pero depende de quienes lo empuñen.  En el caso de Lamchop la propuesta no pudo ser más atrevida. Música difícil de encuadrar (¿quizás loungue electrónico aderezado con algún ramalazo de country alternativo?) todo ello interpretado por Kurt Wagner cantando en un autotune que últimamente parece que está tan de moda. “Lotus” su último disco en el que se embarcan levemente hacia sonidos más electrónicos, pobló casi todo su Setlist.

Los grandes tramos de improvisación convirtieron a la actuación en una experiencia casi onírica. A pesar de que el escenario acompañaba, quizás el horario no demasiado (era de lo último que esperaba ver antes de The Chemical Brothers) pero me quedo con la tremenda calidad musical que mostraron y su valentía. Sin duda brillaron con luz propia.

 

Wild Beasts

Gran sorpresa me llevé con los ingleses; quizás más acostumbrados a tocar en espacios más pequeños, esta vez tenían por delante la difícil tarea de mantener caliente el escenario principal. Luciendo probablemente uno de los mejores sonidos del festival, su actuación parecía pasar por dos momentos muy diferentes.

El primero, protagonizado por las canciones de “Present Tense” atmosféricas, más cercanas al art pop: A Simple Beautiful Truth”, “Mecca” y “Wanderlust” sonaban inmensas.

En contrapunto, potencia y electricidad servirían para describir los hits de “Boy King” su LP más reciente, en el que vivimos momentos guitarreros que parecían sacados de Aerodynamic de Daft Punk con “Tough Guy” y “Alpha Female”. Se les agradeció su entrega y pasión.

 

The Divine Comedy

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La madre de todos los solapes: Moderat V.S. The Divine Comedy. A pesar de que ya había visto a los irlandeses con anterioridad, creo que en cada concierto ofrecen una experiencia algo distinta. Suelen aparecer con distintas formaciones, y el setlist puede cambiar mucho, depende hacia donde quieran encaminar el concierto. Verles en cerrado es algo único, y bien lo sabía el público que ya abarrotaba las gradas 20 minutos antes del comienzo.

Tras 10 minutos de demora, Neil Hannon y compañía aparecen, tan elegantes como siempre. Para sorpresa de todos, empiezan tirando de grandes éxitos.  Neil se siente protagonista, y se le nota cómodo, hasta cómico en cierto modo, cantando “The Complete Banker” con sombrero y paraguas. Le sigue “A Lady Of A Certain Age” el primero de los “hits grandes”. Ver cómo llega el sonido hacia las gradas, la pose de Neil, y el final alargado, con toda una sinfonía orquestada bajo un acordeón… Lo bien que suena… Hace que los volviera a elegir mil veces ante cualquier solape posible.

Avisan, “A partir de aquí vienen los temas movidos” mientras suenan los primeros acordes de “Generation Sex” mientras un solo de guitarra la despide Neil desaparece del escenario… para volver disfrazado de Napoleón. Comienza el intervalo de presentación de su nuevo material: “Napoleon Complex”, “How Can You Leave Me On My Own” y “To The Rescue” que ganan bastante en vivo.

Y ahora sí, momento que suele colarse en pocos de sus Setlist: Tocaron “At The Indie Disco” un verdadero himno britpop que no debería faltar en ninguno de sus shows y que logran plasmar a la perfección sobre el escenario.

El show acaba con “Tonight We Fly” y un público levantado de sus asientos, aplaudiendo hasta romperse las manos. Lo han vuelto a hacer.

 

Moderat

Salgo del teatro, y leo en mi móvil que la actuación de Moderat se ha retrasado 30 minutos. Con una sonrisa me dirijo hacia el segundo escenario, sabiendo que voy a poder ver el final de su espectáculo.

Llama la atención la oscuridad de su show, y la enorme pantalla situada detrás de ellos. Una vez colocado empieza “Last Time” y la sensación es brutal. Un LIVE de verdad y en condiciones, con mezclas y voces en vivo, mientras se proyecta de fondo un oscuro video grabado bajo para la ocasión. Todo se mueve a un ritmo hipnótico y reina la calma.

De ahí se salta a momentos de rave extremos con “Les Grandes Marches” y “Nr. 22” flashazos de luz y beats agresivos, que concluyen con “Bad Kingdom” interpretada de manera apoteósica. El público estalla.

 

The Chemical Brothers

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Sin un minuto de descanso, nada más acabar Moderat, el otro escenario se iluminaba. Comienza a sonar “Hey Boy, Hey Girl” mientras unas fuertes luces verdes se proyectan hacia el techo. Los fuertes graves comienzan a destacar, y en la pantalla trasera aparece un muñeco gigante moviéndose a toda velocidad. Ya tienen al público donde quieren. Le sigue “Sometimes I Feel So Deserted” en lo que será una noche de hits sin parar.

La sincronía entre música e imágenes es perfecta (lo cual hace pensar hasta qué punto llevan la sesión preparada de casa), pero el espectáculo bien compensa todo.

Hay momentos más emocionales en “Swoon”  y hasta más rockeros con “Star Guitar”. Todo está hilado y calculado al milímetro.

Se guardan un par de trucos para dejarnos con la boca abierta: 2 robots de 10 metros de alto, que aparecen de la nada, y una lluvia de pelotas en “Saturate”.

La sesión cierra con “Galvanize” y “Block Rocking Beats”, dos de sus temas más clásicos. Sin duda ver a los ingleses es una experiencia que merece la pena ser vivida.

Daniless

La noche acabó con el DJ que nos deleitó con una sesión de 3 horas en la que abundaron temas de Oasis, MGMT, The Killers, Franz Ferdinand, The Cure… Se agradece un cierre tan elegante por parte del festival después de los finales tan “machacones” que se acostumbran a ver por ahí. Además, la gente respondió muy bien y se vivió una verdadera fiesta.


Sin duda, la cuarta edición del BIME LIVE quedará en nuestra memoria por mucho tiempo, en lo que ya se ha convertido como el evento a seguir del otoño. La calidad de PJ Harvey, el sentimiento de Suede, el buen hacer de The Divine Comedy y el espectáculo de The Chemical Brothers han conseguido que el BEC haya vivido una cita muy especial

Crónica by Daniel Santamaría


Fotosgrafía por Ignacio Urrutia y Txuma Pérez.