A tiempo para el comienzo del verano, Dabelha regresa con “Instinto Animal”, una canción que parece susurrada desde el fondo de un bosque interestelar. La artista cántabra, que desde sus inicios ha hecho del pop una experiencia sensorial expandida, nos entrega una canción que funciona como mantra, como hechizo, como una puerta abierta a esa versión más libre (y más honesta) de nosotros mismos.
Desde la primera escucha, “Instinto Animal” no suena como nada que esté sonando. Es pop, sí, pero de otra dimensión. Minimalismo elegante, atmósferas ambientales que se deslizan como niebla suave, y una guitarra que respira al ritmo del cuerpo, todo sostenido por una estructura modal (modo lidio, para los exploradores del detalle) que le da a la canción ese aire flotante, entre lo místico y lo cósmico.
Dabelha no grita, no impone: susurra, y en ese susurro hay una invitación urgente. Escucha a tu cuerpo. A tu instinto. A lo que te mueve sin pedir permiso. Con su característica voz etérea, crea una experiencia sonora que se siente más vivida que escuchada. Una suerte de new age progresivo que recuerda a lo mejor de AURORA, Enya o María Yfeu, pero con la impronta totalmente personal de alguien que hace música desde el margen, sin mapa y con los sentidos bien abiertos.
Como todo lo que firma, “Instinto Animal” ha sido escrita y producida por ella misma. Desde la soledad fértil de una casa en el campo cántabro, Dabelha lleva años construyendo un lenguaje propio, alejado del ruido, de las fórmulas y del tiempo. Su historia no se parece a la de nadie: empezó a hacer música en 2019, autodidacta total, después de ganarse un portátil con dinero del casino de Recoletos. Desde entonces, no ha dejado de explorar, sin buscar likes, sin pedir permiso.
El tema se alinea con la energía expansiva que viene mostrando en SOPHIA (2024) y deja entrever que su segundo álbum —ya en proceso— no vendrá a repetir fórmulas, sino a seguir cavando más hondo.
Con “Instinto Animal”, Dabelha no solo entrega una canción: entrega una sensación, un estado mental, una llamada suave pero firme a reconectar con lo que late dentro. Lo humano, lo salvaje, lo verdadero.
