temples 2017

Dicen que segundas partes nunca fueron buenas. Pero también dicen que existen excepciones que confirman la regla. Esto sucede con la III edición del Festival Tomavistas, que esta vez presenta un cartel que se supera con creces. En el Parque de Tierno Galván, tendrá lugar los días 19, 20 y 21 de mayo una concentración de bandas emergentes en los últimos años pero que todas han hecho eco por calidad. No solamente cabe destacar la ambición presente en la cartilla de este año, que aspira a ser una cita ineludible en la capital, y coincidiendo con la inauguración extraoficial de la época de macro eventos musicales, sino también su nueva propuesta de formato. Por primera vez desde su inauguración, también deja su paso por las salas de Madrid con Tomavistas Ciudad y en distintas fechas a su convocatoria de tres días. En la línea de Sound Isidro, su gesto de promoción da cuenta del interés en promover toda aquella música en coherencia con su ideario y ampararla bajo su festividad, que se reduce a crear un espacio independiente, sofisticado y actual. Así pues, con la perspectiva ya de varios años y analizando la consistencia de un proyecto fiel a sí mismo, podemos afirmar que el Festival Tomavistas responde a una necesidad y logra distanciarse de todos aquellos de la misma índole,  pero que en cambio se centran más en la popularidad de las bandas que en sus potenciales.

tomavistas 2017 cartel

No hay mucho por añadir nada más con semejantes cabezas de cartel. The HorrorsThe Big Moon, Temples… Para empezar, es evidente que el post rock y la psicodelia han vuelto pisando fuerte y, parece ser, que para quedarse una larga temporada. De esto van los platos fuertes del Tomavistas de este año: de grupos que recrean la música en su máxima expresión y buscan la recreación; adiós a la tercera pared imaginaria que separaba a la banda de su público: se busca construir un ambiente de la forma más experimental y auténtica posible. Queda lejos la armonía, ésta ha pasado a segundo plano; aquí se pone en juego la autenticidad. Este sonido tendencia, que bebe de la New Wave y del punk por un lado y, por otro, de la neopsicodelia, ambos basados en el rescate, también es protagonizado por las bandas más pequeñitas del cartel y que para nada cabe menospreciar. Casualidad o no, pero siempre motivo de enorgullecerse, la mayoría de ellas son nacionales pero con una seña muy bien construida; nos referimos a los murcianos Alien Tango, a My Expansive Awareness, Holy Bouncer o a los Baywaves, grupo paisano que recién ha empezado a despegar de un modo abominable. No faltará tampoco en la parte más internacional el indie rock más alegre y melódico, con melodías más cohesivas, de la mano de los valencianos Polock o el pop de Jeremy Jay.

Si por un lado existe esta vertiente claramente marcada, a la vez compite con la moda de la música garaje, que comparte liderazgo con su amplia presencia en el cartel. Eso sí, con la diferencia que ésta es prácticamente protagonizada por bandas nacionales. Grupos como los malagueños y ya veteranos Airbag, y otros más jóvenes como Los Nastys o Los Bengala, que llevan arrasado en la Península en el último año, serán los encargados de llevar a los grandes escenarios los shows de fin de semana en sala pequeña, basados en la fórmula de pogo y cerveza.  Sin duda, se trata de una oleada de sonido crudo donde no prima tanto la experimentación técnica o creativa sino volver a la forma más primitiva y ruda, pero alocada, de vivir un directo. Grupos, en definitiva, de actitud. De salvajismo. Al lado de esta línea de tendencia que tan rápidamente ha conseguido arraigarse en la escena española y generacional, encontramos también una superación de ese pop ochentero y de aires Lo-Fi que bebe de la Movida, aplicando letras irónicamente contemporáneas como hacen Los Punsetes, Las Odio y Cómo vivir en el campo.

No obstante, no es esa transgresividad que justifica partituras de cuatro acordes lo que representa, únicamente, la tendencia de nuestro país. Este 2017, que desde que empezó solamente ha hecho que traernos nuevos LP y sencillos de grupos prometedores y con los que llevamos manteniendo desde hace tiempo una relación fidedigna, sigue sin permitir que el indie rock se quede atrás. Atrincherado en sus propias casillas y, por qué no, en las nuevas formas de conciencia colectiva y musical, volvemos a encontrarnos con sus referentes. Lori Meyers, Leon Benavente, The New Raemon & Mcenroe, Egon Soda, todos ellos con álbum nuevo, tienen cita. Ya en un estadio más alternativo y, a veces rozando algo un  punk-rock noventero, encontramos a los navarros Kokoshca o a SVPER.

Pero no todo son dos caras de una única moneda. Insistimos: el Festival Tomavistas reúne las propuestas más llamativas pero también trabajadas del momento. Lo importante no es encajar bajo un denominador común sino hacer que valga la pena de escuchar. Que lo que despunta no siempre debe ser sinónimo de éxito es algo que el Festival da fe de ello. Por ello, encontramos el post-grunge de los madrileños White Bats o el de Mourn. Otras formas alternativas, que suponen las nuevas formas de vanguardia de la electrónica, las encabeza el sonido oscuro de los canadienses Suuns o el dueto Goldfrapp, siempre bienvenidos aquí; les acompañan las propuestas de dance punk de Hercules & Love Affair, los Rural Zombies y los vascos Delorean. Y como no podía ser de otro modo, hueco ineludible para el folk de cantautor, esta vez protagonizado por el resurgimiento de L.A., Morgan y por la jovencísima catalana PAVVLA, que desde su estreno lleva haciéndose notar en todo cartel de festival de la Península. La guinda del pastel, y sin sorprendernos, para C.Tangana y el privilegio de ser el encargado de suministrar esa única dosis de trap pero con la que vamos conviviendo cada día un poco más.

 

Como podemos ver, este año lo femenino consigue dar un poco más de visibilidad a su voz y se nos devuelve cómo de prolíficos podemos llegar a ser a nivel nacional. El cartel de propuestas, a cuál más atractiva, se alarga de tal modo que no puede dejar insatisfecho a nadie que tenga el oído un poco educado. Se trata, pues, de tres días ideados no solamente para disfrutar con lo conocido sino también para descubrir aquello que se debe conocer. Y a través del directo, por supuesto, que es cómo debe ser vivida la música, con todas y cada una de sus letras.


By Andrea Genovart