By bSides.es
Mientras los jóvenes hambrientos de garage se alimentaban a base de caviar en el concierto de Novedades Carminha, el sector electropop madrileño tenía en la sala Joy Eslava un llamamiento ineludible para el directo de Rinôçérôse.
Y la palabra es esa: ineludible. El viernes era una fecha a marcar para el electropop en Madrid. Podría aventurarme a firmar una crónica plagada de tópicos sobre el desarrollo del concierto pero la realidad es que, por una serie de razones y malentendidos, llegué al concierto cuando la segunda mitad del setlist de los franceses entraba en escena. Lo nunca visto en Wake And Listen.
Por esa razón no pude ver el directo anterior, el de Josep, del que la gente hablaba maravillas a la salida de la sala entre cigarro y cigarro. Su música ya la hemos comentado más de una vez en estas páginas pero «la clase que desprendió en su actuación», según las palabras de más de un señor respetable, se aprobaba en los corrillos del postconcierto.
Pero a lo que vamos. Nada más entrar por la puerta de la Joy Eslava y escuchar el ambiente de dentro te dabas cuenta de que lo que había era una buena fiesta. La trayectoria de Rinôçérôse, además de importante, es extensa (cumplen en 2014 su 20 aniversario) y eso se notaba en las características del público: maduro, asiduo a conciertos, y con unos cuantos años de experiencia en esto de la música.
En cuanto al directo de la pareja, lo primero que cambia es el paso de dúo a banda completa. Jean-Philippe Freu y Patrice Carrié se rodean de sus históricos acompañantes: Florian Brinker, Fred Pace, el showman Jessie Chaton o Mark Gardener para conseguir un sonido que se mueve en infinitos géneros. Desde el pop, hasta el house pasando por el dance. Se apoyan en ritmos enlatados en algunos temas y en otros sacan a relucir su buen hacer instrumental para un sonido más orgánico.
Como ya he comentado, cuando llegué al concierto la traca final estaba despuntando y el público llevaba un buen rato descargando adrenalina. La pista era, más que nunca, de baile y los 3 pisos de la sala estaban abarrotados. Fue en ese instante cuando tuvo lugar uno de los momentos de la noche, en el que una fan enloquecida por el sonido de la banda subió al escenario a marcarse unos bailes junto a ellos. Podía ser perfectamente la imagen del concierto: Fiesta, bailes y más bailes de unos franceses que en directo solo transmiten entusiasmo y ganas de volver a verles.