Que en Madrid faltan festivales. Que el DCODE se consolida. Que últimamente solo se escucha garage. Los últimos años/meses han transcurrido bajo el manto de estas frases tan variadas y, en ocasiones, equivocadas. Tras vivir el pasado fin de semana el Psych Out Fest durante cuatro intensas jornadas, nos ha quedado claro algo: solo queda desmentirlas y dejar paso a la psicodelia y a los festivales que de verdad importan, los que de te tocan directamente en el oído y en la memoria.
El Psych Out Fest se desarrolló el pasado fin de semana en Madrid. 4 días de la mejor psicodelia nacional e internacional se dieron cita en dos salas míticas del centro, Siroco (jueves, sábado y domingo) y Charada (viernes). El ambiente familiar y cercano fue la nota predominante durante todo el festival. Olvídate de no poder salir una vez que estás dentro porque gracias a Edu, aún queda sentido común en este mundo y se respetan las cervezas callejeras entre concierto y concierto. Las facilidades de un festival de andar por casa combinadas con la música y los grupos más rompedores. Que sí, que perfectamente podríamos encontrarnos ante un Levitation nº2 pero con las facilidades ya descritas.
Si el festival organizado por Giradiscos ya pintaba bien sobre el papel, sobre la realidad se superó todavía más.
A lo largo de estos 4 días pudimos ver diferentes maneras de concebir la psicodelia. Desde los clásicos Sleepy Sun hasta los innovadores The Vacant Lots. El estilo cambiaba en gran medida entre día y día y la atmósfera, aunque los fieles seguían ladeando la cabeza de lado a lado en cada directo, variaba de noche en noche y de sala en sala.
Y así comenzó todo, con White Mana encargándose de inaugurar el festival el jueves. Un principio contundente. Un muro de sonido que nos despertó de sopetón y nos dio de bruces -por si había alguna duda- contra la esperada psicodelia. Mantuvieron el nivel de intensidad en una corriente continua que aún perdura en nuestras mentes.
Sonic Jesus estuvieron aún mas categóricos que la ultima vez que les vimos en el Villamanuela, gracias a temas con remates aplastantes enmascarados tras las corrientes serpenteantes y sombrías de su delirio rítmico. Expresaron con más derroche sus recursos y le metieron mas efectos y pedalera. El celemín fue parte esencial del puro sonido que retumbaba en la Siroco.
Como jalón de todo ese nuevo catálogo añadieron una voz femenina hacia el final del concierto que fue la guinda del pastel. ¿El resultado? Tanto sugestivo como evocador
The Cosmic Dead, más crudos en su concepción pero no menos efectivos, salieron a jugar con un directo de guitarras agrestes asalvajadas que bailaban en distorsiones poco filtradas. Los temas parecían interminables y el concierto acabó sugiriéndonos a una canción infinita.
Su actuación tomó una deriva encaramada en un crescendo que alcanzaba el rock denso de los setenta, muy cercano a lo stoner. La evolución, minuto a minuto, estuvo acompañada en el escenario por una puesta cada vez mas desfasada, con el guitarrista de la banda encendido y con el alma en llamas.
White Hills, última banda de la noche. no se cortaron en ocultar las influencias del hard rock, incluso algo mas “heavies”, Todo estaba cuidado a la perfección, tanto la puesta en escena como la indumentaria.
Con un frontman a lo Alice Cooper, algo más mancebo, encendiendo al publico. Actitud de showman para el recuerdo. Sus potentes temas, sobre todo en los últimos redobles, fueron el colofón final a la primera noche. Ya habíamos caído.
Acababa el jueves y el viernes ya nos llamaba a la puerta.
Holy Science, producto madrileño, fueron buenos y breves (dos veces buenos) aunque la inexistente luz no ayudó a crear la merecida atmósfera. El hito fue la etérea «Jaula de oro», temazo de recorrido y mejor carta de presentación de la banda.
Celestial Bums, barceloneses, fueron una de las mayores sorpresas que nos llevamos en el festival. Gran descubrimiento entre la oscuridad (esta vez sí) de la sala Charada. Con un estilo introspectivo a la vez que contundente, no hubo ningún tema que no llevara al trance más absoluto.
Destacamos sus impresionantes guitarras y la gran presencia sobre el escenario. Suenan para convertirse en titulares.
The Vacant Lost nos sumergieron aún más en la penumbra. Psicodelia sintetizada de estructuras pronunciadas por secuencias de bit narcóticos Una concepción más apta para el disfrute individual, a pesar de la pegada de algunas composiciones
Poco a poco, cada persona se retiraba sus aposentos mentales.
The Oscillation, ya unos profesionales en esto de sugerir, de despertar visiones, y de cumplir con cada una de las pautas y mandamientos propios del genero, se salieron.
Desde el escenario hasta las proyecciones, con un artista del medio incluido, que generaba formas aún más elaboradas fluctuantes, orgánicas y espectaculares que las que vimos en su día en Holy Wave.
Con «Future Echo» en un cierre tremendo que hizo aún mas colosal si cabe uno de los mejores temas del grupo
Finalizaba el viernes, llegaba el sábado.
Farniente fue el otro gran descubriemiento del psych out. Viejos conocidos, dúo formado por el ex batería de Lüger y el tecladista/bajista/guitarrista/vocalista que ya habíamos disfrutado con Schwarz.
A primera vista nos llamó mucho la atención el artilugio para tocar el bajo repleto de innumerables pedales. Aquello tiraba que daba gusto. Más tarde, nos fuimos metiendo en sus ritmos robóticos, muy de fabricación kraut, para acabar descubriendo un rollo hipnótico y enrevesado. Un ejercicio de retrofuturismo cada vez más acelerado, que casi inducia al baile.
Las letras fueron otro de sus puntos fuertes, Al menos esas que hablaban de oro, incienso y mirra, y aquellas otras que ponían a bailar a Juan Carlos.
Sleepy Sun se curraron un señor concierto. Temas larguísimos que se estiraban a placer, apretaban cuando querían para dejar caer continuamente el pulso a niveles de muerte clínica, y luego volvían a recuperar el hilo.
Podríamos decir que el ritmo del directo fue como un pelele gigantón que levantaban y movían lánguidamente para luego dejarlo caer con todo su peso en forma de vendaval a las seis cuerdas
Gran trabajo secundado por su cantante, que aunque ya sabemos que tiene una de las mejores voces actuales de la psicodelia, sin mucha necesidad de filtro o reverb, bordó el papel de frontman recordando en su pose la actitud del rey lagarto sobre las tablas.
GAF se subían sobre el escenario para cerrar la noche con espíritu de jam, de jam tribal, de esos momentos cercanos a quedar en la hoguera del poblado. La riqueza sonora fue evidente y ayudó a convertirse en uno de los conciertos mas evocadores que vimos gracias a una atmosfera onírica extravagante y acogedora.
De vez en cuando, nos pegaban un zarandeo con un torrente de sonidos, ecos y ruido que combinaban perfectamente con la poca conciencia que nos quedaba tras 72 horas de festival.
El domingo fue el día de los valientes, el de los querían vivir una última noche como se merecía. Y repetíamos en la Siroco.
Bardo Pond, mucho mas grungie aunque de belleza efímera Tajante, crudo en una atmosfera densa y perturbadora. Generaron encanto y trance a partes iguales. Su afilado ritmo oscuro fue, en cierta forma, placentero.
Christian Bland and The Revelators eran los esperados, los solicitados.
Un concierto que cumplió. Menos atrezzado, el escenario lucía escasas pedaleras comparado a lo que nos habían acostumbrado.
Vuelta a los comienzos garaje del género, otra faceta más a sumar en el menú propuesto por el Psych Fest.
Cumplió, pero sin ir mas alla. Puede que el sonido tuviese la culpa. Aún así, le perdonamos.
El cierre sería un honor. De ello se encargaría Al Lover. Nos dedicó un final repleto de ritmos en las coordenadas del festival creados a base de sampleo, pad y ordenador. Bits contundentes y simplistas que sustentaban melodías mas enrevesadas. Esto terminaba.
¿Qué conclusiones se sacan tras estos 4 intensos días de festival? Que la música está viva y que organizaciones/promotoras/cualquiercosaqueseproponga como Giradiscos ayudan a mantenerla sana y en llamas. Y – qué demonios – que no sabemos qué haríamos sin ellos. ¡Qué duren!
Crónica by @RayVegas y Fernando de Torres. Fotos by Fernando de Torres.