La nueva oleada de rap y León parecían destinados a encontrarse. Este nuevo movimiento fija su mirada en Estados Unidos y se deja influenciar por artistas del momento como Drake, Future o The Weeknd, lo que permite variaciones dentro del propio género hacia el trap o el r&b.
Era viernes, y una muy joven multitud (preuniversitarios en su gran mayoría) esperaban impacientes la apertura de puertas del Studio 54.
Una vez dentro, canciones como “Fake Love” de Drake amenizaban una espera que se prolongó levemente hasta que Antón Álvarez hizo su aparición, aclamado como una estrella, para reforzar aquella famosa frase que cada vez leemos con más frecuencia: “Las estrellas de rap son las nuevas estrellas de rock”
Lo cierto es que su música suena fresca y sabe adaptarse a los nuevos tiempos. Junto a Fabianni haciendo su trabajo tras los platos, forman un buen tándem que recibe mucho amor y cariño por parte de su público.
“Drama” fue una de las primeras en sonar, mezclando r&b con sutiles toques de autotune. Aunque gran parte del protagonismo se lo llevó lo más nuevo de su repertorio: “Persiguiéndonos” o “Llámame Más Tarde” han sido criticado por tener un enfoque más comercial, alejándose algo del particular estilo de C. Tangana, pero a la hora de la verdad, sin duda parecen las preferidas por sus fans, siendo entonadas de principio a fin.
“C.H.I.T.O” y “100k Pasos” despidieron el recital, justo cuando el público se encontraba en el punto más alto (saltos y móviles al aire incluidos) por ello, tocaba el correspondiente y reglamentario BIS, que corrió a cargo de “Antes De Morirme” posiblemente, su tema más reconocible de los últimos meses.
Como punto flojo queda en el aire algunos momentos de excesivo playback (el directo de “Back To Bars” fue bastante desconcertante) y el detrimento de ciertos temas “viejos” como “Nada” en favor de las nuevas composiciones, aunque este último punto es bastante entendible debido a la versatilidad de un género como es el rap, ante el que hay que estar bastante “espabilado” como comentaba el propio artista sobre el escenario.
Una primera toma de contacto de León que se salda con buena nota y grandes sensaciones.