Hay esperanza. Así se podría titular la crónica del concierto de Billie Eilish en Madrid.

La súperestrella de la generación Z llegaba a Madrid con los deberes hechos desde hacía meses, habiendo agotado todas las entradas a los pocos días de ponerse a la venta. A sus 17 años ya es un icono de la música, un torbellino que arrasa allá donde va, por lo que la expectación por ver cómo se desenvolvía en directo era evidente.

Y no necesitó mucho para meterse a todos y cada uno de los asistentes al WiZink Center en el bolsillo. Desde su comienzo con «Bad Guy» despertó los ensordecedores gritos de sus enfervorecidos fans. Unos gritos que por momentos tapaban la susurrante voz de Eilish, pero que a la vez la llevaban en volandas. Porque ese apoyo, algo que reclamó en un par de ocasiones a lo largo del concierto, lo necesitaba especialmente debido a su imposibilidad de ir brincando constantemente de un lado al otro del escenario, como acostumbra a hacer en cada uno de sus directos. ¿La razón? Dos malditos esguinces. «No podré dar lo máximo esta noche, pero necesito que vosotros lo deis todo«, dijo al público al comienzo de la tercera canción.

 

 

La versatilidad de la cantante de Los Ángeles, acompañada en escena por su hermano a la guitarra/teclados y por un batería/percusionista, se demostró a lo largo del directo con una reseñable combinación de temas bailables y baladas lentas que no cortaban el ritmo, sino que lo intensificaban.

Fue en esos momentos cuando salió a la luz lo que diferencia a Billie Eilish del resto de estrellas emergentes de la música actual. Aunque su estrafalario aspecto pueda llevar a opiniones basadas en prejuicios, sólo hace falta escucharle articular dos palabras para confirmar que tiene la cabeza mejor amueblada que muchos adultos. Además, ella no necesita de muchos artefactos visuales ni sonoros para poner en pie a todo un WiZink Center.  Consigue que adolescentes acostumbrados al consumo rápido se paren a escuchar (y cantar) con atención cualquiera de sus canciones lentas, reposándolas con delicadeza en sus oídos e incluso soltando el móvil (no siempre) para centrar su atención en lo que tienen delante de sus ojos.

A simple vista todo lo que rodea a Billie Eilish parece un producto prefabricado, un fenómento cimentado en un sonido de alma electrónica, pero rascando un poco se puede encontrar la esperanza para que en un futuro el rock vuelva a latir con fuerza entre los adolescentes de medio mundo.

Con la electrizante «Bury A Friend» sellaba un setlist de más de una hora. Una puesta de largo en la que, entre letras depresivas y ritmos oscuros, también surgió una luz de positividad en su discurso en directo: «Demos gracias por estar vivos, por respirar, por estar aquí todos juntos. Dadle la mano a la persona que tengáis al lado y celebrémoslo«.

Súmate al fenómeno, hay Billie Eilish para rato.

 

Setlist de Billie Eilish en Madrid

bad guy
my strange addiction
you should see me in a crown
idontwannabeyouanymore
watch / &burn
COPYCAT
WHEN I WAS OLDER
wish you were gay
xanny
all the good girls go to hell
ilomilo
bellyache
bitches broken hearts
listen before i go
i love you
ocean eyes
when the party’s over
bury a friend
bad guy (BIS)

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By Ray Vegas

Fotografía de su concierto de la noche anterior en Barcelona, vía Radio Primavera Sound

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