Soy un gran experto en el abandono, comenzar cosas con la mayor de las energías, planear una invasión a nivel mundial y detenerme en la elaboración del más diezmado de los ejércitos, imposibilitando así la más mínima conquista.

Con este blog, parte de la web, me ocurre lo mismo: vaivenes, irregularidad… No creo que nadie lo siga o espere algo de él pero de repente vuelve y os ofrece alguna que otra tontería con la que extender la procrastinación de tardes y tardes frente al monitor.

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Se acabó todo, murió un verano más y regresa el otoño, los días grises, y yo me alegro. Las cafeterías y bares se disfrutan más viendo una buena tormenta al otro lado de la ventana.

El sol y sus coquetos y cursis rayos están acostumbrados a llevarse todos los aplausos del anfiteatro, cuando quienes nos ofrecen cobijo durante toda esta época son las tristes nubes que envuelven el cielo. El blanco no existe y el negro es una mezcla saturada de abslutamente todo que explota en la negación de luz, mientras que el gris nos sustenta, el gris siempre está allí.

Días de rutina sí, pero con unas cerves al salir del trabajo; tener que llegar a casa empapado y helado por el chaparrón, pero darte una ducha ardiendo y dejarte caer sobre el sofá como quien recibe un disparo seco; Una película con manta es mejor que una película despatarrado; Un plato de lentejas; Twin Peaks; Recibir el cargado y caliente ambiente del metro como algo agradable y no como una espantosa atmósfera de olor a rancio y sudor; Es tiempo de empezar, dejar y recuperar historias.

Es tiempo de asentar agujetas, de viejos amigos, de tiempos trágicos, mágicos.

Podría decirse que acabo de exponeros un cutre panfleto propagandístico en defensa de la mediocridad del otoño, sí,  es que ayer me hice algo mayor y me apetece defender lo indefendible, además claro, de que me gusta el otoño.

Imaginad que fuera ahora, en esta época cuando de una vez por todas los encontronazos, miradas, suposiciones, investigaciones y demáses lograran sus frutos con ella, que siempre te mira curiosa al otro lado del vagón o al bajar las escaleras de la facultad. No se, esta canción dice algo parecido.

Vuelven los jueves, las previas a pie del estadio, los cafés, las cazadoras, los abrazos de calor, el vao, todo eso vuelve y lo vamos a gozar.

Porque no todo son playas, topless y conciertos al aire libre. El verano es esa rubia que te pillaste en un campamento hace mil años y de la que aún te acuerdas, pero ¿Qué pasa con las morenas que te llevan aguantando desde entonces? Por ellas, que son el otoño.

 

Hasta pronto (Espero)

By @cubesp