La octava edición de Mad Cool Festival ya es historia. Durante tres jornadas (10, 11 y 12 de julio), además del Brunch Electronik del día 13, el recinto Iberdrola Music de Villaverde volvió a convertirse en el epicentro de la música internacional, reuniendo a más de 150.000 personas en total y desplegando un cartel que combinó a leyendas, estrellas del momento y talento emergente. Sin embargo, no todo fueron luces (aunque hubo muchas). La primera jornada quedó marcada por inesperados cortes de suministro eléctrico que afectaron a los conciertos de Gracie Abrams e Iggy Pop, obligando a ambos a recortar sus actuaciones. A pesar del incidente, el festival supo rehacerse y terminó consolidando una edición memorable, llena de momentazos que quedarán grabados en la retina de los asistentes. Esto fue lo que ocurrió, día por día.
Primera jornada: Luces, guitarras y cortes
El termómetro marcaba los primeros treinta grados del verano madrileño y el Iberdrola Music volvía a abrir sus puertas para dar inicio a la octava edición de Mad Cool Festival. La cita, convertida ya en peregrinación anual, arrancaba con un cartel repleto de nombres propios.
El público comenzaba a llegar desde media tarde, cerveza en mano, con esa mezcla de ilusión y nervios que sólo se siente el primer día de un gran festival. A las 18:00h, Gracie Abrams hacía de banda sonora del bonito cielo de Madrid, con una actuación que conectaba desde el principio con quienes ya se agolpaban frente al escenario. Los problemas técnicos obligaron a la cantante de moda a acortar su setlist, aunque lo intentó solventar con unas canciones a capella con las que demostró que anda sobrada de carisma.
Pero esto sólo era el comienzo. Iggy Pop, eterno e indomable, apareció como un torbellino sobre el escenario Orange, quitándose la camiseta en los primeros compases y recordando a todos por qué sigue siendo «la iguana del rock». A su lado, el resto parecía casi humano. También hubo alguna incidencia en términos de cortes de sonido, pero fueron las últimas del fin de semana.
Fotografía de luiscarbxnell
La noche fue cayendo sobre Villaverde mientras las guitarras se afinaban para Muse, que protagonizaron el concierto más comentado del día. Fuego, confeti y clásicos como Hysteria o Uprising levantaron literalmente del suelo a las más de 49.000 personas que coreaban cada estribillo. Matt Bellamy y los suyos firmaron un setlist de manual, de esos que no se olvidan.
El cierre del escenario principal llegó con nostalgia noventera de la mano de Weezer. Sonaron temas del mítico Pinkertono Blue Albumy la sonrisa fue colectiva. No faltó Buddy Holly o Island In The Sun, ni tampoco la sensación de estar viviendo un capítulo infinito de una película adolescente de culto.
Fotografía de luiscarbxnell
En el escenario OUIGO, bandas como Bright Eyes, The Backseat Lovers y The Wombats completaban la jornada indie con un público entregado, mientras que The Blessed Madonna y Argy transformaban The Loop Iberdrola en un club a cielo abierto.
La primera jornada dejó un titular claro: a pesar de las incidencias comentadas, Mad Cool volvía a convencer.
Segunda jornada: Viernes de contrastes
El segundo día arrancó con las pulsaciones altas. Benson Boone, el chico de moda del pop americano, inauguraba el escenario principal con saltos, volteretas y su voz rasgada. Beautiful Things, coreada por miles, fue uno de los primeros momentazos del día.
Fotografía de luiscarbxnell
El festival se movía entre generaciones: Alanis Morissette reaparecía 17 años después con un show de esos que te hacen cerrar los ojos y cantar a pleno pulmón Ironic. Algo más tarde, Nine Inch Nails se encargaban de recordar al público que el rock industrial sigue siendo un animal salvaje. Trent Reznor, serio, elegante y brutal, firmó un show contundente, cerrando con un Hurt que dejó el aire en suspenso durante unos segundos.
En el lado más folk, Noah Kahan protagonizó uno de los conciertos más emotivos de la noche. Él mismo lo dijo al terminar: «Si hubiera soñado mi primer concierto en Madrid, habría sido así.» Lo cierto es que no faltó ningún tema importante y, si había dudas, el público respondió coreando cada letra.
La jornada fue una montaña rusa musical: Jet puso a bailar al escenario 1 con su eterno Are You Gonna Be My Girl, Kaiser Chiefs ofrecieron un concierto con el que demostraron que siguen teniendo un gancho muy potente, mientras que en el OUIGO, los Hermanos Gutiérrez, Future Islands y Foster The People aportaban diversidad y estilo propio al festival.
Fotografía de luiscarbxnell
La electrónica, como siempre, encontró su sitio en The Loop, donde Miss Monique y Mathame elevaron al público al siguiente nivel de euforia.
El viernes de Mad Cool se saldó con un sold out virtual: 49.782 personas y un ambiente de esos que cuesta explicar pero fácil de recordar.
Tercera jornada: El cierre final
El último día de un festival siempre tiene un sabor especial. El cansancio empieza a notarse en las piernas, pero la emoción sigue intacta. Y el sábado de Mad Cool 2025 fue el broche de oro perfecto.
Desde la apertura, el ambiente ya era distinto. Se respiraba esa sensación de estar viviendo algo grande. The Teskey Brothers abrieron la jornada con blues rock y elegancia. Finneas, en el Orange, fue preparando el terreno para lo que venía después.
Y llegó el turno de Thirty Seconds To Mars, con Jared Leto al frente, que demostró que el tiempo no pasa igual para todo el mundo. Con Kings and Queens y Closer To The Edge, el escenario Region of Madrid se convirtió en un karaoke multitudinario.
En el lado nacional, Arde Bogotá demostró por qué son la banda española del momento. Villano, Cowboys de la A3, y un público que coreaba cada verso. Sin duda, uno de los conciertos más potentes del fin de semana.
Fotografía de luiscarbxnell
El momento cumbre, eso sí, estaba reservado para Olivia Rodrigo. Apareció desde un andamio con un megáfono en la mano y desde ahí hasta el suelo arrasó con todo. Vampire, Good 4 U, Drivers License… y una marea de fans en modo delirio colectivo. Fue más que un concierto: fue una experiencia que atravesó generaciones de más de 4 décadas de diferencia.
Fotografía de luiscarbxnell
Y cuando parecía que no quedaba energía, Justice bajaron la bola de discoteca imaginaria y convirtieron el escenario Orange en una catedral electrónica. Luces, beats y una sesión que, como siempre, combinó el caos y la precisión. Se solapaban con Bloc Party, una rotura de corazoncito que obligó a elegir.
En el escenario OUIGO, Girl In Red, St. Vincent y Glass Animals remataron la faena con un combo de indie, nostalgia y baile. Imposible pedir más.
—-
Y así terminó la octava edición del festival, con la organización solventando cada incidencia que pudo surgir y confirmando que puede asentarse en el recinto madrileño durante sus próximas ediciones. Cada año que pasa se mejora algo del anterior, por lo que la tónica hace presagiar que Villaverde y Mad Cool estarán unidos durante bastante tiempo. Sólo queda por confirmar si los carteles del festival siguen a la altura y la comodidad (y experiencia) sigue acompañando año a año.
