«Clancy» viene fuerte. Los fans españoles esperaban el momento de volver a tener tan cerca a Twenty One Pilots, después de que los estadounidenses solo hayan pasado dos veces por España: una para presentar «Trench» en 2019 en su The Bandito Tour y otra en el festival Mad Cool más recientemente en 2022 con «Scaled and Icy».
Miles de personas se congregaron en el ahora llamado Movistar Arena (aunque algunos sigamos llamando al emblemático edificio por su anterior nombre), y algunos esperaban en el recinto 24 horas antes del concierto. No está permitido acampar y solo se puede estar allí desde el mismo día del evento, pero muchas veces, si no hay demasiada gente, se acaba haciendo la vista gorda. ¿Justo? ¿Injusto? Hay opiniones para todos los gustos, pero desde luego hay personas que desean estar en la valla más que respirar. Y lo consiguen. A las ocho de la mañana del mismo día del concierto, la seguridad que acompaña a Twenty One Pilots se encarga de organizar a las primeras 500 personas que pasarán, con unas pulseras que solo pueden entregar ellos. Así, 500 personas se aseguran que nadie se va a colar. Sin embargo, nada impide al resto hace ocho horas de cola en un día en el que el tiempo al final nos sonrió a todos, con sol y alguna que otra nube que decidió descargar cuando ya habíamos entrado al estadio.
El setlist no cambia mucho de ninguna de las otras ciudades por las que The Clancy World Tour ha pasado anteriormente y aunque, si te gustan los spoilers, ya sabes qué va a pasar, por ello no deja de ser menos fascinante. Todo está medido al milímetro y, aún así, todo parece completamente natural, no hay nada que no pertenezca allá donde está.
En el primer tramo del concierto, compuesto por unas 12 canciones, no faltaron las sorpresas, algo por lo que podríamos decir que se caracteriza bastante el grupo de Tyler Joseph y Josh Dun. Overcompensate, Holding On To You y Vignette (un homenaje directo a Trench, ya que Clancy recupera la temática y el universo de Blurryface y Trench) se encargaron de abrir un show en el que Tyler solo nos hablaba y cantaba a través de la máscara que ha marcado toda la caracterización de este álbum y este tour, y la que muchos de los asistentes habían decidido llevar para la ocasión aunque fuera solo en forma de gorro (porque es importante poder respirar durante un concierto).
Car Radio nos trajo la primera sorpresa de la noche. En uno de los momentos instrumentales de la canción, Tyler saltó por una trampilla que se situaba en el escenario para aparecer apenas 10 segundos después en lo alto de las gradas del Movistar Arena. Todo un regalo para los fans que habían elegido esas butacas y un alarde de la perfecta producción del espectáculo (aunque me encantaría saber cada detalle de cómo han conseguido ese efecto, si hay un doble, cuándo, cómo y por qué). Unos minutos más tranquilos y emotivos vinieron con The Judge, The Craving (Jenna’s Version), una canción preciosa que le escribió Joseph a su mujer Jenna sobre que el amor prevalece incluso en los momentos de mayor incertidumbre, y Tear In My Heart.
Shy Away fue una de las pocas canciones «Scaled and Icy» que entraron en el setlist, a la que siguió Heathens, una canción que comenzó solo como la banda sonora de El escuadrón suicida y que ha terminado siendo una de las más populares del dúo. Antes de la canción número 12, Routines in the night, Josh se había desplazado al B-stage por un pasillo por el que iba saludando a todo el mundo, dos pequeñas plataformas montadas en las dos esquinas opuestas al escenario, con las que los fans que se encontraban en esa zona pudieron disfrutar de unas vistas privilegiadas poco habituales por esa parte del recinto. Desde allí escuchamos The Line y Mulberry Street (la otra de «Scaled and Icy» que logró colarse), en la que pidió Tyler pidió la colaboración del público con las linternas, y tenemos que admitir que el público español no mostró gran destreza con la coordinación. Sin embargo, no pudo evitar parar para comentar que alguien no estaba utilizando la linterna del móvil, sino una linterna de verdad cuyo foco llegaba hasta él sin ningún problema. Una fan clásico.
De vuelta en el escenario principal con un atrezzo nuevo con unos tubos de tela simulando chimeneas de una fábrica, nos adentramos de lleno en Dema y en el universo que, por ahora, no sabemos si continuará o no, con canciones como Nico and the Niners, Heavydirtysoul o Lavish. y como a los dos les encantan las sorpresas, volvieron a aparecer en el B-stage para terminar de cantar Ride con Aleix, un pequeño fan de no más de 6 o 7 años que tuvo el placer y el honor de interactuar con Joseph, bromear con él y cantar una de las canciones más coreadas de Twenty One Pilots con una sonrisa de oreja a oreja.
No se hicieron de rogar para el bis, y enseguida llegó la última canción: Trees. En el suelo de la pista estaba pegado un enorme círculo rojo y pidieron la colaboración de todas las personas que estaban en esa zona y colindantes para echarse hacia atrás o a los lados y dejar toda esa zona libre. Así, dos plataformas aparecieron en el círculo, una para el batería y otra para el cantante. En cuanto la canción arrancó, todo el mundo corrió para estar cerca de los dos nuevos miniescenarios y poder vivir una experiencia única. Para el final de Trees, Josh apoyó un tambor en manos de algunos fans, volcó los restos de una botella de agua y golpeó la tela como si fuera la última vez. El confeti caía, el agua saltaba, la gente se movía y el concierto de Twenty One Pilots en Madrid llegó a su fin.
No sabemos si habrá una próxima reunión de personas con las manos y el cuello pintados de negro, porque ya se ha convertido en la estética típica del grupo estadounidense. Han creado una comunidad en la que no sentirse solo, han creado un hogar en el que refugiarse sin importar la edad. Puedes tener seis años o 35, Twenty One Pilots tiene una canción para ti.
