Por May Fraser
Los británicos Arctic Monkeys regresaron a España dentro de su gira europea de presentación de su último trabajo, el aclamado The Car, con dos únicas fechas en Madrid, el 10 y el 11 de julio, actuando ambos días en el WiZink Center.
Además, la banda también actuó el fin de semana en Bilbao, como cabeza de cartel del festival BBK Bilbao Live, interpretando viejos éxitos y nuevos temas en su último día, el 8 de julio. Los de Sheffield fueron los primeros confirmados dentro de la programación del festival bilbaíno.
A pesar de que las puertas del WiZink Center no se abrían hasta las 18:30, sobre las 17:00 de la tarde ya había creadas varias colas de fans esperando bajo el calor madrileño de julio hasta más allá de la estatua de Gala de la Avenida de Felipe II, muchos de ellos ataviados con paraguas para protegerse del sol, pero también con pulverizadores de agua para soportar las altas temperaturas.
Sobre las 18:40, los primeros asistentes al evento comenzaron a entrar al recinto por grupos, para evitar colapsar las entradas y por motivos de seguridad. Mientras se esperaba a que el grupo principal actuase, el público disfrutó de la música del telonero, Willie J. Healey, que salió al escenario con su banda para presentar temas de su último trabajo discográfico, Bunny.
Ataviado con una camisa de manga corta y un gorro rojo estilo Steve Zissou, Willie J. Healey animó al público del WiZink con temas como For You, Thank You o Little Sister, antes de dar paso a otra pausa previa al espectáculo principal.
Pasadas las 21:00 horas, los asistentes se empezaron a poner nerviosos después de que la pantalla redonda central del escenario mostrase una carta o señal de ajuste típicas de las televisiones de los años 70. Esa pantalla redonda a mitad del escenario era, junto con la bola de discoteca colgada desde lo alto de la estructura, el único elemento decorativo de un escenario sobrio, completado por los diferentes instrumentos que lleva la banda al completo.
La formación, compuesta por Alex Turner, Nick O’Malley, Jamie Cook y Matt Helders, salieron a escena acompañados de los músicos de la gira Scott Gillies, Tom Rowley, Davey Latter y Tyler Parkford que, entre todos, hicieron que comenzara a sonar Sculptures Of Anything Goes, de su último trabajo The Car, seguido del potentísimo Brianstorm, con el que pusieron patas arriba toda la pista y la grada del WiZink Center.
Sin dejar que el público recobrara el aliento, continuaron con Snap Out Of It y Crying Lightning, dejando el protagonismo al bajo de O’Malley y a la batería de Helders. El atuendo del grupo, sobre todo el traje, camisa medio abierta y gafas cuadradas de Turner, así como la definición retro de la pantalla central, daban al conjunto una imagen típica de los años 70, recordando los escenarios de programas como The Old Grey Whistle Test o Top Of The Pops.
Volviendo a sus inicios, el grupo interpretó The View From The Afternoon, con el que el público no dejó de alzar sus móviles para grabar. Después, perteneciente a su Tranquility Base Hotel And Casino sonó Four Out Of Five, con esa actitud de crooner ya característica de esta etapa musical del cantante y la banda.
Ya cerrado el primer bloque de canciones de la noche, a continuación, los primeros acordes de Cornerstone emocionaron a un público que no dudó en corear la canción y encender las luces de sus teléfonos móviles para acompañar el sentimiento, con una letra que Turner cantó de forma más lenta a la original. Y devolviendo el delirio colectivo al público, los temas Why’d You Only Call Me When You’re High y Arabella del disco AM hicieron recordar a los asistentes lo que todavía tenían los británicos bajo la manga.
I Ain’t Quite Where I Think I Am, Do Me A Favor y Pretty Visitors devolvieron un poco de calma a los asistentes, aunque poco les duró cuando empezaron a escuchar las primeras notas de Fluorescent Adolescent, tema que han recuperado para esta gira y que no tocaban desde el 2014. De nuevo, el grupo no dejó a los asistentes ni un momento de respiro al empezar a tocar Do I Wanna Know?, dando paso a otro momento emotivo del concierto con Mardy Bum.
La bola de discoteca de decoración no parecía tener mucha importancia hasta que interpretaron There’d Better Be A Mirrorball de su último disco, cuando se encendió al final de la canción e iluminó todo el recinto con sus pequeños cristales. La tempestad volvió después de la calma durante 505, con el que los asistentes no dejaron de saltar y cantar la letra durante toda la duración del tema.
Las luces del escenario de iluminaron en concordancia con la melodía de Body Paint, al igual que en el vídeo, terminando con una infinita instrumental en la que Alex Turner demuestra que no sólo es un excelente letrista, sino también un más que decente guitarrista, a la altura del resto de los músicos que le acompañan. Con unas palabras de despedida y unos gestos, la banda abandonó el escenario, dejando al público con ganas de más éxitos que corear y dejarse la piel.
Minutos después, el último bloque de la noche se llevó a cabo como bises, dirigiéndose Alex Turner al público y declarando que merecía un tratamiento de estrella, lo que hizo que la banda diera paso a Star Treatment. Los asistentes sabían que el fin se acercaba, y el grupo no defraudó interpretando I Bet You Look Good On The Dancefloor, terminando de enloquecer del todo a todo el interior del WiZink Center. Por si no había locura colectiva suficiente, los Arctic Monkeys cerraron de forma épica con R U Mine? y despidiéndose de verdad para dar por concluido su primer concierto en Madrid de su gira.
La discografía de la formación británica es tan diversa como sorprendente, en especial sus dos últimos trabajos, más alejados de su sonido indie y rockero y con un sentimiento más serio, relajado y retro. Presentar este nuevo trabajo, The Car, a un público fiel sin estudiar bien cómo encajar las canciones nuevas y viejas podía haber sido una tarea complicada, teniendo momentos muy agitados o muy tranquilos, pero la banda ha sabido cómo combinar ambos tipos de canciones para equilibrar a su audiencia.
Con un setlist perfectamente bien ejecutado, han sabido salir más que airosos de la complicidad de los temas de The Car y de Tranquility Base Hotel And Casino, mezclándolos con las melodías más indies del principio de su carrera y las canciones más guitarreras y potentes de AM, dejando a un público completamente satisfecho de poder escuchar y vivir experiencias de conciertos de estadio y reuniones de salas en un mismo evento.
A pesar de que se han echado en falta When The Sun Goes Down o la viral en redes sociales I Wanna Be Yours, los británicos han demostrado con creces que hace tiempo que dejaron de ser unos chavales componiendo en su trastero o unos roqueros trasnochados con tupé para convertirse en las últimas estrellas de rock de la actualidad. Si el intelecto de Alex Turner y la creatividad de Nick O’Malley, Matt Helders y Jamie Cook siguen con ese genio que les caracteriza, seguiremos disfrutando en un futuro de obras maestras y actuaciones dignas de leyendas de la música como las que se vivieron en el WiZink Center.
Y, hablando de leyendas de la música, poco les queda por demostrar a este cuarteto de Sheffield del hueco en el Olimpo musical que tienen ya ganado. ¿Quién dijo que el rock había muerto?