Por El Indigente
Sparks son Rusell y Ron Mael, dos hermanos que tuvieron que trasladarse desde el sur de California a Inglaterra para triunfar a partir de su aparición en el mítico programa Top of the Pops con uno de sus himnos, “This Town Ain´t Big Enough for Both of Us” y su extravagante imagen en escena, que hizo a la gente preguntarse quienes eran esos dos tipos, uno con bigote a lo Hitler y el otro con aspecto de Marc Bolan.
Rodar The Sparks Brothers “se convirtió en un viaje a través de la cultura pop de los últimos 65 años”, ha declarado su director, Edgar Wright, referente del cine hípster anglosajón y de múltiples videoclips musicales. Y es que el grupo Sparks, desde que salto a la fama en su intervención en aquel programa de la BBC en 1974, hasta su reciente composición en 2021 de la banda sonora de la película Annette, dirigida por Leos Carax, (con la que ganaron el premio en el Festival de Cine de Cannes), ha fluctuado y avanzado por múltiples estilos musicales, pioneros en alguno de ellos (impulsores del sintetizador a principios de los años 80 por ejemplo), con influencia en artistas tan dispares como The Cars, 10 cc, Blondie, Björk o incluso Queen, con quienes se los compara a menudo, por sus incursiones en el rock operístico.
La película documental hace ese recorrido musical a lo largo de las cinco décadas, contando con imágenes de archivo, actuaciones grabadas, con entrevistas actuales de sus productores (Toni Visconti o Todd Rundgren), de músicos y colaboradores con el grupo, entre ellos los Duran Duran, Franz Ferdinand, Flea (Red Hot Chili Peppers), o Vince Clark (Depeche Mode), pero sobre todo con la intervención personal de los dos hermanos, a quienes el director graba a cámara fija en blanco y negro y un único plano secuencia, para desmitificar la imagen por ellos adoptada a lo largo del tiempo en sus actuaciones (uno, Ron, estático y serio al piano, el otro, Rusell, inventando bailes personales mientras vocaliza las canciones). Y todo adornado además con formatos de animación y collages para acentuar los momentos más simbólicos en la trayectoria de los dos músicos.
Tráiler de The Sparks Brothers, de Edgar Wright
Las escenas y secuencias de la película transcurren cronológicamente en el tiempo, primero con los años 70 y la influencia del Glam y del Punk, después con los 80, época de su música disco, new wave y el inicio de los sintetizadores, bajo la influencia del productor Giorgio Moroder, pasando por los 90 donde tiene sus orígenes el Techno y la escena electrónica, que culminan en los 2000 con su LP Hellow Young Lovers y su también mítico single “Dick Around”, con diversos géneros (opera, balada, trash metal…), canción que fue calificada como la “Bohemian Rhapsody” del siglo XXI por algunos. La película incluye la formación y actuaciones de un súpergrupo en colaboración con la banda escocesa Franz Ferdinand y la extravagancia de hacer durante 21 días seguidos y sin parar bolos en los que interpretan sus veinte discos publicados hasta entonces para presentar su nuevo disco, Exotic Creatures of the Deep.
Una de las originalidades de la película, lo que es de agradecer, es que se centra en exclusiva en la trayectoria profesional del grupo, al margen -y en silencio- de la vida privada y personal de los hermanos Mael. Pero sobre todo lo que hace que el documental sea tan ameno y ligero es la intervención de los dos protagonistas con sus comentarios surrealistas, irónicos, provocativos, inteligentes, sofisticados y divertidos, como las letras de sus canciones, dirigidos directamente a cámara fija en el mismo plano secuencia. Tan cachondos son estos dos tipos, que estuvieron en contacto con Jacques Tati y Tim Burton para colaborar con ellos en alguna de sus películas, proyectos que no pudieron culminar y de los que da cuenta también esta encantadora película; como dice su director: Sparks, para muchos “una banda de broma”.