Por Amanda Iturriaga. Fotografía por Polo Fotógrafos

La oferta de festivales en España es muy abundante. Todos conocemos los nombres de los grandes eventos en los que las entradas vuelan mucho antes de conocer las cabezas de cartel o incluso los días en los que tendrán lugar. Nadie quiere perdérselos. El entorno da igual: se sabe de antemano que los grupos que allí tocarán serán potentes y los cachis de cerveza lo suficientemente caros como para empezar a beber latas en la zona de acampada.

Los festivales pequeños, sobre todo los que no son tan conocidos, tienen una magia especial que les hace únicos, porque nacen de propuestas culturales alternativas, no están masificados y el lugar en el que se celebran suele ser un espacio privilegiado al que se le pone especial atención y cuidado. Este es el caso del festival Sierra Sonora 2023 que ha tenido lugar en Viniegra de abajo (La Rioja) del 9 al 13 de agosto.

Sierra Sonora surge como un proyecto cultural para poner en valor el entorno y la cultura rural. Es por eso que ellos mismos se definen más como un movimiento cultural que como un festival, ya que su propuesta principal es la lucha contra la despoblación y el respeto y protección de la naturaleza. Con una oferta cultural que apuesta por las tradiciones, se realizan varios ciclos de cine, exposiciones, rutas, encuentros gastronómicos y otras actividades como cuentacuentos para toda la familia, aunque, sin duda la protagonista indiscutible del evento es la música. Los conciertos, que tienen lugar en dos escenarios únicos con vistas a la sierra, se realizaron el viernes 11 y el sábado 12.

 

La tarde del viernes arrancó con fuerza con el rap rural de Bewis de la Rosa, quien nos hizo saltar, retozar en el suelo y aprender que la versión del <<pogo manchego>> es mucho mejor que los pogos tradicionales. Los sevillanos Vera Fauna salieron a escena al ponerse el sol, atrapándonos con su estilo psicodélico y neo flamenco. Para acabar, el conocido DJ David Van Bylen nos puso a bailar con una mezcla de temas de artistas conocidos, desde Alaska a David Guetta. Travis Birds fue la encargada de ameritar la hora del vermú al día siguiente, haciendo que olvidáramos lo mucho que aprieta el calor de la sierra lejos de la sombra. Con el aire fresco de la tarde llegaron las Kurlzzz Djs, dispuestas a darlo todo trasmitiendo su energía con sus bailes. En el escenario de la plaza del pueblo y rodeados de acacias y olmos, Fetén Fetén ofrecieron un concierto en el que mostraron su arsenal de <<instrumentos insólitos>>: una lata de pimentón, una sartén, una botella de anís, un recogedor… más tarde se unirían a Depedro para tocar unas canciones junto a éste. La sierra vibró con la versión de La llorona del cantante madrileño, además de con sus temas más conocidos. La Orquestina Anarco Yeyé trajo consigo el ritmo de verbena ya entrada la noche y dio paso al grunge noventero mezclado con la electrónica de Los Invaders, que aterrizó en Viniegra de forma abrupta: una combinación marciana pero muy efectiva, pues volvieron a poner de pie a todo el mundo tras el bajón de la espera entre un concierto y otro. Por último, la noche terminó con las Djs Tangerine Sistas, habituales ya de las anteriores ediciones del festival, un broche de oro bajo la lluvia de perseidas.

Si no has podido asistir a esta edición, no te preocupes, tienen otra en otoño. Octubre viene cargado de música y actividades para disfrutar en Viniegra y alrededores, porque no hay nada mejor que pasar tiempo de calidad en un entorno rural.