By Sara Cartas
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El 2 de octubre de 2020 Sidonie lo ha vuelto a hacer. Cuatro años después del lanzamiento de El Peor Grupo del Mundo, el trío catalán nos sorprende con un trabajo que no nos deja indiferentes. El Regreso de Abba tiene 23 pistas, dura algo más de una hora y supone una nueva etapa para el grupo, que no deja de innovar en cada nuevo proyecto.
Sabemos que esta vez, el disco tiene algo de música y algo de literatura, así como el libro homónimo escrito por Marc Ros tiene algo de literatura y algo de música. No suprimen ningún elemento ni en el disco ni en el libro, y a ambos también les une la portada. Ha sido diseñada por Matías Krahn, artista que se expresa a través de los colores y la textura y ha sabido captar perfectamente la armonía que transmiten Abba, Hugo y Domènech, los tres protagonistas de la historia.
Podemos encontrar varios interludios, como ‘Cadaqués’ y ‘Cap de Creus’, que hacen de intro y outro de ‘Portlligat’, una de las canciones con las que más nos ha sorprendido Sidonie según iban sacando los diferentes singles de este nuevo disco. Nadie se esperaba una canción en catalán, pero es un muy buen guiño a su tierra natal, y más cuando son tres canciones seguidas con topónimos tan importantes para ellos.
Pero no es la única sorpresa que tenían Marc, Axel y Jes preparada para nosotros. Aparte de las colaboraciones de Kimberly Tell en dos pistas (‘Me Llamo Abba’ e ‘Interior con Chica Al Piano’, en la que podemos escuchar a Tell tarareando trozos de la primera canción y hablando consigo misma), también nos regalan una canción con Miri Ros, la versión aguda de la voz de Marc Ros y su hermana. Se llama ‘Gracias a la Vida’ y está hecha para un baile de salón. En ella ambos agradecen a la vida todo lo que les ha ofrecido, sobre todo después del recorrido emocional que ha supuesto este trabajo. Y aun así esta tampoco es la última sorpresa.
‘La Bailarina Rusa con los Ojos de Telescopio’ nos ofrece las voces de Clara Segura y Bruna Cusí, poniendo sonido a una bailarina rusa y a Abba, la protagonista de toda esta historia. 3:35 minutos de diálogo con música de fondo es algo que no nos solemos esperar en un disco de indie nacional y, pese a que puede no ser el track al que más recurriremos cuando queramos escuchar este disco, es cierto que es el proyecto más innovador en el que se ha embarcado Sidonie. Desde luego, aparte de su calidad musical, será recordado por aportar algo diferente al panorama musical.
Por lo demás, podemos disfrutar de canciones que nos recuerdan a discos pasados, como ‘Hugo del Desierto’ con reminiscencias a ‘Estáis Aquí’, canciones repletas del famoso sitar, como en ‘Ragaton’ (que nos puede recordar a ‘Los Coches Aún No Vuelan’), pero, al final, es un disco que rebosa buen rollo y vitalidad, aunque se traten temas más serios como la lucha por el calentamiento global en ‘Verano del Amor’. Es un disco de verano a pesar de haber visto la luz en octubre porque, desde luego, si tuviéramos que ponerle un color, sería todos vivos, alegres y saturados, tal y como es la portada.
No sabemos cómo ni cuándo serán los próximos conciertos de Sidonie, pero tenemos claro que después de este disco los conciertos de este grupo clave del indie nacional en los últimos años y en la actualidad serán diferentes, con más literatura y más mar, pero las mismas guitarras, el mismo rock y la misma energía de siempre. Porque no han hecho sólo un disco, sino una historia que merece ser contada cientos de veces.
Para mi han hecho su obra maestra. Un álbum en el que todo su imaginario confluye. A mi me ha volado la cabeza. Un álbum soberbio. Gracias Sidonie.