El 25 de noviembre, Madrid tiene una cita ineludible con uno de los grupos más influyentes del garage español: Perro. Ésta vez no se trata de paisanos, como van siendo la mayoría de las bandas que emergen y van rotando por las distintas salas de una ciudad amparados bajo esta ola musical. La rebeldía viene desde Murcia hasta la capital, una vez más, para hacer plausible que esta nueva tendencia que abarca prácticamente toda la Península. Con solamente tres LP, todos producidos en el último trienio, Perro ha conseguido en muy poco tiempo situarse como una banda imprescindible para que un festival de aires alternativos tenga el estatus de cierta calidad, hecho que explica su no parar en las carreteras pero todavía más su presencia en sala pequeña, donde realmente la fidelización se pone a prueba.
En su línea tan personal pero característica, Perro nunca ha abandonado sus guitarras sintetizadas y sus baterías de gran protagonismo, marcando el tempo de ritmos frenéticos y acelerados que no pueden no absorberte en un torbellino melódico que, pese no cumplir en absoluto con lo armonioso, es capaz de dotar de una particular coherencia en unos temas que llevan su marca de identidad. Esta frescura, que obedece a un sonido desgarrador y eufórico, es lo que caracteriza este cuarteto capaz de convertir el ruido en una celebración que no se comprende del todo sin la vivencia de su directo, que pide su entrega total. Con unas letras dispares pero anecdóticas, el grupo de “La Reina de Inglaterra”, su single debut, da cuenta de que con lo más sencillo uno puede crear la máxima explosividad festiva, hecho que resulta una constante en Tiene Bacalao, Tiene Melodía, Singles Brasileñas (ambos en 2013) y en Estudias, Navajas (2015).
Dudamos que lo que nos ofrezcan en la Joy Eslava consista en una presentación de éste último, el productor de cual es compartido con grupos como Dolorean o El Columpio Asesino, pues como nómadas de carretera pasa poco tiempo entre que se van y vuelven de un sitio. Y lo mejor de todo es que no hay motivo para su intermitente retorno y no le hace falta: reside en él mismo. Se trata de ver, simplemente, como son todos sus sencillos, a Perro encima del escenario encarnando la desinhibición con temas encantadoramente imperfectos, imposibles de concebir sin la confluencia disparatada pero simultánea de estos cuatro jóvenes. “En la primera fila tenemos el pogo, detrás gente con barba y a los lados chicas con cara de circunstancias”, decían en una entrevista con MondoSonoro hace casi un año. Y eso es lo que se repite en cada directo: unos más fieles que otros pero todos con el mismo denominador común, que es la curiosidad de un show del que no puedes despegarte por ser enérgico yrara avis. Y esa autenticidad tiene una cita con nosotros próximamente, como sucede con las bandas que saben echar raíces.
Antes, este fin de semana, tocarán en Bilbao y Donosti.
By Andrea Genovart