Por Dimas P.L.
Hay algo que todos tenemos sumamente claro:
Cuando fallece un músico icónico, el mundo llora su pérdida y honra su memoria.
Y no lo hace durante un par de días, de forma discreta en su habitación, no… Salen a la calle un par de recopilatorios de las mejores canciones, merchandising oficial para la ocasión y el tweet de un famoso, que dice haber sido un buen amigo del difunto, y que, paradójicamente, nos morimos por laiquear.
Muchos de los artistas que vamos a nombrar a continuación, ya sea por dignidad o por deceso, pasaron del deseo de salir en hombros tras su muerte y optaron por una opción igual de válida para endulzar su sepelio:
Eligieron por última vez un objeto valioso de su anterior vida y se sumergieron en la oscuridad de la tumba, donde ambos se pudrirán y fundirán en una sola cosa, probablemente seca y polvorienta.
De alguna manera estos tótems escogidos para la mortaja ayudan a mantener vivo su legado y sirven como símbolo de una época llena de logros.
Aquí, un vistazo a…
Músicos conocidos y los objetos con los que fueron enterrados
Johnny Cash, The Man in Black
El tipo que fue conocido como «El hombre de negro» mucho antes de que aquel farsante con problemas de estrabismo pisara como ayudante El Hormiguero.
Como sabéis, fue uno de los músicos de música country más influyentes de todos los tiempos. Era conocido por su engüiscada voz y sus canciones intemporales compuestas, a medias, con su amiga la cocaína.
Cuando Cash feneció*, fue enterrado con su guitarra acústica favorita, una Martin 000-45.
Si esta guitarra hablara daría testimonio de su pasión por el country y las mujeres ajenas.
*¿Nos quedaremos sin sinónimos de morir para este artículo?
Elvis Presley, The Hillbilly Cat
Después de su repentina óbito, el legado del Rey, cual uñas y cabello de un muerto*, continuó creciendo.
La multitud de personas que rodeó su hogar en Graceland fue un testimonio de su impacto en el mundo.
Cuando su cuerpo fue preparado para su funeral, su padre decidió que el público pudiera pasar junto a su ataúd.
Robert Kendall, el director de la funeraria, contó la conmovedora historia de cómo Lisa Marie, la reciente fallecida hija de Elvis, intentó poner una pulsera en el ataúd de su padre. La pulsera, que Lisa Marie quería darle, fue escondida en la muñeca de Elvis, bajo la manga de su traje negro, para evitar cualquier tentativa de los fans que pasaban por su lado de llevarse un recuerdo.
*Sabemos que lo de que las uñas y el cabellos de un muerto sigan creciendo forma parte de un mito falso, pero nos venía pintiparado para la analogía. Aun así, no te prives, deja tu comentario reprobatorio en el espacio habilitado bajo el artículo.
Jimi Hendrix, The Voodoo Child
Ya sabéis, el afro con bandana y uno de los guitarristas más innovadores de todos los tiempos.
Su particular estilo, con el que inflamó la guitarra, metafórica y literalmente, cambió el curso de la música rock para siempre.
Cuando dijo “basta” y se piró para el lobby, fue enterrado con su instrumento favorito: una guitarra Fender Stratocaster blanca.
Para mí, y seguramente para Jimmy, esta Fender no es una guitarra cualquiera, sino un símbolo. Un símbolo de su inmenso talento y de la zanja musical que cavó un día con su mástil en el erial que entonces era el mundo de la música.
Bob Marley, The Reggae Prophet
Bob Marley fue una super-rasta-estrella (o “Super RaStar”) mundial que llevó su música (y su, por entonces casi desconocida, religión) a las masas.
El tipo, a pesar de que se le diagnosticó un grave tumor canceroso, declinó lo de una posible intervención debido a sus creencias. No salió bien la cosa. Falleció a los 36 años.
Su funeral de estado en Jamaica fue más bien una suerte de concierto. Eso sí, memorable, con actuaciones de sus compis, los Wailers, y muchos otros.
Marley fue enterrado con una Biblia, su guitarra y un tallo hermoso de cannabis. La planta estaba en consonancia con su fe rastafari, ya que esta religión, como hemos visto en las camisetas de mercadillo junto a las del Che Guevara, considera la marihuana una planta sagrada.
Según algunos informes, Marley también fue enterrado con un balón de fútbol y lució un anillo de león que le regaló un príncipe etíope.
GG Allin, The Antichrist of Rock and Roll
Kevin Michael «GG» Allin, vocalista de Murder Junkies, fue el punk entre los punks. Conocido por su escandaloso comportamiento sobre el escenario, que incluía actos de autolesión y consumo de compresas usadas y mierdas cagadas por él*.
Las “payasadas” copofrágicas y lesivas de Allin eran algo normal en su repertorio. Casi como la presentación de temas que hacen el resto de músicos aburridos entre canción y canción.
¿Por qué se le había ido la puta olla a Allin? Bueno, aparte de ser muy punk y tal, la educación de Allin fue igualmente chunga. Sufrió abusos por parte de su padre, que amenazaba con enterrar a la familia en fosas que cavaba en el sótano. Para hacer frente a este trauma, el pobre Allin recurrió a las drogas y el alcohol, lo que finalmente le llevó a la muerte por sobredosis en 1993.
El funeral de Allin fue tan “poco convencional”, como el resto de su vida.
Pidió que lo enterraran sin limpiarlo, ni ponerlo guapo, como suele hacerse. Su cuerpo, en fermento desde hacía cinco días, pintado con rotuladores, fue expuesto en un ataúd abierto, y “alimentado” con drogas y alcohol.
Allin fue enterrado con una chaqueta de cuero, un suspensorio y unos auriculares conectados a un walkman que reproducía uno de sus álbumes. También iba a haber una botella de güisqui… pero los dolientes se la bebieron.
*Es curioso que cuando lees lo de las mierdas recién cagadas, las compresas usadas casi te parecen algo más apetitoso. No te cortes, déjanos en comentarios lo que preferirías para merendar en un concierto punk.
Chuck Berry, The Father of Rock ‘n’ Roll
Hay familias que prefieren algo íntimo y privado a la hora de realizar el funeral de un ser querido, no es el caso de la Chuck Berry Family.
Puedes buscarlo en Google. Hay hasta vídeos del icónico músico echado en su ataúd el pasado 2017. Asistieron 1.000 invitados todos ellos con acceso a cámara de fotos e Internet.
Aun así, pese al gran número de pruebas y documentos, todavía hoy se discute si Chuck fue enterrado con su mítica guitarra. Unos dicen que pese a estar suspendida en la cara interna del ataúd no cabía, otros que esa joya era demasiado valiosa como para acabar deteriorándose allí dentro.
Jim Morrison, The Yellow Lizard
No mucha gente lo sabe pero en el último tramo vital de Jim había más arrestos y problemas con las drogas que logros artísticos o musicales. Así que él y su esposa, Paula, se mudaron a París en un intento de encontrar un nuevo y auro comienzo.
Pero, fuck, París solo le ofreció la muerte.
Morrison murió repentinamente en su apartamento, tachando de la lista lo de ser del Club de los 27. La muerte oficialmente fue por fallo cardíaco, pero todos saben que las drogas jugaron un papel crucial en la partida.
Su funeral fue precipitado y caótico, vestido con un traje demasiado grande y en un ataúd barato demasiado pequeño, apenas cabía su cuerpo.
Antes de que lo sellaran para siempre, Paula recogió todas las fotos juntos que tenían en su apartamento y las metió con él en el ataúd.
Hoy en día, su tumba en el cementerio de Pere Lachaise es un lugar concurrido.
Yo una vez fui a saludarle.