Marcelo Criminal es uno de los artistas que más merece la pena reivindicar dentro de la escena alternativa contemporánea española. El murciano ha conseguido edificar un universo particular de canciones al que ha permanecido bien a lo largo de todos estos años. Su particular estilo y sonido lo-fi acompañados de su característica y grave voz ha hecho que numerosos críticos musicales se refieran a él como el Daniel Johnston español, una comparación sobre la que le preguntamos recientemente en una interesante entrevista en la que charlamos de algunas de sus influencias y principales gustos. Hoy toca hablar de su disco más reciente «La última casa de apuestas» publicado hace unas semanas por Sonido Muchacho, y que supone un punto de inflexión en su carrera.
En «La última casa de apuestas» nos encontramos con un total de 22 canciones, de las cuales ninguna supera los tres minutos y medio de duración. Son por tanto pequeños momentos de lucidez con melodías aparentemente sencillas, pero que acaban conjugando una buena mezcla de géneros: Twee Pop, Slacker Rock o Bedroom pop son solo algunos de los sonidos que conforman esta colección de vivencias enmarcadas dentro del costumbrismo español y entre cierto realismo mágico. Y es aquí donde llegamos a las letras, que son profundamente ingeniosas, irónicas y conmovedoras. Solo hay que echar un vistazo a la cuenta de Twitter de Marcelo Criminal para poder ver sus recomendaciones literarias -entre las que podemos encontrar nombres como Alejandro Zambra, Mariana Enríquez o Sara Mesa– para darnos cuenta de que es un gran letrista que se ha inspirado en grandes autores literarios.
El disco comienza con algunas reflexiones existencialistas en «Cómo negociar en Qatar» o «Miedo a salir de noche» junto a pequeñas referencias sociopolíticas como en la frase «me parece que soy la pesadilla de Karl Marx porque necesito mucho y casi no puedo aportar» que más que para posicionarse o tomar partido sirven para contextualizar y añadir más riqueza a las emociones que describen sus letras.
El recuerdo y la representación de las vivencias comunes sigue en «Café de máquina» uno de los principales singles promocionales de este nuevo disco, y en mi opinión el tema más redondo de todo su conjunto. Y es que su aire nostálgico hace que pueda teletransportarme con total claridad a aquellas tardes de estudio intensivo en la biblioteca en las que acabas haciendo amistades en la máquina de café mientras te preguntas qué es lo que realmente quieres hacer con tu vida.
A pesar de la estética luminosa del disco, «La última casa de apuestas» también cuenta con reversos realmente oscuros, como «Himno de la avenida de Juan Carlos I» en el que parece hablar del lado tenebroso de la ciudad, oculto a primera vista, pero tremendamente latente, o «El día que murió Pedro Sánchez» cuya letra posee una aterradora verosimilitud dentro de los turbulentos tiempos que corren. Para esta canción además cuenta con la ayuda de Nacho Vegas, otro de los grandes letristas de los últimos años y con el que establece una estupenda fusión generacional.
Otro de los momentos más destacados del disco llega en «El Corte Inglés» con una estructura guitarrera bastante más marcada y certera, casi rozando el noise pop. La parte final contiene una guitarra que al menos a mí me ha recordado bastante a los punteos de Dean Wareham en Galaxie 500 o Luna. Palabras mayores.
En el último tramo del disco seguimos descubriendo nuevos sonidos, como en «Fran Fernández, fan de Flash» «Otra Noche Más» con una base bastante bailable o el final electrónico de «Lo últimos días» que marca el punto y final del LP.
Está claro que si fragmentamos el disco y escuchamos todas las canciones por separado «La última casa de apuestas» cuenta con algunos altibajos, pero la escucha continuada de todos los temas lo convierte en una experiencia muy variada y gratificante: Las canciones son mejores unidas que separadas. Esto hace que cada canción pueda encontrar su significado y que la imperfección sea parte del encanto del disco. No sabría afirmar si este es el mejor disco de Marcelo Criminal, pero sí que me ha parecido el más ambicioso y completo.
Edición Física de La última casa de apuestas
«La última casa de apuestas» cuenta con una preciosa edición en vinilo ilustrada por Anabel Colazo en el que la fantasía es la gran protagonista. Cuenta con varias ilustraciones repartidas en portada, contraportada, láminas interiores y el propio vinilo, en las que una joven maga con apariencia de un RPG de los antaño es la gran protagonista.
Además, desde la web de Sonido Muchacho podéis conseguir una edición especial con un rasca y gana que tiene como premio un concierto privado de Marcelo Criminal. Este detalle encaja a la perfección con el título del disco y además sirve como coleccionable, ya que cada resultado cuenta con su propia ilustración.
El vinilo posee un vibrante color naranja tipo fuego que destaca bastante en cualquier reproductor. A pesar de contar con un total de 22 canciones, la mayoría son de corta duración, por lo que todos los temas están presentes en un único vinilo con dos caras.
Tracklist de La última casa de apuestas
01 Como negociar en Qatar
02 Miedo a salir de noche
03 Nueva sinceridad
04 Renovarse o morir
05 Café de máquina
06 Himno de la Avenida de Juan Carlos
07 Bromazepan
08 Musica relajante para estudiar
09 Canción para llorar
10 Lotería y apuestas del Estado
11 El día que murió Pedro Sánchez (con Nacho Vegas)
12 Mi propio infierno
13 Qué hacemos luego
14 El Corte Inglés
15 CAFD Alegría
16 Fran Fernández fan de Flash
17 Examen de conciencia
18 Me quedé encerrado (en el baño del psicoanalista)
19 Pudo ser campeón mundial de sudokus
20 Otra noche más
21 Labiodental
22 Lo últimos días
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