Me habían ganado antes de empezar. La decoración, el ambiente y el olor a Latinoamérica se sentía de una esquina a otra de la sala Caracol. El Festival Charco llenaba de música la capital una nueva fecha (este viernes tiene su plato fuerte con Los Planetas y Nacho Vegas) y lo hacía con unos argentinos que llamaban al baile y a la vida.
El Remolón, aquí abajo, se encargó de poner en movimiento a toda persona que le corriera sangre por las venas. Su electro-cumbia, por así decirlo, invitaba a dejarse llevar y a la sonrisa. Se lo puso fácil a los compatriotas que recogerían su testigo unos minutos después.
Ellos eran Onda Vaga, auténticos ídolos en su país natal. Muy queridos en España, quizás no tan conocidos como deberían. Escúchales. Te atrapan. «Tataralí» por aquí, «Mambeado» por allá. Comenzar no siempre es fácil, pero con su total conjunción es sencillo.
Los instrumentos de viento tampoco faltaban a a la cita. Así todo suena mucho mejor. Más épico, más apetecible. «Como que no«, «Continente de Perlas«, «Forma de Mujer«, una fan japonesa que se recorrió España para verles, para no perderse ninguna de sus actuaciones. Todo fluía sin prisa, embelesando los oídos de las personas que les observaban delante del escenario.
Cuando el balanceo del público ya era incesante e hipnótico, el concierto llegaba a su fin. Madrid ya no era Madrid. Una calle bonaerense aparecía al cruzar la puerta de la sala. No era una ilusión óptica, era el poder de un sonido capaz de trasladarte a cualquier lugar de Sudamérica que imagines. Un lugar atractivo, especial e inolvidable.
Ese sentimiento volverá pronto (y Onda Vaga también).
Crónica by Ray Vegas. Fotos by Cristina Pareja.