Jessy Lanza en concierto es discreta y elegante. No gusta de acaparar todo el protagonismo y prefiere dejar que el público tome la iniciativa a la hora de conectar con sus canciones. El sábado 11 de marzo, Lanza subió al escenario de Moby Dick para presentar su segundo largo, Oh, No, que lanzó el verano pasado y que le ha posicionado como una productora destacable a tener más que en cuenta dentro de la escena.
En la hora que duró el concierto aproximadamente, los espectadores, que casi copaban la sala, se dejaron llevar a gusto por las melodías sutiles y puntiagudas de la artista canadiense. El movimiento de los escuchantes desvelaba que el bit soterrado de electrónica y R&B de Lanza calaba hondo. En los cuerpos, sutiles impulsos eléctricos se sucedían en continuo y todos bailaban embriagados por el gusto. No fue hasta la llegada de los principales hits que la expresividad estalló. Con It Means I Love You y VV Violence, el público coreó las letras de los estribillos con emoción y eso hizo que Lanza, que pasó la mayor parte del tiempo apostada tras la mesa, se soltara y se aproximara a las primeras filas. El concierto concluyó sin bises y la productora se despidió de la audiencia con la misma modestia con la que comenzó el directo.
Aprovechando su visita a Madrid, hablamos con ella para saber sus impresiones acerca de la grabación del disco, de cómo es dar clase de música en Canadá, del poso que Céline Dion y Bryan Adams han dejado en su país y de lo que significa la música para ella.
¿Qué es lo que más celebras de la música? Tanto como oyente común como como productora.
La música para mí siempre ha funcionado como vía de escape. Tanto cuando estoy haciendo música como cuando la estoy escuchando. Es agradable pensar en ser capaz de evadirse por un tiempo cuando escuchas un álbum
¿Qué es lo que más te gusta y lo que más odias de ir de gira?
Me encantan tocar en los conciertos, pero el aeropuerto me pone nerviosa y cuando eso ocurre, acabo enfadándome por las cosas más estúpidas.
¿Cuáles son tus canciones favoritas de Oh, No y Pull My Hair Back? ¿Por qué?
La verdad es que no tengo favoritas. Las más rápidas son más divertidas de tocar porque la gente suele gritar conmigo mientras suenan.
¿Cómo ha sido el proceso de grabación Oh No? ¿Cómo ha sido de diferente con respecto al de Pull My Hair Back?
Me sentía más segura grabando Oh, No, porque terminé por aceptar que si a nadie le gustaba, estaba bien, no pasaba nada y continuaría. Una vez que superé mis dudas grabar este disco se convirtió en algo realmente divertido.
Junior Boys, Arcade Fire, Austra, Tegan and Sara, Metric, tú… Canadá ha dado un montón de buenos artistas. ¿Crees que hay una sensibilidad especial a la hora de apreciar la música?
No creo que sea diferente a cualquier otro sitio, salvo, tal vez, por el poder estelar de Céline Dion y Bryan Adams que brilla sobre nosotros.
Como antigua profesora de piano, ¿cómo es la enseñanza de música a los niños en Canadá? ¿Se les inculca un respeto particular por la música y la cultura? ¿Qué podrías contarme de tu época como profesora? ¿Lo echas de menos?
Jaja, no inoculo un respeto por la cultura en absoluto. Me gusta animar a los niños a que jueguen y canten lo que quieran. De vez en cuando les recomendaba algo que creía podía gustarles, pero es mejor dejar que elegir sus propias piezas. Me gusta enseñar y me gustan los niños pero todavía me gusta más viajar y hacer mi propia música.
Katie Stelmanis, de Austra, y tú, compartís rango vocal de soprano. ¿Alguna vez trabajarías con ella en alguna canción? ¿Os conocéis?
No conozco a Katie, ¡pero apuesto a que es genial!
¿Qué artistas admiras?
Harumoi Hosono y Yellow Magic Orchestra son grandes inspiraciones para mí.
¿Qué esperas de la música?
Nada. Para mí, el camino a seguir es no tener expectativas.
¿Dónde te ves en 10 años?
Jajaja, no tengo ni idea. Haciendo música felizmente, espero.
Entrevista y Crónica by Marieta Zubeldia