La música ha sido una de las principales encargadas de vestir el ambiente de león la pasada semana. El abanico de conciertos comienza a abrirse para combatir el frío, y la Sala Gran Café se ha ocupado de darnos calor a base de buenos directos.
Guadalupe Plata fueron los protagonistas absolutos del jueves, prácticamente rozando el sold out, y con un público realmente expectante que los recibía con los brazos abiertos. El trío dio sus primeros pasos con 3 largas piezas instrumentales, a modo de calentamiento. Los de Jaen manejan una técnica exquisita, y eso se nota en cada acorde, o en la perfecta sincronización de la que hacen gala, (especial mención al ritmo seguido por el batería).
Poco a poco, aparecieron todos los ingredientes necesarios para un buen concierto de rockabilly: Guitarra tenaz, un bajo juguetón, batería técnica y una voz de fuego. Entre sudores llegamos a la explosión final; altamente celebrada y esperemos que con segunda parte.
El viernes fue el turno de Pablo Und Destruktion, para el que se conformó un ambiente algo más relajado y reposado que la noche anterior. Sorprendió la potencia que mostraron sobre las tablas a pesar de ser únicamente dos músicos sobre el escenario. No hacía falta más. Con Pablo manejando guitarra y efectos de teclado, y un batería totalmente entregado, muchos de los temas de «Predación» resonaron en nuestro pecho durante toda la noche. «Puro y Ligero» hizo los honores de presentación con sus más de 6 minutos de art rock de primera clase. Se intuía ya que Pablo estaba bastante metido en el concierto, hilando todas sus canciones prácticamente sin pausa e incluso bajando del escenario a escenificarlas.
Lo bueno de estos conciertos íntimos, es que se prestan bastante a la interacción el público. En esta ocasión hubo anécdotas, historia musical y hasta una moraleja. El BIS llegó con una pequeña sorpresa; una nueva canción cuya letra había sido terminada la noche anterior. León siempre será su segunda casa.
By: Daniel Santamaría