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La vida laboral es caprichosa, pero tiene sus detalles, y aunque te quite caramelos, como disfrutar el jueves de Les Arts PRO, te deja regalitos, como escapar a tiempo de llegar al concierto de Supersubmarina en el recién inaugurado Festival de les Arts de Valencia. Los andaluces se batirán sobre las tablas con(tra) Izal durante todo el verano en millones de festivales, en un combate en el que, desde luego, ganamos todos.  Después de verles en el último SanSan, donde el show dejó el ambiente algo insulso, sorprendieron para muy bien con una mayor interacción con el público, con arengas a las masas para unirse a la fiesta, y con un mayor desparpajo que animó a bailar y cantar hasta las últimas filas del público. Un buen día lo tiene cualquiera, y “el mejor concierto del festival” sigue retumbando en el eco de la que fuera vega del Turia.

Con la pena de no llegar a tiempo de verles, preguntamos por Dorian y encontramos respuestas dispares. Los fans amaron el concierto, íntimo y calmo con su gran orquestación. Para los que no conocían su discografía, les pareció demasiado relajado, más propio de una sala o un teatro. Pero es lo que tiene arriesgar reinterpretando tus canciones con instrumentos más orquestales, una apuesta en la que para unos se gana, y para otros se pierde, pero que ante todo, hay que valorar en su valentía.

Tras el concierto, reponemos fuerzas, con unos precios más que razonables para tratarse de un festival de estas características. Con detalles como que los vasos no lleven más hielos que bebida, lo cual, la verdad, se agradece (repitiendo consumición). Y con las pilas cargadas llegamos al plato fuerte de la noche: The Sounds. Capitaneados por la indomable Maja Ivarsson, ofrecieron movimiento y desenfreno en un espectáculo donde la frontwoman del grupo, ese animal del escenario, acaparó cada minuto del concierto escupiendo (a veces literalmente) hit tras hit de su repertorio. Todo un espectáculo, literalmente.

Y así acabamos un día exprés de festival, con ganas de más pastel, así que era el momento de probar las Post Parties oficiales de Les Arts. Por recomendación de los parroquianos, un taxi nos acerca al Play Club, donde la fiesta continúa (con acceso privilegiado para los asistentes del festival) algunas horas más hasta dejarnos doblemente satisfechos.

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Segundo día de festival, más largo y más grupos que ver. A tiempo de ver a Izal, nos preguntamos por qué un grupo con tanto tirón se programa tan pronto. Joder, ¡que aún había sol! Lo que no impidió que fuera posiblemente el concierto más multitudinario y celebrado del festival. Un setlist completo, un sonido redondo, mucha destreza al instrumento y al micro, y muchas ganas del respetable, hicieron que fuese uno de los conciertos más recordados del festival, al que sólo se le puede pedir, quizás, un poco más de juego con el público. Aunque esta vez, parece que Supersubmarina sacó ventaja. Esperaremos gustosos la revancha.

Fue un momento irrepetible acabar el concierto disfrutando de un atardecer en un entorno tan inusual para un festival de estas características. Parece que por fin la Ciudad de las Artes y las Ciencias descubre una utilidad con la que sacarle partido, aunque no sea dentro de ninguno de sus edificios. Los planos aéreos de las cámaras, proyectados en las pantallas gigantes, nos dejaron imágenes imborrables en las que se mezclaban formas blancas, seres coloridos y naranjas del atardecer.

Con la difícil duda de elegir entre Anni B Sweet, Band of Skulls o la pantalla gigante con la final de la Shempions (se agradece), optamos por probar con la primera que, con su buen hacer, sobrada de elegancia, y consiguiendo reconvertir unas canciones tan relajadas como las suyas en un recital bastante animado, se llevó el gato al agua y no dejó que la abandonáramos hasta el final de su actuación.

Después de otro breve impass para disfrutar de la rampa de skate y la zomos con los veteranos, que no defraudan, escapamos a mitad de concierto para echar un ojo a lna de foodtrucks, otra decisión complicada: ¿descubrir a Mourn o redescubrir a Lori Meyers? Los jóvenes catalanes, recién llegados del Primavera Sound, son valientes por naturaleza. Una formación atípica – en la línea del ancestral Deviot – y una intensidad que recordaba a bandas como Nirvana. Posiblemente el concierto más rockero del festival, que nos alivió la pena de perdernos un himno como “Mi realidad” de Lori Meyers.

Enseguida nos dirigimos a ver a Is Tropical, una de las promesas del día, que no defraudaron en absoluto, gracias a la locura de una vocalista que no dudo en quitarse el calor y la ropa, quedándose descalza y metiéndose al público en el bolsillo, colándose entre ellos. Sin duda, fueron las mujeres las protagonistas de este festival, dando mucho juego con mucho carácter, fiesta y desparrame. Tomen nota, caballeros.

Y por último, otra difícil decisión. Comenzamos con The Wombats, donde no dejamos de bailar viendo cerca el fin del festival y animados por ritmos tan imparables en directo como “Let’s Dance to Joy Division”. Una sesión de cierre que compaginamos con Toundra. Llevábamos tiempo queriendo escuchar en directo lo nuevo de estos Músicos (sí, con mayúsculas) que, con su propuesta instrumental, dejaron boquiabiertos con un show en el que disfrutaron tanto o más que el público con su propia Música (sí, otra vez con mayúscula). ¿Con cuál nos quedamos de los dos? ¿Quieres más a papá o a mamá? Pues con los dos porque, como comentó durante un tema de Toundra alguna veterana crítica musical bastante conocida en el circuito mediático: “Los primeros son más animados, pero éstos son más guays.

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Resumiendo: 22000 personas no pueden estar equivocadas (y menos aún sabiendo que seguramente, si pueden, repetirán). 22000 personas para un festival novato no es ninguna tontería, que toda esa gente no cabe en mi habitación. ¡Que vuelva que vuelva! Y, si puede ser, con nuestra propuesta loca: que no vacíen el agua, a ver qué tal está ver un festival con los pies fresquitos y en remojo.

By Pablo Abad