Por Irene Naranjo
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Cuando una se enfrenta a una nueva película de Judd Apatow, no puede evitar contar en el escritorio de su mente con varios post-its de diferentes tamaños y colores, siendo los más llamativos en este caso aquellos que llevan escritos Love y Si fuera fácil.
De esta forma me enfrenté a los primeros minutos de El rey del barrio, con ganas. Sin embargo, a medida que iban pasando los minutos, ese Apatow que esperaba, de alguna forma, no estaba allí por completo. Una sensación parecida a cuando te encuentras con tu ex por la calle. Es la misma persona, pero ya no. En este caso han pasado cuatro años desde el romance entre Guy y Mickey. (Tengo que reconocer que entre medias no he quedado más con Judd. Nuestra cita en Crashing sigue pendiente). Las expectativas, desde luego, estaban por las nubes.
Aquí entra en juego un nuevo personaje: Pete Davidson. Me enteré tarde de que la película es una semi biografía de la vida de este actor y comediante estadounidense. Un punto que emocionará a los seguidores de Saturday Night Live. ¿Te imaginas una película sobre la vida de alguno de los actores de Muchachada Nui? (Ya paro).
De eso trata, de acompañar al personaje del actor interpretado por el propio Davidson con Staten Island más que de fondo. Y es que el distrito neoyorquino se respira constantemente en la película, añadiendo un toque cálido de barrio a esta especie de perdedor. Más que perdedor, una persona asfixiada por su pasado, abrumada por su presente y harta del futuro. Uno de esos vagos que ya reflejaba en su momento Richard Linklater en los 90. O la atmósfera de la obra maestra de Jonah Hill, En los 90. El típico chico que se pasa las horas fumando porros con los colegas y pensando qué quiere ser de mayor mientras ya se hace mayor. Y mientras, se enfrenta al trauma de un padre bombero que murió en un accidente. Accidente con fecha 11 de septiembre que introduce de forma muy sútil y casi imperceptible el atentado de 2001.
Se añade así una nueva capa: el mundo de los bomberos visto desde la familia. Y el hecho de que las profesiones y decisiones personales tienen consecuencias en las personas queridas. Algo que a su vez se observa en la película a través del personaje materno, interpretado por una extremadamente natural y brillante Marisa Tomei. Y no con tantas tablas, pero sí sorprendente, el personaje de la hermana pequeña (Maude Apatow). Qué decir del inigualable Steve Buscemi, que de forma infalible ilumina cada pantalla por la que aparece.
En definitiva, unos minutos agradables, con reflexiones interesantes en las que se intuye el humor de este gran creador, pero que dejan un sabor incompleto.
Sinopsis de El Rey del Barrio
Scott (Pete Davidson) sufre un bloqueo mental y de desarrollo personal desde que su padre, que era bombero, murió cuando él tenía siete años. A medio camino entre los veinte y treinta años no ha conseguido nada en la vida, pero tiene en mente un improbable sueño: convertirse en un tatuador de renombre. Mientras su hermana pequeña (Maude Apatow, la serie “Euphoria”, de HBO) está a punto de irse a la universidad, Scott sigue viviendo con su agotada madre (la oscarizada Marisa Tomei), una enfermera de Urgencias, y malgasta el tiempo fumando porros, quedando con sus colegas -Oscar (Ricky Velez, Master of None), Igor (Moises Arias, A dos metros de ti) y Richie (Lou Wilson, la serie “The Guest Book”)- y viéndose en secreto con su amiga de la infancia, Kelsey (Bel Powley, la serie “The Morning Show”, de Apple TV+). Pero cuando su madre empieza a salir con un bombero bocazas llamado Ray (Bill Burr, la serie “F is for Family”, de Netflix), se desencadena una serie de acontecimientos que obligarán a Scott a enfrentarse a su dolor y a dar sus primeros pasos hacia una vida de verdad.