Por Dimas Pardo

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Ver una peli proyectada por la gente de la Cutrecon es un acontecimiento inigualable de acercamiento al cine. A la altura de haber alquilado una peli para el finde en un videoclub de los ochenta o haberte pajeado con el mejor porno codificado del Plus. Nadie, absolutamente nadie que no haya ido puede explicar el subidón que da ver una peli entre gritos y risas. Porque claro, en las películas proyectadas por la Cutrecon se hace TODO lo que no puedes hacer en el cine convencional: beber cerveza mientras desparramas las palomitas, comentar en voz alta las absurdidades que hacen los protagonistas, gritar y aplaudir cada vez que muere alguien, jalear los títulos de crédito, bailar y coreografiar las canciones diegéticas de la cinta, platicar con tus compañeros la burrada que acabas de ver hacer a un extra y, por supuesto, rebuznar chistes de todos los colores y condiciones para recibir el aplauso y la carcajada de la sala.

Para que todo esto ocurra, lo mejor es elegir, para proyectar, la peor película de todos los tiempos. Uno no puede hacer todos los chascarillos que quisiera mientras llora a lagrimal pleno con La lista de Schindler o Lilja 4-ever. Y eso de elegir la peor película lo hacen como nadie los chicos de la Cutrecon, el Festival Internacional de Cine Cutre de Madrid, fieles encargados de que el legado del “cine más gamberro, involuntariamente malo y divertido” persista.

Esta vez la velada aconteció en la expornográfica Sala Equis de Madrid. Un lugar de lo más cool para ver cine y tomarte algo, ahora que ya no puedes masturbarte en sus pases. La cosa era cubrir la festividad, inculcada por series norteamericanas, de Halloween. Para ello los de la Cutre tuvieron a bien concentrar a su gente, disfrazada de todo pelaje, y de la que resalto a las drags dark que tenía a mis espaldas, para disfrutar de un peli de terror cochombrosa, como es “Noche En El Tren Del Terror”.

sala equis 2

Personalmente no recomiendo ver esta peli sin colegas o drogas, ambas son necesarias y de ambas tuve en el pase. Y si no lo recomiendo es porque esta peli de 1985 dirigida por (John Carr, Phillip Marshak, Tom McGowan, Jay Schlossberg-Cohen, Gregg C. Tallas) cinco directores, es toda una blasfemia cultural. Te lo expongo en cinco anotaciones, tantas como directores:

Primer dato: La peli es un pastiche y remiendo de tres películas de las cuales solo una pudo estrenarse. Cogieron el material inconcluso de dos, recortaron el de la tercera y las unieron con un pegamento cuya apetecible sinopsis es: “Dios y Satanás discuten en un tren el destino de las almas de tres individuos. La suerte está echada”.

Segundo dato: Los vídeos de un preadolescente en TikTok tienen mejor montaje que esta absurdez, que llega a ser tan difícil de seguir, por los cortes de plano, que en ningún momento sabes de qué va realmente. Al menos hasta que te das cuenta que ya llevas un par de cervezas artesanales de alta graduación para poder digerir el argumento.

noche tren terror

Tercer dato: Si hay un nexo común, aparte de Dios y el Diablo montados en un tren, para hilar las tres historias que componen la película, ese nexo es “Tetas”. Cualquier excusa encontrada por el director(es) para mostrarlas y subrayarlas es indecente y poco fortuita. Sin llegar a dar para paja.  Todos lo pensamos, aprovechando la oscuridad y el pasado de la sala. “Quien tuvo retuvo. No pasa nada si echo aquí el grumo”, fue el pareado.

Cuarto dato: Como eran los ochenta, al creador(es) de este feto fílmico no se le ocurrió otra cosa que, también, calzar un videoclip entre todo este entramado sin cabeza. Así que tendrás la oportunidad de bailar con calentadores preguntándote qué coño hace una banda poppy, cuyo cantante es clavado a un Fernando Torres adolescente, saliendo, una y otra vez  a escena, sin que el guión lo requiera o explique.

Quinto dato: ¿Da realmente miedo? Punky Brewster abrazada a su perro y en pijama daba más miedo. Aquí solo tienes escenas con látex empapado en sangre falsa y gente con cara de malo en segundo plano, cuchillo en alto. Ves tetas. Unas 15 conté yo. Te ríes. Y te reto a encontrar a un ser tan sensible y asustadizo como para que lo pase mal con esta película.

No quiero acabar esta crónica y “análisis drogoespecializado” sin dejar caer que los de la Cutrecon planean hacer esto más a menudo, quizá una vez al mes, y pediros que os animéis, porque joder, con ellos se vive el cine como si fueras un crío, pero ahora con mayor vocabulario e ingenio para desacreditar a berridos y desdoros a la película mientras ésta todavía está presente.